05.06.13 - 00:39 -
ISABEL FRANCO |/ La Verdad
Como uno más de los rayos del sol. La calle Pepe de Santos recibía a primera hora de la mañana de ayer a un nuevo habitante y vecino, que no quiso esperar a llegar al hospital para hacer su entrada en el censo. Una vecina, de nacionalidad china, acabó dando a a luz en el ascensor de su edificio, con la ayuda de sus vecinas y su atónito marido. La mujer, que había roto aguas poco antes, se dirigía al hospital y -según relata aún emocionada Manuela González, que ejerció de improvisada matrona- «la oí quejarse a las ocho de la mañana y poco después estaba entrando al ascensor con la ayuda de su marido y unas amigas».
Fue precisamente entonces cuando Manuela se percató de que ya era tarde para llegar a ningún centro sanitario. «La cabeza de la niña asomaba y a continuación el resto del cuerpo; fue visto y no visto», relata la vecina que no dudó ni un solo instante, cuando tuvo al bebé en brazos, en abrazarlo y acunarlo con ternura.
En el rellano del segundo piso y con la puerta del ascensor abierta, ocho personas -la reciente mamá y su hija, el feliz padre, las dos amigas de la familia que se habían desplazado a su casa para acompañarles al hospital y las tres vecinas de la misma escalera- celebraron el feliz desenlace.
Aunque todavía quedaba mucho por hacer. Tras abrigar al bebé con una toalla, llamaron a los servicios de emergencia -que ya estaban de camino- para pedir instrucciones. «El médico nos dijo que le pusiéramos una pinza de la ropa en el cordón umbilical para esperarles», relata Manuela.
Alerta por gemelos
Pero la mañana, que a buen seguro había superado las expectativas de todos los presentes, aún tenía guardada una pequeña sorpresa con la llegada de los sanitarios. La primera observación médica indujo a pensar que aún quedaba otra criatura por nacer. La segunda en un parto que llegó acelerado y prometía no acabar tan rápido. La mujer fue trasladada con rapidez al Hospital 'Virgen de la Arrixaca', donde por fin y tras las oportunas pruebas, resultó un falso indicio.
La familia china, que regenta una tienda de alimentación, llegó a Alcantarilla hace ocho meses. Según relatan las vecinas, los padres les habían contado que tienen otra hija en su país de origen, que espera a tener la edad legal que le permita trasladarse a vivir con ellos a España. Ahora, con la recién llegada, seguro que la espera será mucho más llevadera.
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