
CALAÑÉS CEHEGÍN/ La Verdad
«Ví como el coche se iba al camión, pero mi grito de aviso a Zenón no llegó a tiempo. Todo transcurrió en un segundo». Carmelo Manzanares recordaba ayer por la tarde de forma vívida el accidente que le costó la vida a Zenón López, de 45 años, y a su hijo, Sergio, de 14, el pasado domingo en Jumilla, en la N344. «Ellos murieron en el acto. Y yo me dí cuenta de que habían fallecido», añadía Carmelo, el único superviviente del brutal choque. «Me llevaron al hospital comarcal Virgen del Castillo de Yecla, donde me atendieron de las contusiones y me dieron unos puntos de sutura en un brazo. Esa misma noche me llevaron a Elche donde vivo».
Carmelo compartía con Zenón y Sergio la afición al ciclismo. Todos los fines de semana venía de Elche y se instalaba en el camping La Rafa. El fatídico domingo, los tres volvían de llevar a Sergio a participar en una prueba de bicicleta de montaña en la ciudad manchega de Caudete. Fue precisamente en esta carrera donde el joven estrenó su carné federativo. Apenas terminada la prueba, habló con su madre por teléfono para decirle que había ganado un trofeo. De regreso de Caudete, venían hablando de la prueba. El padre conducía el coche, a su lado iba Carmelo y en la parte de atrás, a la altura del conductor viajaba Sergio. Llegaron al kilómetro 13 de la N344 en Jumilla. Y cuando el reloj marcaba las dos y media de la tarde, se produjo el terrorífico choque, que se cobró la vida de padre e hijo.
Zenón era obrero en la fábrica de mármol de Torremar. El hijo estudiaba tercer curso de la ESO en el Instituto Los Cantos de Bullas. Tanto ellos como Carmelo pertenecían al Club Ciclista Bullas.
Día de luto
Ayer a las cuatro de la tarde tuvo lugar el entierro de las víctimas, que desde el tanatorio de Bullas hasta el Cementerio fueron llevados a hombros por amigos y familiares. Detrás de los féretros caminaba Encarnación López, la esposa y madre, entre constantes sollozos de dolor, así como también el resto de familiares y amigos.
Asistieron al entierro autoridades de Bullas y de Cehegín, y en ambas poblaciones se decretó el día de ayer de luto. Vecinos de El Chaparral y ambas poblaciones acompañaron, en gran número, a esta familia rota por el dolor de la pérdida de padre e hijo. La familia ha quedado reducida a la madre y a otro hijo de ocho años de edad.
Carmelo compartía con Zenón y Sergio la afición al ciclismo. Todos los fines de semana venía de Elche y se instalaba en el camping La Rafa. El fatídico domingo, los tres volvían de llevar a Sergio a participar en una prueba de bicicleta de montaña en la ciudad manchega de Caudete. Fue precisamente en esta carrera donde el joven estrenó su carné federativo. Apenas terminada la prueba, habló con su madre por teléfono para decirle que había ganado un trofeo. De regreso de Caudete, venían hablando de la prueba. El padre conducía el coche, a su lado iba Carmelo y en la parte de atrás, a la altura del conductor viajaba Sergio. Llegaron al kilómetro 13 de la N344 en Jumilla. Y cuando el reloj marcaba las dos y media de la tarde, se produjo el terrorífico choque, que se cobró la vida de padre e hijo.
Zenón era obrero en la fábrica de mármol de Torremar. El hijo estudiaba tercer curso de la ESO en el Instituto Los Cantos de Bullas. Tanto ellos como Carmelo pertenecían al Club Ciclista Bullas.
Día de luto
Ayer a las cuatro de la tarde tuvo lugar el entierro de las víctimas, que desde el tanatorio de Bullas hasta el Cementerio fueron llevados a hombros por amigos y familiares. Detrás de los féretros caminaba Encarnación López, la esposa y madre, entre constantes sollozos de dolor, así como también el resto de familiares y amigos.
Asistieron al entierro autoridades de Bullas y de Cehegín, y en ambas poblaciones se decretó el día de ayer de luto. Vecinos de El Chaparral y ambas poblaciones acompañaron, en gran número, a esta familia rota por el dolor de la pérdida de padre e hijo. La familia ha quedado reducida a la madre y a otro hijo de ocho años de edad.
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