Los vecinos prefieren la administración municipal a la autonómica a la hora de gestionar sus servicios y necesidades
06.03.13 - 01:17 -
GUILLERMO HERMIDATwitter: @WHermida | ULEA./ la Verdad
No es una cuestión de dinero, sino de cercanía y confianza. Los vecinos prefieren que sea la administración local la que les atienda en primera instancia y les preste los servicios que requieren, aunque la competencia -y la financiación- sean autonómicas o estatales. Esa es la respuesta a pie de calle al proyecto de reforma de la Ley de Bases de Régimen Local, que estudia devolver a la Comunidad Autónoma lo que considera «competencias impropias» de los consistorios, y que por ahora son educación, sanidad y servicios sociales.
Son precisamente estos últimos los que más trasiego de personas generan en el pequeño edificio consistorial de Ulea, que al tiempo acoge la oficina de Correos. Jubilados, pensionistas, dependientes y perceptores de ayudas conforman un goteo de vecinos de los que los funcionarios conocen vida, obra y milagros. No en vano, el municipio tiene censados apenas 926 vecinos, a los que el roce ha transformado en algo parecido a una gran familia. Y eso es algo que los administrados agradecen.
«No es lo mismo ir a una ventanilla de la Comunidad que acercarte a tu ayuntamiento», comentan en la plaza de la iglesia Paquita, Miriam, Leonor, Lucrecia y Angelina, cinco vecinas que han tenido que acudir a diversas gestiones municipales. «Hay más confianza, más empatía, más cercanía», señalan. Para los vecinos, no importa tanto quién tenga la competencia formal, sino que el servicio que se presta «sea el más rápido y eficaz». Y para eso, creen que el Ayuntamiento se pinta solo.
Los funcionarios son más que eso. Son un punto de información, un consejero y hasta un apoyo psicológico para los vecinos, que los consideran unos iguales. «En estos casos prima la proximidad», explica otro de los consultados. En general, creen que si hay mala gestión y un posible mal uso de las plantillas se da más en los municipios medios que en los pequeños, nueve de los cuáles -incluido Ulea- han conformado un frente común a la hora de negociar los términos de la polémica reforma local.
Hay un cierto temor al centralismo, a tener que volver a coger el coche para hacer gestiones que ahora se pueden resolver en el mismo pueblo, a gestores desapegados de la realidad que no ven más allá del papel timbrado o a que la distancia se traduzca en una mayor ligereza a la hora de recortar y denegar ayudas, prestaciones y derechos. «No sería lo mismo», resumen muchos de ellos. Creen que la solución «más lógica» sería ceder las competencias -y la financiación- pero mantener la gestión y la prestación en el municipio. Eso sí, también hay miedo a que la cesión conlleve un recorte económico. No en vano, los uleanos se enorgullecen de tener unas arcas municipales saneadas, mientras miran con recelo los esfuerzos por cuadrar las cuentas en San Esteban.
Un sueldo por trabajar
Sobre el otro asunto espinoso de la reforma que afectaría al municipio del Valle de Ricote -la eliminación del sueldo de su alcalde, Víctor Manuel López, al tener menos de mil habitantes- los vecinos son tajantes: «Si uno hace un trabajo, le tienen que pagar por ello». Algunos, cuando este diario adelantó que López podría perder su salario de 38.609 euros brutos anuales, incluso se ofrecieron a pagarlo entre los vecinos a través de una tasa especial o una colecta. Hubieran tocado a poco más de 3,4 euros al mes.
«Creo que es un sueldo normal, no una exageración, y si hay una dedicación plena ¿por qué no va a cobrarlo?», señala Juan Antonio Dólera, resumiendo la opinión de la inmensa mayoría de los vecinos consultados. «Es tiempo de recortes, -explica otro de ellos-, pero puestos a recortar sueldos, yo empezaría por el de los futbolistas y no por el de mi alcalde, que tiene una responsabilidad y si se equivoca, puede acabar en la cárcel». A casi nadie le pasa por la cabeza echar horas y no cobrar, y más cuando tus vecinos son tu mejor trabajo.
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