El techo de la Región de Murcia volvió a tronar en Jueves Santo
09.04.09 - 18:01 -
JUAN F. ROBLES MORATALLA/ La Verdad
09.04.09 - 18:01 -
JUAN F. ROBLES MORATALLA/ La Verdad
Un espectáculo acústico y lleno de colorido recorrió nuevamente las calles y plazas de Moratalla en una atronadora y sorprendente cascada de redobles que cientos de tambores hicieron sonar en el "techo" de la región. Desde muy temprano, todos los rincones de la localidad, sus empinadas cuestas, sus estrechas callejuelas, fueron testigos de una tradición secular. A primera hora, decenas; a media mañana, centenares y a primeras horas de la tarde, más de mil tamboristas llenaban con los sonidos que sacaban a sus tambores un cielo azul intenso que cubría las cumbres más altas de Murcia.
A los moratalleros se unieron otras muchas personas llegadas desde diferentes localidades para asistir a este espectáculo. El ritual de los preparativos se repite anualmente, ya en la noche del miércoles o en la madrugada del jueves: se ajustan las pieles, se ciñen sus cinchos, se cogen los palillos y se enfundan las túnicas; es normal ver grupos que llevan, para turnarse varios tambores; los hay quienes prefieren la soledad que esconden bajo sus capirotes y los que ‘desobedeciendo’ a la tradición, salen a la calle con la cara descubierta; unos y otros, todos son partícipes de una sinfonía de redobles que acompañan a los niños de su más tierna infancia y a los mayores hasta el final de sus vidas.
Desde que se empiezan a escuchar los primeros redobles no hay tregua para el silencio, las angostas, estrechas y empinadas calles de la localidad, asisten a un bullicio único que es acompañado por el sonido atronador de los tambores. El diálogo deja paso al estruendo, pero la amistad y la convivencia se hacen más tupidas que nunca. Si uno descansa, dos empiezan a tocar; el sonido no cesa. Sólo hay un paréntesis al paso de la procesión que serpentea el pueblo para recordar con sus tronos e imágenes por quién y para quién suenan los tambores de Moratalla.
El sonido de los tambores continuará durante toda la jornada de Viernes Santo, callarán el sábado para volver a las calle en la mañana del Domingo de Resurrección, entonces, a mediodía y en la escalinata de la Iglesia de la Asunción, está previsto que los tambores vuelvan a redoblar en honor a Jesús Resucitado.
A los moratalleros se unieron otras muchas personas llegadas desde diferentes localidades para asistir a este espectáculo. El ritual de los preparativos se repite anualmente, ya en la noche del miércoles o en la madrugada del jueves: se ajustan las pieles, se ciñen sus cinchos, se cogen los palillos y se enfundan las túnicas; es normal ver grupos que llevan, para turnarse varios tambores; los hay quienes prefieren la soledad que esconden bajo sus capirotes y los que ‘desobedeciendo’ a la tradición, salen a la calle con la cara descubierta; unos y otros, todos son partícipes de una sinfonía de redobles que acompañan a los niños de su más tierna infancia y a los mayores hasta el final de sus vidas.
Desde que se empiezan a escuchar los primeros redobles no hay tregua para el silencio, las angostas, estrechas y empinadas calles de la localidad, asisten a un bullicio único que es acompañado por el sonido atronador de los tambores. El diálogo deja paso al estruendo, pero la amistad y la convivencia se hacen más tupidas que nunca. Si uno descansa, dos empiezan a tocar; el sonido no cesa. Sólo hay un paréntesis al paso de la procesión que serpentea el pueblo para recordar con sus tronos e imágenes por quién y para quién suenan los tambores de Moratalla.
El sonido de los tambores continuará durante toda la jornada de Viernes Santo, callarán el sábado para volver a las calle en la mañana del Domingo de Resurrección, entonces, a mediodía y en la escalinata de la Iglesia de la Asunción, está previsto que los tambores vuelvan a redoblar en honor a Jesús Resucitado.
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