Bomberos y Policía optaron por impedir el paso de 900 escolares al Jacinto Benavente «por el riesgo de explosión»
22.03.13 - 01:06 -
JORGE GARCÍA BADÍA | ALCANTARILLA./ La Verdad
El oído y el olfato del conserje del colegio Jacinto Benavente de Alcantarilla, Mauricio Villalta, resultaron ayer cruciales para evitar lo que podría haber sido una catástrofe. Todo ello, como consecuencia del descabellado robo que protagonizaron unos cacos que convirtieron el centro en un 'polvorín' después de sustraer un tramo de 30 metros de las tuberías que conducen el gas, lo que provocó, a su vez, un escape que se acumuló en el interior de las aulas de Primaria.
«Cuando llegué, escuché el sonido del gas, no dejaba de soplar». Fue la primera señal que inquietó al conserje del centro, la segunda, «un fuerte olor a butano», por lo que Mauricio no dudó en ponerse en contacto con el jefe de estudios y el 112. Eran las 7.50 de la mañana y desde hacía varias horas el gas campaba a su anchas por las tres plantas del pabellón principal que alberga a 500 escolares de 16 líneas de tercero a sexto de Primaria. Los cacos se llevaron las tuberías de cobre pero no cortaron la llave general, propiciando el escape y poniendo en riesgo la vida de los escolares.
Tras proceder a ventilar todas las aulas, incluidos los otros pabellones que albergan a los 400 alumnos de Infantil, efectivos de Bomberos, Policía Nacional y Local optaron por cerrar las puertas de acceso al centro «por cuestiones de seguridad» fruto de los resultados de las mediciones de gas. «El riesgo de explosión está en un nivel de 21,4, y la proporción de gas y oxígeno en la segunda planta es de 15 partes por millón de oxígeno (PPM); en la primera planta, 20 partes, y en la planta baja, 3 partes. Es muy peligroso», según concluyó el técnico que realizó las mediciones.
Un veredicto que también compartía Alodía Dengra, la cocinera del comedor del centro que fue desalojada. «Estoy viva de milagro, me he metido directamente en la cocina y los bomberos han venido a sacarme. No he explotado porque la fuga de gas no llegó a la cocina».
A los que no hizo falta desalojar fue a los casi 900 escolares y los padres de éstos, que tras el robo se encontraron las puertas del Jacinto Benavente cerradas a cal y canto. Esta situación hizo que durante media hora colapsasen la calle Alcalde Alfonso Pacheco Martínez, mientras trataban de averiguar qué estaba ocurriendo.
«Al llegar nos hemos encontrado mucho bullicio, se han llevado las tuberías del gas sin cortarlo. Hay riesgo de explosión», explicaba Susana Navarro, mientras aguardaba pacientemente a saber si finalmente su hijo de 9 años podría entrar a clase.
Pero de la incertidumbre se pasó a las críticas por la gestión del escape. Madres como Juani Hernández criticaron «el mal control que se está haciendo de los niños y nadie nos dice nada». La hermana de una alumna de diez años, Belén Cascales, lamentó que «hay niños correteando sin saber el peligro que existe y los padres están nerviosos. Yo no me voy de aquí hasta que no me den una solución».
Después de realizar una segunda inspección y nuevas mediciones de los niveles de gas se permitió el acceso al pabellón de Infantil, pero los alumnos de Primaria tuvieron que regresar a casa porque el pabellón principal seguía acumulando demasiado gas, a pesar de que las ventanas llevaban abiertas más de tres horas. Entretanto, la Policía Científica se afanaba en tomar huellas en las ventanas, para tratar de establecer alguna conexión entre lo sucedido en el Jacinto Benavente y los otros robos de tuberías de cobre que han sufrido los colegios de San José Obrero y de Las Tejeras. Los tres hurtos se han producido en un lapso de siete días y con el mismo 'modus operandi', entrando de madrugada a los colegios para arrancar y cortar las conducciones externas del gas.
Presencia de encapuchados
El pasado sábado, un vecino de la calle Alcalde Alfonso Pacheco Martínez alertó a la Policía Local «de la presencia de unos encapuchados en el Jacinto Benavente». Hasta el momento es la única pista de la investigación, al margen de los 140 metros de tuberías de cobre sustraídas en los tres centros y que ahora podrían tener salida en el mercado negro.
El vicepresidente del Consejo Escolar Municipal, Francisco Cascales, solicitará una reunión del consejo «para pedir una solución, los colegios no pueden estar desprotegidos. Lo lógico sería retomar la seguridad privada que hacía rondas de noche y en los festivos». Este servicio se suprimió como consecuencia de la situación económica del Consistorio, pero ayer los directores de los tres centros afectados por los robos apoyaron esta propuesta para evitar un caos como el que sufrió el Jacinto Benavente.
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