A. NEGRE MURCIA/ La Verdad
Las cicatrices le surcan parte del pecho, descendiendo hasta la cara interna de uno de sus brazos y parte de la espalda. El rostro no se libra, tampoco, de las señales, que aún le rodean los labios. Ha perdido parte del sentido del gusto, sensibilidad en los labios y es incapaz de abrir del todo la boca. Ésa es la realidad que actualmente vive la joven a la que Yéssica Jazmín García roció el 3 de agosto de 2006 con sosa cáustica y agua hirviendo. Lo hizo porque sospechaba que ésta mantenía una relación con su ex novio. Lo hizo por celos.
La acusada apenas pronunció palabra en el transcurso del juicio que se celebró ayer en la Audiencia Provincial de Murcia por dos delitos de lesiones. Esta colombiana, en prisión desde 2007, reconoció haber arrojado sosa cáustica sobre el que fuera su ex novio y una amiga de éste. Lo hizo en la cocina de la cafetería Tívoli, donde trabajaba, al término de una reunión a tres que había organizado para tratar de solucionar sus problemas. Su ex compañero sentimental era, además, el propietario de la cafetería y la otra chica trabajaba en otro local que este mismo hombre tenía en el municipio. Al término del diálogo, ambos abandonaron la cocina y la acusada puso a calentar agua hirviendo y vertió la sosa cáustica. Una compañera de trabajo, tras observar la maniobra, avisó al dueño, que regresó a la cocina. Tras forcejear con él, la acusada logró verter parte del líquido sobre el hombre que, sin embargo, ha renunciado a cualquier responsabilidad civil o penal sobre ella.
La peor parte recayó, sin embargo, sobre la otra mujer. Yéssica la persiguió hasta la calle y, aprovechando un descuido, le arrojó el resto de la sosa. Esta mujer fue ayer reconocida, en privado, en una de las salas del Palacio de Justicia de Murcia por tres médicos forenses. Todos ellos determinaron que la chica sufre unas secuelas «bastante importantes». Para recomponer su piel, los médicos tuvieron que extraer un injerto de la cara interna del muslo izquierdo.
Yéssica, que se entregó voluntariamente a la Policía en agosto de 2007, se conformó ayer con una pena de seis años y tres meses de prisión. Una condena que reduce a la mitad la petición inicial del Ministerio Fiscal. La acusada deberá, además, indemnizar a la víctima con 154.000 euros. Al término de la vista la colombiana manifestó «sentir mucho lo sucedido».
La acusada apenas pronunció palabra en el transcurso del juicio que se celebró ayer en la Audiencia Provincial de Murcia por dos delitos de lesiones. Esta colombiana, en prisión desde 2007, reconoció haber arrojado sosa cáustica sobre el que fuera su ex novio y una amiga de éste. Lo hizo en la cocina de la cafetería Tívoli, donde trabajaba, al término de una reunión a tres que había organizado para tratar de solucionar sus problemas. Su ex compañero sentimental era, además, el propietario de la cafetería y la otra chica trabajaba en otro local que este mismo hombre tenía en el municipio. Al término del diálogo, ambos abandonaron la cocina y la acusada puso a calentar agua hirviendo y vertió la sosa cáustica. Una compañera de trabajo, tras observar la maniobra, avisó al dueño, que regresó a la cocina. Tras forcejear con él, la acusada logró verter parte del líquido sobre el hombre que, sin embargo, ha renunciado a cualquier responsabilidad civil o penal sobre ella.
La peor parte recayó, sin embargo, sobre la otra mujer. Yéssica la persiguió hasta la calle y, aprovechando un descuido, le arrojó el resto de la sosa. Esta mujer fue ayer reconocida, en privado, en una de las salas del Palacio de Justicia de Murcia por tres médicos forenses. Todos ellos determinaron que la chica sufre unas secuelas «bastante importantes». Para recomponer su piel, los médicos tuvieron que extraer un injerto de la cara interna del muslo izquierdo.
Yéssica, que se entregó voluntariamente a la Policía en agosto de 2007, se conformó ayer con una pena de seis años y tres meses de prisión. Una condena que reduce a la mitad la petición inicial del Ministerio Fiscal. La acusada deberá, además, indemnizar a la víctima con 154.000 euros. Al término de la vista la colombiana manifestó «sentir mucho lo sucedido».
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