Un matrimonio de lesbianas logra el bautizo de su hijo, Noel, el segundo caso de este tipo en la Región
Dios hizo libre al hombre, y puso a su disposición un Paraíso para que fuese feliz, amase y procreara, pero la inmensidad del amor divino no calculó que -muchos siglos después- el hombre promulgaría el Derecho Romano y el Derecho Canónico, entre otras normas, que estipulasen las formas correctas de amar o unas determinadas maneras de procrear. Pensó en el amor y la felicidad.
La felicidad de Inma Rosa y de Elisa Herrero, que en la intimidad se declararon el amor y este dio lugar a vida en convivencia hace ahora 14 años, refrendado en matrimonio civil hace cuatro años: «Llevamos seis años inscritas como pareja de hecho, y cuatro casadas», dijeron, ante la iglesia parroquial de San Bartolomé de Beniel, momentos antes de bautizar a su hijo Noel Herrero Rosa, según lo habían inscrito en el Registro civil.
«Estamos muy contentas, queremos que nuestro hijo sea bautizado en la fe cristiana y reciba el mismo trato, educación y cariño que su demás vecinos», señalaban emocionadas momentos antes de que Noel recibiese las aguas bautismales. «La familia nos ha apoyado mucho, y también la parroquia; hemos asistido, junto a sus padrinos, a todas las catequesis». Una teóloga ha sido la responsable de preparar y educar en la fe y en el amor cristiano a quienes acogen en su seno a un nuevo ser para que fuese bautizado.
Inma Rosa es la madre biológica y, como es tradicional en la huerta, acunaba ayer mañana entre sus brazos, abrigado con un mantón blanco, a su recién nacido. La emoción de su pareja, Elisa, que no se apartaba de ellos, era más que evidente, así como la de los padrinos, Moisés Rosa y Lidia Nortes, y de los familiares -principalmente de El Raal y Beniel- que les acompañaban en el evento religioso.
«Noel, yo te bautizo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo», decía el párroco de San Bartolomé depositando las aguas sobre la pila bautismal del siglo XVIII -donde también fueron bautizados los Marqueses de Beniel- cuando sonaban las 13.45 horas en el reloj de la torre de la iglesia.
Este acontecimiento es excepcional -según fuentes eclesiásticas es el segundo que se celebra en la Región y precisa de trámites especiales-; de hecho, se lleva a cabo porque la Iglesia reconoce la línea materna, es decir, que hay un recién nacido, una madre y el deseo de que el niño sea bautizado. Y este sacramento no se le puede negar, de acuerdo al Derecho Canónico.
Sin repique de campanas
A las 14 horas concluyó el acto religioso pero las campanas no repicaron como en cualquier otro bautizo, incluso solo fue bautizado Noel y en horario diferente al establecido por la parroquia. No se quemó pólvora en la puerta de la iglesia pero sí en las proximidades de Los Pinochos, donde Noel crecerá en un ambiente de amor.
Inma y Elisa le protegían abrazadas bajo un gran paraguas por la Avenida del Reino, camino de su casa, pues la lluvia, que todos queremos, empezó a caer al concluir su bautismo. Fue bendecido por el agua divina y agraciado por el agua de la naturaleza. Noel es nombre que procede del latín y dicen que suele relacionársele con las relaciones humanas, la vida y el hogar, y que ama la amistad, la responsabilidad y la legitimidad, de pensamiento previsor y práctico.
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