Un policía relata el peligroso rescate de 19 animales que habían quedado atrapados en el Cañón de Almadenes
23.01.12 - 01:06 -
Andrés Hurtado Martínez nunca olvidará el insólito rescate que tuvo que hacer el viernes de la semana pasada en la presa de la Mulata, en el Cañón de Almadenes, al igual que el pastor al que le pudo devolver diecinueve ovejas vivas siempre le estará agradecido. Por méritos propios, este policía nacional destinado en Molina hace un año se ha convertido en algo así como el salvador de los corderos, merced a una hazaña en la montaña que está al alcance de muy pocos.
En realidad, cuando le llamaron por teléfono no daba crédito y se echó a reír. «Me dijeron que había 400 borregos cayendo por la ladera y creía que era una broma», recuerda. «¿Qué queréis, que vaya a darles un paseo?», espetó de broma a su interlocutor. Pero sí, al final era cierto. Al parecer, según explica, las ovejas estaban pastando en la ladera y hubo una estampida por algún ruido que asustó al rebaño, y cuatrocientas de ellas fueron a parar a un cortado, no pudiendo dar marcha atrás. Casi todas cayeron y murieron, pero hubo diecinueve que permanecieron colgadas en una pared, a la espera de que su particular superhéroe fuera a redimirlas de tan delicada situación.
Fue el alcalde de Calasparra, Jesús Navarro, el que se puso en contacto con el jefe de la Comisaría de Molina para que Andrés obtuviera permiso, ya que, según le explicaron, era el único que podía hacerlo por la experiencia que Andrés Hurtado tiene, desde 1991, en el grupo de espeleosocorro de la Federación de Espeleología de la Región y por su gran conocimiento de la zona, ya que ha realizado numerosas prácticas de rescate en el Cañón de Almadenes.
De uno en uno
El experto montañero obtuvo el visto bueno para desplazarse hasta la montaña, donde le esperaba el excepcional reto de poner a salvo a las indefensas ovejas que estuvieron dos días, de miércoles a viernes, atrapadas, sin poder moverse. «La mayoría cayeron al vacío y muchas estaban preñadas, la verdad es que aquello daba pena», lamenta este agente afincado en Cieza. Con la colaboración de otro miembro de su grupo de espeleología, Pepe Liza, se puso manos a la obra y se dio un «palizón» de casi seis horas, desde las 12.30 hasta las 18.15 horas, primero instalando el complejo sistema de progresión y de cuerdas para poder acceder hasta la pared donde los animales estaban suspendidos, y luego sacando corderos, uno a uno.
La tarea fue complicada y las ovejas podían caer al vacío en cualquier momento. «Aún no me explico cómo pudieron estar dos días colgadas en la pared», comenta incrédulo el experto montañero. Andrés tuvo que atar con cuerdas las patas de los animales para poder cogerlos en peso y -uno por uno- los fue transportando por un pasamanos que él mismo construyó y que formaba parte de la sofisticada instalación de progresión que había diseñado.
Con un esfuerzo colosal, pudo poner a salvo a las ovejas y así devolverlas al pastor para compensar, en una pequeña parte, el tremendo desastre que sufrió en esta agitada jornada de pasto. El dueño del rebaño ha padecido una cuantiosa pérdida, porque muchas ovejas estaban preñadas, según indica el propio Andrés. El experto montañero, que ha colaborado en muchos rescates como el que tuvo lugar en la Semana Santa de 2010 en la Cueva del Agua, admite que difícilmente se le presentará en el futuro una práctica de salvación tan extraordinaria como la vivida hace unos días.
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