La recién estrenada ordenanza sobre la convivencia y las actuaciones antisociales busca acabar con las quejas por la suciedad
26.04.10 - 00:33 -
A. S. LORCA. /La Verdad
Las fachadas de muchos edificios y los elementos de mobiliario urbano, especialmente farolas, se han convertido en soporte continuado de anuncios publicitarios. Da lo mismo que sean eventos que puedan tener carácter más o menos oficial, o que sean simples reclamos para ofertar un piso, una habitación o algún tipo de trabajo, con número de teléfono incluido.
Esa siembra publicitaria sin control ha ensuciado muchas calles de la ciudad, sin que nadie se preocupe de limpiar esos adhesivos, unas veces pegados con engrudo y otras con otros procedimientos. Ni siquiera las más recientes farolas, esas que se están colocando con motivo las obras del Plan E se libran de esta plaga.
Muchos ciudadanos, como es el caso de Luisa Méndez, creen que «existe demasiada permisividad ante estos hechos, que tanto contribuyen a crear una imagen de la ciudad bastante sucia». Francisco Martínez, por su parte, apunta a que «también falla el sistema de limpieza, ya que los carteles pegados en elementos del mobiliario deberían ser retirados por los correspondientes servicios municipales».
Otros vecinos opinan que «al que le llenan todo o parte de su fachada con carteles, no le puede cargar con la obligación de retirarlos, puesto que no tiene ni arte ni parte en su colocación. Es más, hasta pueden estar haciéndole un perjuicio». Así se manifiesta Sebastián Galindo, que entiende debe aplicarse con mayor rigor la normativa en este aspecto.
Los mensajes publicitarios que se pueden encontrar pegados al mobiliario urbano suelen ser breves y, en general, han sido colocados por personas que ofrecen sus servicios como el que reza «Señora responsable se ofrece cuidar personas mayores de día o de noche», o el que dice que «se alquila habitación en Musso Valiente» y aporta un número de teléfono.
Otro de los reclamos repetidos mucho estos días, a tamaño folio, lo han distribuido indistintamente por fachadas y farolas, y contiene una oferta de «precios superbajos. Construcción y reformas en general. Albañilería, fontanería, pintura, barnices,...».
Y a estos ejemplos cabe sumar los carteles publicitarios, estos sí en fachadas, que anuncian actividades deportivas, algún restaurante que organiza jornadas gastronómicas las actividades de la reciente celebrada Semana Republicana, los actos de la Primavera Musical y el Foro anual de la Sociedad de la Información, Sicarm, que ayer todavía estaba instalado en la Alameda de la Constitución.
Y hay muchos más y variados que en los próximos días serán sustituidos o tapados, que en algunos casos da lo mismo, por otros nuevos carteles. Así ocurre que, por poner un ejemplo, la fachada del número 57 de la avenida de Juan Carlos I, está completamente cubierta con varias capas de carteles.
Al comprobar quienes son los organizadores de estas actividades que se ofrecen a los ciudadanos en el soporte de las fachadas se puede ver que muchas de ellas están organizadas o patrocinadas por el propio Ayuntamiento lorquino o alguno de sus organismos autónomos.
Resulta curioso, como mínimo, que sea el propio responsable de la limpieza y ornato público el que contribuya a su deterioro e, incluso, esté beneficiándose del mismo si antes ha autorizado la colocación de carteles y cobrado la correspondiente tasa.
Las nueva ordenanza sobre convivencia y prevención de actividades antisociales en su artículo 29 prohíbe «la colocación de carteles, adhesivos, papeles pegados u otra forma de publicidad en los lugares no autorizados». Estos actos son calificados como infracciones leves y la sanción establecida puede llegar a los 750 euros.
26.04.10 - 00:33 -
A. S. LORCA. /La Verdad
Las fachadas de muchos edificios y los elementos de mobiliario urbano, especialmente farolas, se han convertido en soporte continuado de anuncios publicitarios. Da lo mismo que sean eventos que puedan tener carácter más o menos oficial, o que sean simples reclamos para ofertar un piso, una habitación o algún tipo de trabajo, con número de teléfono incluido.
Esa siembra publicitaria sin control ha ensuciado muchas calles de la ciudad, sin que nadie se preocupe de limpiar esos adhesivos, unas veces pegados con engrudo y otras con otros procedimientos. Ni siquiera las más recientes farolas, esas que se están colocando con motivo las obras del Plan E se libran de esta plaga.
Muchos ciudadanos, como es el caso de Luisa Méndez, creen que «existe demasiada permisividad ante estos hechos, que tanto contribuyen a crear una imagen de la ciudad bastante sucia». Francisco Martínez, por su parte, apunta a que «también falla el sistema de limpieza, ya que los carteles pegados en elementos del mobiliario deberían ser retirados por los correspondientes servicios municipales».
Otros vecinos opinan que «al que le llenan todo o parte de su fachada con carteles, no le puede cargar con la obligación de retirarlos, puesto que no tiene ni arte ni parte en su colocación. Es más, hasta pueden estar haciéndole un perjuicio». Así se manifiesta Sebastián Galindo, que entiende debe aplicarse con mayor rigor la normativa en este aspecto.
Los mensajes publicitarios que se pueden encontrar pegados al mobiliario urbano suelen ser breves y, en general, han sido colocados por personas que ofrecen sus servicios como el que reza «Señora responsable se ofrece cuidar personas mayores de día o de noche», o el que dice que «se alquila habitación en Musso Valiente» y aporta un número de teléfono.
Otro de los reclamos repetidos mucho estos días, a tamaño folio, lo han distribuido indistintamente por fachadas y farolas, y contiene una oferta de «precios superbajos. Construcción y reformas en general. Albañilería, fontanería, pintura, barnices,...».
Y a estos ejemplos cabe sumar los carteles publicitarios, estos sí en fachadas, que anuncian actividades deportivas, algún restaurante que organiza jornadas gastronómicas las actividades de la reciente celebrada Semana Republicana, los actos de la Primavera Musical y el Foro anual de la Sociedad de la Información, Sicarm, que ayer todavía estaba instalado en la Alameda de la Constitución.
Y hay muchos más y variados que en los próximos días serán sustituidos o tapados, que en algunos casos da lo mismo, por otros nuevos carteles. Así ocurre que, por poner un ejemplo, la fachada del número 57 de la avenida de Juan Carlos I, está completamente cubierta con varias capas de carteles.
Al comprobar quienes son los organizadores de estas actividades que se ofrecen a los ciudadanos en el soporte de las fachadas se puede ver que muchas de ellas están organizadas o patrocinadas por el propio Ayuntamiento lorquino o alguno de sus organismos autónomos.
Resulta curioso, como mínimo, que sea el propio responsable de la limpieza y ornato público el que contribuya a su deterioro e, incluso, esté beneficiándose del mismo si antes ha autorizado la colocación de carteles y cobrado la correspondiente tasa.
Las nueva ordenanza sobre convivencia y prevención de actividades antisociales en su artículo 29 prohíbe «la colocación de carteles, adhesivos, papeles pegados u otra forma de publicidad en los lugares no autorizados». Estos actos son calificados como infracciones leves y la sanción establecida puede llegar a los 750 euros.
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