Más 1.500 niños, entre caballistas, cristianos y moros, participan en el pasacalles infantil, que inunda de alegría la arteria principal
La cantera festera caravaqueña se echó a la calle en la mañana de ayer. La Gran Vía se convirtió en el escenario de la alegría, mientras, entre bambalinas, madres, padres o hermanos mayores velaban por la seguridad de los más pequeños durante su desfile.
La participación fue ayer masiva en todos los actos del programa de fiestas desarrollados en el denominado Día de la Cruz. La misa pontifical, en El Salvador, estuvo presidida por el obispo de la diócesis, José Manuel Lorca Planes. En el desfile infantil participaron más de un millar y medio de jóvenes festeros; y en la Procesión del Baño -origen histórico de las fiestas, que contó con la celebración del Parlamento, el simulacro de combate y la Bendición de las Aguas- la participación de los grupos de moros y cristianos fue también muy numerosa.
La jornada amaneció un poco gris pero los rayos de sol se hicieron más intensos conforme avanzaba la mañana. El programa se inició con la Misa Pontifical en la parroquia de El Salvador. El obispo José Manuel Lorca animó a los cofrades a seguir custodiando a la Vera Cruz. «Tenéis suerte en Caravaca. Tenemos suerte por poder mirar a la Vera Cruz y comprobar el inmenso amor de Dios para todos nosotros». En las oraciones, Lorca se acordó de los enfermos, aquellos a los que la Vera Cruz visitará en sus casas, y también tuvo palabras para los que están en paro y por lo que tienen que procurarles trabajo «para que Dios les dé inteligencia y sabiduría para que puedan ofrecer trabajo a todos».
Al finalizar la eucaristía, las autoridades se desplazaron hasta la Gran Vía para ver el desfile de los más pequeños. Los niños se erigieron en los verdaderos protagonistas del día. Desfilaron primero los caballistas, con Nerea Hidalgo, Amazona Infantil, al frente. Los niños, ataviados como sus mayores, agarraban las ramaleras de sus pequeños caballos durante el desfile. Éste se prolongó hasta la Cuesta del Castillo donde tuvo lugar una carrera con sus ponis para emular la fiesta del día anterior.
Tras la estela de los caballistas, desfilaron los cristianos, donde destacaba la presencia de los Infantes de Castilla, Pedro Antonio Ruiz y María Teresa Sánchez. Ambos hicieron las delicias de un público que les aclamaba a su paso, contemplando su dominio de los caballos que montaban. La novedad estaba en las filas del Bando Moro, con los nuevos Sultanes Infantiles, Antonio Torrecilla y Carmen García fueron el centro de todas las miradas y defendieron con gracia y alegría su reinado.
Entre los cristianos también destacaba la presencia de las 'Arqueras', que no son un grupo infantil de un grupo de mayores. Son un grupo 'extra' que solo desfila en la mañana del 3 de mayo. A primera hora de la tarde, moros y cristianos se concentraron en la plaza del Arco, donde arrancaba el desfile procesional que se conoce popularmente como la Procesión del Baño. Tras las kábilas y las mesnadas, el pueblo se distribuyó en dos filas con cera para custodiar el traslado de la Vera Cruz en su carro de plata. A la llegada de la patrona a lo alto de la cuesta que lleva su nombre, tuvo lugar el Parlamento entre Fernando III El Santo y Ceyt Abuceyt, personajes históricos a los que dan vida este año Miguel Ángel Sánchez y David Re. Tras las palabras de los monarcas, los ejércitos participaron en el simulacro de combate que da paso a la Bendición de las aguas, ritual que se viene celebrando en Caravaca desde el siglo XIV.
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