Le acusan de negar la comunión a una menor porque no le gustaba la ropa que llevaba; él dice que está «abierto a todo el mundo»
29.09.10 - 00:49 - JUAN LUIS VIVAS La Verdad
29.09.10 - 00:49 - JUAN LUIS VIVAS La Verdad
Vecinos de la pedanía del Llano de Molina no están contentos con su párroco, Julián Vicente García, al que acusan de estar «destruyendo día a día la parroquia», y por ello «ya no acude a la iglesia casi nadie». Al parecer, muchos feligreses han dejado de asistir a misa porque «es una vergüenza acudir al templo y nos produce cierto malestar oír tantas barbaridades; da igual la ceremonia que esté realizando».
Son muchos los comportamientos inapropiados que los vecinos censuran al cura, pero la gota que ha colmado el vaso ha sido su supuesta negativa a confirmar a un grupo de once adolescentes que asisten a catequesis desde hace más de tres años. Los progenitores afirman que lo tenían todo preparado para celebrar sus respectivas fiestas de confirmación el pasado mes de agosto, pero el cura no quiso, arguyendo que «no estaban preparados porque no han ido a misa todos los domingos», según el testimonio de los padres. Uno de éstos, Antonio Ayala, harto de la actitud del párroco, se dirigió el pasado 6 de septiembre por escrito al obispo de la Diócesis, José Manuel Lorca Planes, pidiéndole que revise el caso del cura de La Purísima y que estudie la posibilidad de enviar un sacerdote «que tenga capacidad para reparar y aunar de nuevo a la parroquia», invitando al Obispado a que haga las «indagaciones necesarias».
Muchos también indican que invitó a una niña de 12 años a que se marchara de la iglesia porque llevaba unos pantalones muy cortos y a otra le negó la comunión porque «no le gustaba la ropa que llevaba puesta». Ayala afirma en su misiva al obispo que este caso ha sido «la punta del iceberg» y recuerda que ya se han hecho dos intentos de recogida de firmas, «pero al final, por lástima, no se han presentado».
Sin noticias
Ante esto, el cura afirma que no tiene constancia del escrito porque el Obispado no le ha trasladado noticia alguna, aunque sí es consciente del malestar existente porque él mismo ha confesado que, durante las fiestas, hubo un intento de colocar una pancarta en su contra, pero el pedáneo y la comisión de fiestas lo impidieron.
El párroco dice entender que pueda haber gente que no comulgue con su predicado, pero asegura que está «abierto a todo el mundo y se encuentra muy a gusto». También precisa que al frente de los grupos de catequesis hay una catequista con responsabilidad y niega que se haya opuesto a la confirmación de los adolescentes.
Aclara que los padres querían celebrarla en agosto, pero no pudo ser porque el vicario no estaba disponible y que, finalmente, se llevará a cabo en noviembre, de acuerdo con la catequista y el vicario.
Son muchos los comportamientos inapropiados que los vecinos censuran al cura, pero la gota que ha colmado el vaso ha sido su supuesta negativa a confirmar a un grupo de once adolescentes que asisten a catequesis desde hace más de tres años. Los progenitores afirman que lo tenían todo preparado para celebrar sus respectivas fiestas de confirmación el pasado mes de agosto, pero el cura no quiso, arguyendo que «no estaban preparados porque no han ido a misa todos los domingos», según el testimonio de los padres. Uno de éstos, Antonio Ayala, harto de la actitud del párroco, se dirigió el pasado 6 de septiembre por escrito al obispo de la Diócesis, José Manuel Lorca Planes, pidiéndole que revise el caso del cura de La Purísima y que estudie la posibilidad de enviar un sacerdote «que tenga capacidad para reparar y aunar de nuevo a la parroquia», invitando al Obispado a que haga las «indagaciones necesarias».
Muchos también indican que invitó a una niña de 12 años a que se marchara de la iglesia porque llevaba unos pantalones muy cortos y a otra le negó la comunión porque «no le gustaba la ropa que llevaba puesta». Ayala afirma en su misiva al obispo que este caso ha sido «la punta del iceberg» y recuerda que ya se han hecho dos intentos de recogida de firmas, «pero al final, por lástima, no se han presentado».
Sin noticias
Ante esto, el cura afirma que no tiene constancia del escrito porque el Obispado no le ha trasladado noticia alguna, aunque sí es consciente del malestar existente porque él mismo ha confesado que, durante las fiestas, hubo un intento de colocar una pancarta en su contra, pero el pedáneo y la comisión de fiestas lo impidieron.
El párroco dice entender que pueda haber gente que no comulgue con su predicado, pero asegura que está «abierto a todo el mundo y se encuentra muy a gusto». También precisa que al frente de los grupos de catequesis hay una catequista con responsabilidad y niega que se haya opuesto a la confirmación de los adolescentes.
Aclara que los padres querían celebrarla en agosto, pero no pudo ser porque el vicario no estaba disponible y que, finalmente, se llevará a cabo en noviembre, de acuerdo con la catequista y el vicario.
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