Jesús Yelo/ La Verdadf
La situación económica, unida a la politización de los últimos nueve años, está provocando un distanciamiento entre la junta directiva de la agrupación musical Santa Cecilia y el Ayuntamiento de Abarán. La presidenta, Magnolia Lozano, con más de doce años en el cargo, ha llegado a afirmar que «no sabemos si vamos a llegar a las fiestas».
De momento, y tras el acuerdo verbal con el edil de Festejos y Cultura, Javier Fernández, las tradicionales canciones de la banda no se escucharon en la procesión de la Hoya del Campo, algo que no ocurría desde hacía más de 35 años. La agrupación se nutre, fundamentalmente, de las cuotas de sus 150 socios y de la ayuda municipal, que este año es de 16.000 euros. El Consistorio les adeuda 43.000 euros de 2010 y 2011.
De las casi 25 actuaciones anuales que en los últimos años realizaba la agrupación se han eliminado varias, sobre todo en las barriadas.Las cuentas de Santa Cecilia están bajo mínimos y ello ha hecho merma en los propios músicos. La directiva ha dejado sin hacer el viaje que cada dos años obsequiaba a sus cuarenta músicos, el último en 2009; ha eliminado la comida de Santa Cecilia tras el concierto y suspendido la Semana de la Música. La crisis también ha acabado con el obsequio en Navidad y la convivencia en el albergue de la Sierra del Oro. Es tal la situación que atraviesa la agrupación que se ha visto obligada a vender 800 abanicos -a tres euros- para poder atender a sus obligaciones, entre ellas el pago al director.
Otro de los handicaps con los que se encuentra la cúpula directiva es la ausencia de cuatro instrumentos indispensables, como son la tuba, la trompa, trombón y bombardino, cuya contratación supone un gasto extra de 400 euros. Además, «no podemos comprar instrumentos ni repararlos», lamentan.
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