Cerca de las ocho y media de la mañana y dándole el primer rayo de sol del día, hizo aparición por la puerta delantera de la Iglesia Parroquial de San José el trono floreado de la Santísima y Vera Cruz de Abanilla. Llantos, emociones, recuerdos, anhelos, promesas y pies descalzos para honrar a la reliquia, el símbolo más querido de la población.
Un centenar de tiradores y más de cincuenta carros cargados de viandas, vino, cerveza licores morcillas o longanizas hicieron su aparición en el camino para poder aguantar las más de diez horas de un recorrido de tres kilómetros de ida y vuelta, a la postre, efímero. El trayecto: Abanilla-Mahoya -Abanilla.
Alrededor de unas 18.000 personas, procedentes de todos los puntos del planeta, se hicieron una piña alrededor de los campos y de la palestina murciana, reviviendo la historia.
Todo trascurrió con normalidad y los efectivos de los servicios de Cruz Roja, Policía Local y Guardia Civil velaron por la seguridad de los vecinos. No obstante, Cruz Roja tuvo que atender desde primeras horas de la mañana a algunos de romeros por diferentes lesiones, fundamentalmente quemaduras y bajadas de tensión.
La Cruz llegó a su santuario faltando diez minutos para las dos de la tarde, con un retraso de casi una hora respecto al año pasado, puesto que en esta ocasión la fecha cayó en domingo. Una vez allí y tras el rodaje de banderas se procedió a la suelta de la granada, saliendo de ella tres palomas en señal de paz, además de brotar el agua bendecida que sube desde la acequia donde se encontró la reliquia para bañar a la patrona y a los romeros. Tras un breve descanso por los alrededores se almorzó y se regresó con ella a su parroquia a las cuatro de la tarde.
Un centenar de tiradores y más de cincuenta carros cargados de viandas, vino, cerveza licores morcillas o longanizas hicieron su aparición en el camino para poder aguantar las más de diez horas de un recorrido de tres kilómetros de ida y vuelta, a la postre, efímero. El trayecto: Abanilla-Mahoya -Abanilla.
Alrededor de unas 18.000 personas, procedentes de todos los puntos del planeta, se hicieron una piña alrededor de los campos y de la palestina murciana, reviviendo la historia.
Todo trascurrió con normalidad y los efectivos de los servicios de Cruz Roja, Policía Local y Guardia Civil velaron por la seguridad de los vecinos. No obstante, Cruz Roja tuvo que atender desde primeras horas de la mañana a algunos de romeros por diferentes lesiones, fundamentalmente quemaduras y bajadas de tensión.
La Cruz llegó a su santuario faltando diez minutos para las dos de la tarde, con un retraso de casi una hora respecto al año pasado, puesto que en esta ocasión la fecha cayó en domingo. Una vez allí y tras el rodaje de banderas se procedió a la suelta de la granada, saliendo de ella tres palomas en señal de paz, además de brotar el agua bendecida que sube desde la acequia donde se encontró la reliquia para bañar a la patrona y a los romeros. Tras un breve descanso por los alrededores se almorzó y se regresó con ella a su parroquia a las cuatro de la tarde.
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