La Verdad
Con la tranquila placidez que Belinda demuestra en la foto, bien protegida por el calor de su madre, María del Carmen, nadie diría que tuvo un aparatoso y accidentado nacimiento ayer, dentro del vehículo familiar, en la misma puerta del Hospital Lorenzo Guirao de Cieza.
Entre las nueve y media y las diez de la mañana, Francisco Cuesta llegó aceleradamente a la puerta de urgencias del centro sanitario. Su compañera se había puesto de parto repentinamente y, ya en el vehículo, se dio cuenta de que no llegaría a La Arrixaca. La niña estaba a punto de coronar cuando frenó en seco en el mismo umbral del policlínico.
En el mostrador de Urgencias, el administrativo le dijo que el hospital aún no cuenta con maternidad y que, según el protocolo, los partos debían atenderse en La Arrixaca. Según Francisco, le explicó entonces que su hija ya estaba naciendo, «a lo que me respondió que no podían hacer nada, que había que avisar al 112». Fue entonces cuando se montó de nuevo en el furgón y decidió dirigirse a la entrada principal del hospital buscando el auxilio del personal de ambulancias. En ese corto periodo de tiempo, se consumó el parto y su hija quedó acurrucada en el asiento del vehículo junto a su madre, unidas aún por el cordón umbilical.
A la puerta central del hospital, los encargados de ambulancias avisaron al personal sanitario y Francisco tuvo que regresar a Urgencias, donde ya esperaban varios médicos y enfermeros. Fue entonces cuando fuera de sí, presa todavía de los nervios, se encaró con el administrativo: «Si a mi hija le llega a pasar algo, te pego un tiro». A lo que el trabajador del hospital respondió avisando a la Guardia Civil, personándose una patrulla minutos más tarde.
Tras ser atendidas y reconocidas, madre e hija fueron trasladadas al Hospital Materno-Infantil de La Arrixaca. Francisco Cuesta denunció ayer por la tarde los hechos ante la Guardia Civil «para que no vuelva a producirse una situación de estas características».
La dirección del hospital abre una investigación
Uno de los jefes de área del hospital, el doctor Luis Aguirán, ha aclarado a esta redacción que, «en ningún momento, se negó la entrada de esta mujer al centro ni la asistencia. Este señor pidió la tención de un parto produciéndose una confusión en los términos con los que se comunicó con el administrativo, quien, no siendo consciente de que el parto se estaba produciendo ya y no daba tiempo a ir a otro sitio, le dijo que el caso debía derivarse a la Arrixaca». Aguirán añade que «en ningún momento, el personal facultativo ha tenido conocimiento de que la petición venía ocasionada por una situación de parto inminente, hasta que ha sido informado de que la parturienta ya había dado a luz».
El director del Lorenzo Guirao, el doctor Jesús Cañavate, ha exonerado al personal sanitario de cualquier culpa y ha anunciado la apertura de una investigación interna para depurar responsabilidades, «porque, por encima de protocolos, debe prevalecer el auxilio a cualquier persona, en la calle o donde sea. En este hospital ya han nacido otros niños y, aunque no tenemos unidad de maternidad, ante un caso urgente siempre se ha auxiliado a la madre y nos han producido una gran felicidad esos partos». Cañavate está convencido de que la situación «se podía haber gestionado de otra forma si se hubiera determinado si se trataba de un parto inminente o no».
Entre las nueve y media y las diez de la mañana, Francisco Cuesta llegó aceleradamente a la puerta de urgencias del centro sanitario. Su compañera se había puesto de parto repentinamente y, ya en el vehículo, se dio cuenta de que no llegaría a La Arrixaca. La niña estaba a punto de coronar cuando frenó en seco en el mismo umbral del policlínico.
En el mostrador de Urgencias, el administrativo le dijo que el hospital aún no cuenta con maternidad y que, según el protocolo, los partos debían atenderse en La Arrixaca. Según Francisco, le explicó entonces que su hija ya estaba naciendo, «a lo que me respondió que no podían hacer nada, que había que avisar al 112». Fue entonces cuando se montó de nuevo en el furgón y decidió dirigirse a la entrada principal del hospital buscando el auxilio del personal de ambulancias. En ese corto periodo de tiempo, se consumó el parto y su hija quedó acurrucada en el asiento del vehículo junto a su madre, unidas aún por el cordón umbilical.
A la puerta central del hospital, los encargados de ambulancias avisaron al personal sanitario y Francisco tuvo que regresar a Urgencias, donde ya esperaban varios médicos y enfermeros. Fue entonces cuando fuera de sí, presa todavía de los nervios, se encaró con el administrativo: «Si a mi hija le llega a pasar algo, te pego un tiro». A lo que el trabajador del hospital respondió avisando a la Guardia Civil, personándose una patrulla minutos más tarde.
Tras ser atendidas y reconocidas, madre e hija fueron trasladadas al Hospital Materno-Infantil de La Arrixaca. Francisco Cuesta denunció ayer por la tarde los hechos ante la Guardia Civil «para que no vuelva a producirse una situación de estas características».
La dirección del hospital abre una investigación
Uno de los jefes de área del hospital, el doctor Luis Aguirán, ha aclarado a esta redacción que, «en ningún momento, se negó la entrada de esta mujer al centro ni la asistencia. Este señor pidió la tención de un parto produciéndose una confusión en los términos con los que se comunicó con el administrativo, quien, no siendo consciente de que el parto se estaba produciendo ya y no daba tiempo a ir a otro sitio, le dijo que el caso debía derivarse a la Arrixaca». Aguirán añade que «en ningún momento, el personal facultativo ha tenido conocimiento de que la petición venía ocasionada por una situación de parto inminente, hasta que ha sido informado de que la parturienta ya había dado a luz».
El director del Lorenzo Guirao, el doctor Jesús Cañavate, ha exonerado al personal sanitario de cualquier culpa y ha anunciado la apertura de una investigación interna para depurar responsabilidades, «porque, por encima de protocolos, debe prevalecer el auxilio a cualquier persona, en la calle o donde sea. En este hospital ya han nacido otros niños y, aunque no tenemos unidad de maternidad, ante un caso urgente siempre se ha auxiliado a la madre y nos han producido una gran felicidad esos partos». Cañavate está convencido de que la situación «se podía haber gestionado de otra forma si se hubiera determinado si se trataba de un parto inminente o no».
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