Los ladrones de chatarra se han llevado en los últimos días dos grandes planchas de la calle Echegaray que protegían la calzada y las puertas de varios solares vallados
Los ladrones de cobre lo van a tener muy difícil a partir de ahora si se quieren hacer con el cableado de las instalaciones eléctricas del alumbrado público del municipio. Tendrán que incorporar a su caja de herramientas un martillo hidráulico y afanarse para conseguir llegar hasta lo más profundo de los registros, ya que todos han sido sellados con arena y hormigón.
Lo contó ayer el concejal de Obras Públicas, Ángel Meca Ruzafa, quien aseguró que estaban hartos de que les robasen el cableado soterrado de las farolas y que por ello idearon esta solución. «Las cajas de los registros se tapan con arena y, encima, se colocan unos diez centímetros de hormigón. A continuación, se sella con la tapa de hierro», explicó.
El parque infantil 'Diario La Verdad' es el que más robos ha acusado en los últimos meses, por lo que se optó por sellar todas sus tapas de registro. La medida también tiene sus inconvenientes, ya que los servicios municipales tienen que invertir mucho más tiempo a la hora de buscar y reparar una avería. «Hay que picar esa capa de hormigón hasta llegar al fondo de la caja de registro, pero nos estamos ahorrando una gran cantidad de dinero, porque los robos con esta medida son prácticamente imposibles», agregó Meca.
En el casco urbano de la ciudad es donde se han producido la mayor parte de los robos de cableado de cobre, aunque las cifras no son alarmantes, según el edil de Obras Públicas. Los trabajadores del servicio eléctrico municipal se han encontrado con algunas sorpresas. «Pues por ejemplo recibir una llamada de los vecinos diciendo que se han fundido las farolas de la avenida de Santa Clara y cuando llegaron se dieron cuenta que las luminarias estaban perfectas, pero que lo que se habían llevado era todo el cableado».
En la huerta los robos apenas se han dejado sentir, ya que el cableado es aéreo. Sin embargo, en estos lugares los amigos de lo ajeno se han llevado las tapas de los registros de las farolas. Incluso los buzones de algunas casas. Pero los ladrones de chatarra también han encontrado una nueva fuente de financiación en los solares vallados tras los terremotos.
En muchos de ellos se han colocado puertas de hierro para acceder fácilmente a su interior. Pues bien, estas puertas han desaparecido en el solar donde se iba a construir el barrio artesano, en la calle Selgas, y en el terreno resultante de la demolición de varias viviendas detrás del Ayuntamiento, en la calle Martín Piñero. Y en la calle Echegaray varias planchas -que habían sido colocadas en la calzada para evitar daños mientras se construía un edificio- han desaparecido en los últimos días.
Llamamiento a los vecinos
Algunos vecinos aseguran que vieron a dos personas retirándolas, pero que pensaron que se trataba de operarios y no de ladrones de chatarra, ya que debido a su peso tuvieron que utilizar una pequeña furgoneta. Los robos también han dejado muchos imbornales sin rejilla. El concejal de Obras Públicas hizo ayer un llamamiento para que se denuncien este tipo de actuaciones. «El robo de las rejillas, así como de las tapas de los servicios de la calzada pueden provocar graves accidentes. Son situaciones de auténtico peligro que tenemos que evitar entre todos», recalcó.
Ni siquiera las balizas luminosas del acceso al Castillo se han librado de los robos. Hace unos meses se quedaron a oscuras porque sustrajeron todo el cableado que daba servicio a las 260 balizas. El coste de los daños superó los 18.000 euros, ya que también muchas de las luminarias resultaron dañadas. En aquella ocasión, las investigaciones llevaron a la detención de una persona, a la que se le encontraron parte de los cables robados. Nuevamente las balizas están a oscuras, aunque en esta ocasión por los daños ocasionados por el derrumbe de rocas de la ladera de la alcazaba.
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