La VerdadLas grietas de la techumbre y las juntas de las naves se han abierto dejando pasar el agua cuando llueve hasta el interior
Las dos naves laterales han tenido que ser acordonadas para evitar el paso de los fieles por el peligro de caída de fragmentos
La Colegiata de San Patricio ha sufrido un agravamiento estructural, posiblemente provocado por las intensas lluvias de los últimos meses. Las adversas condiciones climatológicas han hecho que las grietas de la techumbre y las juntas de las naves se hayan abierto aún más, y dejado pasar el agua hasta el interior del templo cuando llueve.
La voz de alarma la dio hace sólo unos días, según el alcalde, Francisco Jódar, el arquitecto Alfredo Vera, «mientras realizaba el recálculo de la memoria para la restauración del monumento». El arquitecto descubrió que los daños se habían agravado y advirtió de la «necesidad de acordonar algunas zonas del templo».
La orden la dio de inmediato el alcalde, que también tomó la decisión de trasladar la lectura del pregón a otro escenario. «No se va a hundir, pero sí hay fragmentos que se encuentran en mal estado y que podrían precipitarse en cualquier momento al suelo, por lo que se ha optado por cerrar una de las naves laterales, y parte de la otra», añadió Francisco Jódar.
El tiempo apremia, por lo que se trabaja casi a marchas forzadas para iniciar cuanto antes las obras de rehabilitación de la Colegiata. Una vez que Alfredo Vera, el arquitecto que redactó el plan de fases de recuperación del monumento, concluya el recálculo, «podrá conocerse el coste real de la restauración», explicó Jódar.
Las cifras aún no se conocen, pero el alcalde asegura que pueden rondar los «tres o cuatro millones de euros». La financiación, añadió, correría a cargo de la Dirección General de Cultura de la Comunidad Autónoma, Cajamurcia, «y una pequeña parte que asumiría el Ayuntamiento y el Obispado», detalló.
El alcalde siempre ha sido un firme defensor de la restauración de la Colegiata de San Patricio, incluso desde su labor de oposición. «Tras conocer cómo se encuentra actualmente el monumento se ha tomado la decisión de tirar para adelante y buscar la financiación de dónde sea para que no se agrave más su estado».
La intención de Jódar es que el convenio se firme a lo largo del próximo mes de abril. Tras la licitación de las obras, «los trabajos de restauración podrían empezar alrededor del próximo verano». A pesar de laboriosidad de los trabajos el templo no se cerrará al culto. «Conocemos muchas iglesias que están siendo restauradas y que no cesan en sus actividades».
Lo que sí se hará, según el alcalde, es «acotar las zonas donde se trabaje en cada momento para evitar que pueda haber inclusiones de visitantes, pero en ningún momento está previsto cerrar la Colegiata a las visitas, ni tampoco a su quehacer diario».
Una de las zonas que peor estado presenta y que está dañando seriamente al interior son los tejados. En los que vierten sus aguas a la calle Zapatería se puede contemplar abundante vegetación y grietas de gran tamaño por las que se introduce el agua cuando llueve. Ya en el interior, en la techumbre de algunas capillas, las manchas de humedades son visibles, lo que está provocando que muchas de las pinturas al fresco se estén deteriorando seriamente. Esto ocurre, sobre todo, en las capillas laterales.
Las dos naves laterales han tenido que ser acordonadas para evitar el paso de los fieles por el peligro de caída de fragmentos
La Colegiata de San Patricio ha sufrido un agravamiento estructural, posiblemente provocado por las intensas lluvias de los últimos meses. Las adversas condiciones climatológicas han hecho que las grietas de la techumbre y las juntas de las naves se hayan abierto aún más, y dejado pasar el agua hasta el interior del templo cuando llueve.
La voz de alarma la dio hace sólo unos días, según el alcalde, Francisco Jódar, el arquitecto Alfredo Vera, «mientras realizaba el recálculo de la memoria para la restauración del monumento». El arquitecto descubrió que los daños se habían agravado y advirtió de la «necesidad de acordonar algunas zonas del templo».
La orden la dio de inmediato el alcalde, que también tomó la decisión de trasladar la lectura del pregón a otro escenario. «No se va a hundir, pero sí hay fragmentos que se encuentran en mal estado y que podrían precipitarse en cualquier momento al suelo, por lo que se ha optado por cerrar una de las naves laterales, y parte de la otra», añadió Francisco Jódar.
El tiempo apremia, por lo que se trabaja casi a marchas forzadas para iniciar cuanto antes las obras de rehabilitación de la Colegiata. Una vez que Alfredo Vera, el arquitecto que redactó el plan de fases de recuperación del monumento, concluya el recálculo, «podrá conocerse el coste real de la restauración», explicó Jódar.
Las cifras aún no se conocen, pero el alcalde asegura que pueden rondar los «tres o cuatro millones de euros». La financiación, añadió, correría a cargo de la Dirección General de Cultura de la Comunidad Autónoma, Cajamurcia, «y una pequeña parte que asumiría el Ayuntamiento y el Obispado», detalló.
El alcalde siempre ha sido un firme defensor de la restauración de la Colegiata de San Patricio, incluso desde su labor de oposición. «Tras conocer cómo se encuentra actualmente el monumento se ha tomado la decisión de tirar para adelante y buscar la financiación de dónde sea para que no se agrave más su estado».
La intención de Jódar es que el convenio se firme a lo largo del próximo mes de abril. Tras la licitación de las obras, «los trabajos de restauración podrían empezar alrededor del próximo verano». A pesar de laboriosidad de los trabajos el templo no se cerrará al culto. «Conocemos muchas iglesias que están siendo restauradas y que no cesan en sus actividades».
Lo que sí se hará, según el alcalde, es «acotar las zonas donde se trabaje en cada momento para evitar que pueda haber inclusiones de visitantes, pero en ningún momento está previsto cerrar la Colegiata a las visitas, ni tampoco a su quehacer diario».
Una de las zonas que peor estado presenta y que está dañando seriamente al interior son los tejados. En los que vierten sus aguas a la calle Zapatería se puede contemplar abundante vegetación y grietas de gran tamaño por las que se introduce el agua cuando llueve. Ya en el interior, en la techumbre de algunas capillas, las manchas de humedades son visibles, lo que está provocando que muchas de las pinturas al fresco se estén deteriorando seriamente. Esto ocurre, sobre todo, en las capillas laterales.
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