José María Falgas pinta para los lectores de 'La Verdad', con motivo del 110 aniversario del periódico, los rostros de los titulares de las 17 cofradías de la Semana Santa de Murcia
17.03.13 - 01:30 -
MARÍA JOSÉ MONTESINOS | MURCIA./ la Verdad
José María Falgas -Murcia, 1929- ha pintado 17 acuarelas con las imágenes de los titulares de cada una de las 17 procesiones de la Semana Santa de Murcia. Las reproducciones en color impresas a doble página con representación de todas las cofradías se entregarán, gratis, con el periódico, a partir de mañana lunes, día 18, en la edición de Murcia, y hasta el 31 de marzo, Domingo de Resurrección. Las acuarelas originales han sido realizadas en exclusiva para 'La Verdad', con motivo de su 110 aniversario.
-¿Por qué se ha decidido por este proyecto?
-En el tema religioso siempre me he decantado por la interpretación del rostro. Me pareció una tarea ambiciosa porque la mayoría de los titulares de las cofradías son Cristos, y todos tienen cierta analogía en la disposición del cuerpo, con ligeras variantes, pero los rostros son totalmente diferentes.
-¿Cuáles han sido sus fuentes de inspiración?
-Además de algunas fotografías, el conocimiento de las propias imágenes y la memoria visual. Cientos de imágenes las tengo en la memoria y eso sirve de mucho. Algunas me resultaban menos familiares, pero me ha servido para profundizar en los detalles.
-¿Por qué se ha decantado por la técnica de la acuarela?
-Porque es más directa y presenta dificultades muy tentadoras de resolver a la hora de trasladar la policromía de las tallas a los trazos de la acuarela, que es difícil. He querido, un poco, superarme a mí mismo.
-¿Qué colorido predomina?
-El fondo blanco, con intención de pureza, de espacio, y como contraste, el toque de color de la imagen.
-Usted es un experto en retratos. Incluso en autorretratos. ¿A qué se debe esa inclinación?
-Presto mucha atención al retrato por lo que supone de testimonio. Parto del convencimiento de que el pintor es un observador de la realidad que te circunda. Es un punto final en cuanto a dificultad y exigencia. Es un tema universal y eterno. -Ha retratado hasta al Príncipe de Asturias...
-Sí. Fue un encargo de la Comunidad Autónoma de Murcia para el retrato que preside San Esteban. Estaban concertadas hora y media de tomas directas con el Príncipe y, gracias a su generosidad, se convirtieron en 7 horas, de las que salieron cuatro retratos y varios bocetos. Los apuntes directos son imprescindibles para la posterior ejecución y terminación del retrato. Cuando estuvo acabado, se lo llevé directamente para que lo viera. Luego realicé otros dos retratos suyos, uno que me encargó él y otro que quise realizar para mí.
-Y también al Papa Juan Pablo II. ¿Cuándo fue?
-Fue un encargo de las monjas del Amor Misericordioso, la congregación que fundó la Madre Esperanza, de Santomera, y está en el santuario de Collevalenza. Yo conocí a Juan Pablo II. Charlé con él treinta segundos. Me impresionó mucho conocerle. Tenía una personalidad humana tremenda. Allí conocí también a Ratzinger, que luego se convertiría en Benedicto XVI.
-¿Y para cuándo un retrato del Papa Francisco?
-Cuando me lo digan. Es un hombre que me ha caído muy bien y sus primeros pasos me confirman que es una persona con una autenticidad especial. También me complace que sea jesuita. La Compañía de Jesús es acción y disciplina, dos cosas que hacen falta hoy día.
-¿Se considera un experto en reproducir la obra de Salzillo?
-Un experto, no. Simplemente le he prestado gran atención. He hecho multitud de interpretaciones, incluso de la colección del belén, y les he aplicado la técnica del retrato.
-Por su conocimiento de las tallas del gran escultor e imaginero murciano, ¿se imaginaba que el Cristo del Perdón, hasta ahora de autor anónimo, fuera obra de Salzillo, como ha documentado el restaurador Labaña?
-Sí lo dice Labaña, seguro que tiene razón. Por la fisonomía podría ser porque cualquiera de los Cristos de Salzillo -en La Oración en el Huerto, en La Cena, El Beso de Judas...- son las mismas figuras pero con matices. Si lo dice Labaña, seguro que así es porque él sabe de qué va.
-¿Qué le parece el cartel de Semana Santa de este año, obra de Pedro Cano, y que haya dibujado flores en vez de reproducir tallas de alguna cofradía?
-Pedro Cano es un artista y la interpretación me parece feliz porque lo que representa es, en definitiva, la Primavera y se entiende. Además, él pinta muy bien las flores y eso es muy difícil.
-¿Qué le ha sido más difícil reproducir los rostros de los Cristos o de las Vírgenes?
-Un poco más las Vírgenes porque la fisonomía es más atractiva. El hombre tiene rasgos con más carácter y la mujer es más bella e implica una dificultad añadida. No hay retratos difíciles. Todos son factibles. El rostro humano tiene una imagen y hay que saber recogerlo e interpretarlo. Y no hay rostros guapos ni feos para el arte.
-¿Qué significado tiene para usted la Semana Santa?
-Para mí ha sido siempre un punto de cita. Cuando he estado fuera de Murcia, era un reclamo instintivo de mis raíces, de afecto de familiares y amigos con los que salir a la calle. Durante los años en que viví en Madrid o cuando salía al extranjero, la Semana Santa era cuando me escapaba para venir a Murcia.
-¿Qué le diría a los que critican nuestra Semana Santa como excesivamente folclórica porque se repartan caramelos?
-Una vez me ocurrió un incidente. Era Viernes Santo y estaba en La Glorieta. Cuando tenía delante el paso de la Oración en el Huerto, oigo a una pareja que tenía detrás comentar que «eso no es religiosidad». Me volví y les dije: ¿Les parece poco que un nazareno, después de cargar con tres cruces, tenga ánimo para regalarle a usted un caramelo?
-¿Ha podido vivir de la pintura?
-Tengo 83 años y empecé a dibujar cuando apenas tenía 5 años. Yo he vivido para el arte y el arte me ha permitido vivir. No es un negocio. El arte es una íntima satisfacción. Disfruto trabajando en la pintura. No llego a cansarme. Dedico unas horas, no todos los días, a pintar. Pero el ejercicio mental es continuo. Siempre, y especialmente cuando viajo, llevo conmigo un cuadernillo para seleccionar ideas y realizar apuntes.
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