Iulian G. golpeó a su pareja hasta dejarla inconsciente a raíz de una pelea por unas obras que realizaban en su vivienda
La Audiencia Provincial de Murcia ha condenado a doce años de prisión a Iulian G., un hombre que propinó una paliza a su novia y luego la metió en el maletero de un coche para arrojarlo al río Segura, a su paso por Alguazas. La mujer logró salvarse cuando el agua le llegaba a la altura del cuello.
Los hechos se produjeron el 16 de agosto de 2011 cuando, según dicta la sentencia, el procesado inició una discusión con su novia, E.L., en la vivienda que compartían «por motivo de unas obras que se realizaban en la misma». En el transcurso de la disputa, y al anunciarle ella su propósito de dirigirse a la casa de sus padres, el acusado, nacido en Rumanía, le indicó que se dirigiera al coche a recoger unas cosas del maletero , momento que aprovechó para abalanzarse sobre ella, «al tiempo que le decía que 'o te metes dentro o te mato aquí mismo'».
Acto seguido, según la sentencia, «la golpeó hasta dejarla inconsciente, logrando meterla en el maletero y, a continuación, con intención de acabar con su vida, arrancó el vehículo y se dirigió al margen derecho del río Segura a su paso por Alguazas, donde lo arrojó».
El tribunal, del que ha sido ponente el magistrado Álvaro Castaño, señala también que la mujer, tras grandes esfuerzos, logró salir del coche por una de sus puertas cuando el agua le llegaba ya al cuello. E.L. sufrió lesiones en diversas partes del cuerpo, por lo que el acusado es condenado a pagar indemnizaciones que suman 25.830 euros, en las que se incluye los daños que sufrió el coche.
«Fue un accidente»
En el transcurso del juicio, Iulián declaró que nunca tuvo intención de quitarle la vida a su compañera y que todo fue un accidente de tráfico. Al hacer uso de su derecho a la última palabra, el acusado, nacido en Rumanía, explicó que «me responsabilizo del accidente y de lo ocurrido, porque no debí coger el coche tras haber bebido, pero yo nunca me propuse matarla».
Los magistrados, que condenan al procesado por un delito de asesinato en grado de tentativa, no creen su versión, que aseguraba que todo fue fruto de un accidente de tráfico al precipitarse el turismo al río. Un testigo clave en el juicio fue un joven que presenció los hechos y que reveló que vio al acusado cerca del coche cuando éste caía al río y que le observó cómo se alejaba del lugar «con toda normalidad».
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