FRANCISCO GÓMEZ / La Opinión
Las dos cofradías mayoritarias de la Semana Santa lorquinas, el Paso Azul y el Paso Blanco, salieron ayer a las calles de Lorca para anunciar a todos los ciudadanos que un año más participarán en las procesiones de una fiesta declarada de Interés Turístico Internacional.
Ambos pasos contagiaron con su música y sus vivas a las vírgenes titulares, la de los Dolores de los azules y la de la Amargura de los blancos, a cuantas personas encontraron en sus desfiles.
El paso Azul tuvo su punto de concentración por la mañana en la calle Nogalte, donde tiene su sede. Con su junta directiva, al frente de la cual iba el presidente, José Antonio Ruiz, y también con su bandera y su banda de música, los azules recorrieron las principales calles de la ciudad, pasando por Cuesta de San Francisco, Poeta Carlos Mellado, avenida Juan Carlos I, Musso Valiente, Lope Gisbert, Pío XII y Corredera antes de iniciar el regreso.
Niños, jóvenes y mayores vitorearon a la imagen titular, a la vez que ondearon los pañuelos azules como preámbulo de lo que se espera para los días grandes de Lorca.
El Día Blanco comenzó a las doce del mediodía en la glorieta de Santo Domingo con la plantación de un olivo traído expresamente de Jerusalén. En la capilla del Rosario se celebró una misa solemne en honor al Santísimo Cristo de la Oración en el Huerto.
La jornada continuó con una comida multitudinaria en un restaurante de la huerta, y por la tarde se procedió a la imposición de crucetas a los mayordomos que lo habían solicitado. Después comenzó el acto del anuncio en las procesiones con salida desde la capilla del Rosario, recorriendo a continuación Santo Domingo, Juan de Toledo, Corredera, Cuesta de San Francisco, Poeta Carlos Melladio, Juan Carlos I y Musso Valiente para volver al punto de partida.
Al frente de la comitiva estuvo el presidente de la cofradía, Juan Andrés Ibáñez, y junto a él cientos de seguidores.
Ambos pasos contagiaron con su música y sus vivas a las vírgenes titulares, la de los Dolores de los azules y la de la Amargura de los blancos, a cuantas personas encontraron en sus desfiles.
El paso Azul tuvo su punto de concentración por la mañana en la calle Nogalte, donde tiene su sede. Con su junta directiva, al frente de la cual iba el presidente, José Antonio Ruiz, y también con su bandera y su banda de música, los azules recorrieron las principales calles de la ciudad, pasando por Cuesta de San Francisco, Poeta Carlos Mellado, avenida Juan Carlos I, Musso Valiente, Lope Gisbert, Pío XII y Corredera antes de iniciar el regreso.
Niños, jóvenes y mayores vitorearon a la imagen titular, a la vez que ondearon los pañuelos azules como preámbulo de lo que se espera para los días grandes de Lorca.
El Día Blanco comenzó a las doce del mediodía en la glorieta de Santo Domingo con la plantación de un olivo traído expresamente de Jerusalén. En la capilla del Rosario se celebró una misa solemne en honor al Santísimo Cristo de la Oración en el Huerto.
La jornada continuó con una comida multitudinaria en un restaurante de la huerta, y por la tarde se procedió a la imposición de crucetas a los mayordomos que lo habían solicitado. Después comenzó el acto del anuncio en las procesiones con salida desde la capilla del Rosario, recorriendo a continuación Santo Domingo, Juan de Toledo, Corredera, Cuesta de San Francisco, Poeta Carlos Melladio, Juan Carlos I y Musso Valiente para volver al punto de partida.
Al frente de la comitiva estuvo el presidente de la cofradía, Juan Andrés Ibáñez, y junto a él cientos de seguidores.
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