lunes, 8 de noviembre de 2010

MURCIA/ Regreso al siglo XIX

Al abrir la puerta te encuentras con un pasillo fantasmal, sin un ápice luz, que te lleva a un patio abierto donde se encuentran las escaleras para entrar a los domicilios. Ni se ve ni se escucha nada. Parece el guión de una película con reminiscencias del siglo XIX, con bailarinas, apuestos caballeros y grandes banquetes. Sin embargo, es lo que tienen que sufrir noche tras noche las 25 familias que viven en el edificio Balcón 3 de Murcia de San José de la Montaña, en la pedanía de Los Garres.
Ya suman catorce días sin luz. El pasado 26 de octubre, a las cuatro menos cuarto de la tarde, Iberdrola cortó el suministro y dejó a dos velas a estas familias. La promotora del edificio, Framadal, que está inmersa en concurso de acreedores, se comprometió a pagar a Iberdrola los 4.000 euros que le reclamaban en concepto de luz de obra (que algunos vecinos llevaban usando desde diciembre del 2007).
Y es que algo tan rutinario como hacer la comida, se convierte en una verdadera odisea, ya que sus frigoríficos están completamente vacíos. «Hemos tirado ya mucha comida. Aquí todos comemos y cenamos en casas de familiares», comenta Carlos Duarte. Además, la promotora ni ofrece soluciones ni informa a los vecinos. «No sabemos cuándo va a acabar esto. Nos tienen en la inopia», explica Carlos. La falta de luz repercute en la calidad de vida de estos ciudadanos, alguno de los cuales vendieron sus casas en la ciudad para poder disfrutar de la montaña. «Ayer me acosté a las 10 de la noche. El problema es que vienes cansado de trabajar y no puedes sentarte en el sofá a ver la tele o leer un libro», explica Ángel Gálvez, otro de los vecinos, mientras prepara la cena en un camping gas.
Un problema para los niños
El problema se traslada a los niños pequeños que están viviendo una infancia sin luz. «Mi hijo por la noche me dice que quiere ver Bob Esponja, y yo le tengo que hacer una imitación», afirma sonriendo irónicamente Ángel. Aseguran que hay familias que están «muy nerviosas»; sobre todo, por los niños pequeños que no pueden tener una infancia como la de sus compañeros de clase.
Raquel Sánchez, que vive en el primer piso, se sienta en un sofá y abre un libro bajo la tenue luz de un candil. «No paro de leer, no podemos hacer otra cosa. Y lo de hacer cenas en casa con los amigos, ni pensarlo», explica Raquel.
Los vecinos no saben cuándo terminará este infierno. San José de la Montaña es una zona con una temperatura menor que la de la ciudad. Raquel lleva puesto un abrigo largo y grueso. «Esperemos que no lleguemos al invierno sin luz. No lo contemplo, ni me lo quiero imaginar», explica Carlos. Viene un invierno en el que estos vecinos quieren ducharse con agua caliente. De momento, como cuenta Ángel, ducharse es también otra odisea: «Tengo que calentar un termo y echarlo a la bañera. Todos los días».
Para los inquilinos del edificio Balcón 3, las noches no conllevan descanso y relajación. Cada día que pasan sin luz, aumenta su tristeza, convirtiendo su día a día en un drama. El alcalde pedáneo les aseguro «que los habían engañado», como explica Ángel. Mientras, Iberdrola y Framadal intentan llegar a un acuerdo sin contar con ellos. «Sólo les pido que, si es un problema burocrático, de papeles, que pongan voluntad e intenten buscar el papel atascado», suplica Carlos Duarte.

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