21.04.13 - 00:36 -
JUAN F. ROBLES | CARAVACA./ La Verdad
Fiesta, fiesta y&hellip fiesta. Quienes llegan a Caravaca un sábado cualquiera del mes de abril perciben que la ciudad está sumergida en un ambiente festero del que es imposible sentirse ajeno. La mañana de nubes grises no deslució el ímpetu de los festeros que se echaron a la calle con ganas de disfrutar, de hacer patente el espíritu festivo que conquista tanto a propios como a extraños.
La música respeto la retransmisión televisiva y una vez que hubo finalizado el sorteo de la Lotería Nacional, las kábilas moras invadieron la plaza del Templete. Las charangas pusieron la música y los festeros y las festeras la fiesta, el entusiasmo y las ganas de gritar a los cuatro vientos que la Ciudad de la Cruz está a punto de rendirse nuevamente ante su Patrona.
Los moros, y las moras, conquistaron el centro de la ciudad, invadieron Caravaca de la Cruz con música, alegría y fiesta, mucha fiesta. Superando las dificultades, afrontando los 'reajustes' económicos y como respuesta imaginativa a la nefasta crisis se dio paso a las ganas de pasarlo bien. Las kábilas no se amilanaron ante la adversidad y ni las nubes de la mañana impidieron que salieran a la calle para disfrutar de un intenso programa que se iniciaba a media mañana y que se prolongaría más allá de la medianoche.
Los Sultanes Moros, David Re y Myriam Agudo, encabezaron los pasacalles, junto al presidente del Bando Moro, Herminio Montiel, y el Moro del Año, Manuel Iborra; no faltaron las radiantes sonrisas de los Sultanes Infantiles, Antonio Torrecilla y Carmen García. Junto al Templete, a primera hora de la tarde se congregaron las kábilas para disfrutar del ambiente y de las tapas, especialmente los 'pinchos morunos' que no podían faltar en el Día del Moro.
A primera hora de la tarde, las nubes ya se habían alejado dejando paso a un intenso sol que hizo brillar a las kábilas que con el acompañamiento de charangas y batucadas se dirigieron a sus refugios para reponer fuerzas. Un par de horas más tarde la fiesta regresaba a las calles y la música festera se adueñó de 'La Zona'. En plena calle se montaron dos 'discos' con miles de vatios de sonido y una iluminación especial aderezada en un caso con música disco y en otro con música festera. La partitura no cambió, los sonidos festeros sonaron para hacerse oír en toda la región, anunciando que las fiestas están muy próximas.
El programa festero se prolongó por la noche, con cenas en refugios y establecimientos de hostelería de la localidad. Todo impregnado de música, ritmo y alegría, y con una climatología inestable y desigual que no deslució ninguna parte del programa.
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