domingo, 10 de octubre de 2010

CARTAGENA/ Más juego que premio (2-2)

El Efesé se relaja tras el 1-0, se ve por debajo en el marcador y salva un punto en el tiempo añadido Toché tuvo una mala tarde y los locales no fueron capaces de dejar el partido sentenciado antes del intermedio
FRANCISCO J. MOYA CARTAGENA fjmoya@laverdad.es | .-


Un solo punto ante el Nástic. Paso atrás de un Cartagena irregular que mostró ayer en sólo 90 minutos las mil caras que parece tener este equipo. Por momentos, se pareció al que asombró a toda España la pasada temporada. Por momentos, se asemejó al que se desplomó a final de Liga. Combinó cosas muy buenas con otras muy malas. Y por eso no se llevó tres puntos que necesitaba como el aire que todos respiramos. Así, suma dos puntos en los últimos cuatro partidos, unos números de equipo de zona baja. No obstante, la travesía acaba de empezar. Nadie debería ponerse nervioso. Sobre todo, porque el Efesé, otra vez, jugó para ganar. Y, pese a sus fallos en defensa, mereció ganar.

El Cartagena empezó como se esperaba. Con la quinta marcha y el pie a tabla. Después de tres semanas sin lograr un triunfo, todos esperábamos un arranque demoledor de los hombres de Juan Ignacio. Y así fue. Keko encontró un filón en su banda, donde el extravagante Mingo -su peinado está pasado de moda y su fútbol, simplemente desfasado- daba todas las facilidades del mundo. Una conexión magistral entre Keko, Lafuente y Txiki acabó con un centro del primero al que Toché llegó trastabillado. Su remate con el muslo no fue entre los tres palos. El santomerano tuvo una tarde aciaga, de las peores desde que juega en el Efesé. Será difícil que vuelva a desperdiciar tantas oportunidades en un mismo partido en todo lo que resta de Liga.

Muy pronto (minuto 7), llegó el gol local. Un saque de esquina de Toni Moral lo remató Botelho en el primer palo. 1-0. Sinónimo de calma, esperanza y alegría. Pero no. El Nástic se despertó y quiso apoderarse de la pelota, que fue del Efesé durante el primer cuarto de hora. Gerardo estuvo a punto de llegar a un centro peligrosísimo de Álex Cruz, quien puso en muchos aprietos a Botelho, revolucionado tras su primer gol como jugador del Efesé.

Poco a poco, los catalanes le fueron comiendo el terreno a los cartageneros, que dieron un paso atrás y sólo llegaban con peligro en los contragolpes. Como en uno conducido por Longás que acabó con un disparo flojo de Toni Moral, con la derecha. Y otro de Botelho, cuyo centro no fue aprovechado por Toché por muy poco.

El Nástic también tuvo llegadas de cierta relevancia. En una de ellas, Lafuente llegó a tiempo para evitar un remate franco de Eloy Gila. Más tarde, al filo del descanso, Casilla salvó con la cabeza un zurdazo de Álex Cruz. El árbitro anuló la acción por fuera de juego.

Dos fallos graves

Como al principio, el arranque de los locales tras el descanso fue esperanzador. Toni Moral disparó desde dentro del área, algo escorado, a los 26 segundos de la reanudación y una buena jugada personal de Keko finalizó con un zurdazo alto del extremo madrileño. Keko volvió a ser el jugador más activo en ataque del Cartagena, pero le sobró precipitación. Y le faltó eficacia. Corrió más que nadie y se fue de Mingo con asiduidad, pero siempre eligió la peor opción para terminar la jugada.

Botelho -notable en ataque- empezó a complicarse la vida en defensa una y otra vez y el Cartagena, que no tenía por qué sufrir, se metió en un laberinto absurdo. El correcalles favorecía a los visitantes. Marcó Rodri el empate a balón parado, algo angustioso para el Cartagena. Antes y después del 1-1, Toché tuvo el gol muy cerca. Pero no era su tarde. Primero, un derechazo suyo lamió el palo de Rubén. Después, mandó a las nubes un pase de Cala, que había fabricado una jugada a lo Beckenbauer.

Toni Moral y Julien buscaron el 2-1 desde lejos, pero el Cartagena seguía pecando de dos cosas: prisas y egoísmo. Todos los futbolistas locales iban acelerados. Y todos los de ataque hacían la guerra por su cuenta. Nadie combinaba con nadie y todos regateaban por su cuenta, sin acordarse de que el fútbol es un juego de equipo.

La enésima temeridad de Botelho pudo ser la sentencia para el Cartagena. No lo fue gracias al sorprendente gol de Iñaki Muñoz en el minuto 90. Un cuarto de hora antes, Botelho quiso regatear, otra vez, donde no debía y Álex Cruz, el mejor jugador del partido, le robó la pelota. Se la dio a Powel y el gigante holandés anotó un golazo que hubiera firmado su compatriota Van Basten.

Era ilógico que el Cartagena perdiera otro partido siendo mejor que el contrario, teniendo en cuenta además que tuvo la situación controlada durante toda la tarde. Pero casi lo pierde. Tal vez por eso, porque existe algo de justicia en este deporte, llegó el golazo de Iñaki Muñoz. Antes, un paradón de Rubén Pérez, tras un libre directo lanzado por Víctor, y un remate en semifallo de Toché estuvieron a punto de convertirse en gol. Después, en la última jugada, un gran centro de Longás no fue aprovechado por Toni Moral, quien remató solo en el segundo palo. El balón fue al centro, donde estaba Rubén Pérez. Una lástima

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