La procesión de San Blas salió ayer a la calle. El viento que se registró y las bajas temperaturas no impidieron que centenares de niños, acompañados de sus padres y abuelos, portando los típicos panes benditos, participasen en este singular desfile yeclano. Los panes de San Blas lucieron sus coloridas pajaricas, en algunos casos con la imagen del santo y en otros con los peculiares adornos de masa cocida. Como suele pasar, algunos panes no llegaron enteros al final del desfile, puesto que iban un poco 'rosigados' por los pequeños, que no se pudieron resistir a este pan dulce de San Blas.
La procesión se inició a las 11 de la mañana, cuando el termómetro marcaba apenas los tres grados de temperatura y cuando algunas ráfagas de viento alcanzaban los 40 kilómetros por hora, por lo que la sensación térmica era de un frío más intenso, si cabe.
Juegos en la Plaza Mayor
El desfile recorrió las calles del centro de la ciudad y finalizó en la basílica de la Purísima, donde hubo nueva bendición de panes, la celebración de la misa en honor del santo y el reparto de centenares de pequeños 'panecicos', obsequio de los Mayordomos de la Fiestas de San Blas de este año, Ana Puche y Pedro Martínez. Por la tarde, en la Plaza Mayor del Ayuntamiento, se celebraron los tradicionales juegos populares.
Las fiestas de San Blas -cuyos orígenes datan del siglo XVI, cuando comienza la devoción al santo obispo de Sebaste, abogado de los males de la garganta- terminaron ayer con el chocolate con pan bendito y la cesión del testigo de las fiestas a los Mayordomos del próximo año 2014, Julián Palao y Fina García.
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