viernes, 14 de septiembre de 2012

LORCA/ «Vivir así es infrahumano»

La Verdad

Antonio Guillén es vecino de toda la vida de la calle Riquelme, en el barrio de San Cristóbal. Allí ha vivido siempre con su familia sin tener problemas con los vecinos, pero hace diez años una nueva familia se instaló en una casa situada en la parte alta del cerro y, desde entonces, utilizan un solar que queda justo debajo de su vivienda para lanzar las bolsas de basura sin tener que bajar hasta los contenedores públicos. «La basura se almacena aquí y nosotros tenemos que soportar la peste. Es infrahumano», asegura Antonio mientras señala las toneladas de desperdicios que se acumulan día tras día en el lugar, una casa cerrada y sin techumbre cuyo propietario ha pedido varias veces que sea derribada, ya que se encuentra en situación de ruina.
Todos los vecinos de la zona forman una sola voz para reclamar atención a su problema: «Tienen que pagar por lo que hacen, no es justo que no haya represalias». Según ellos, el Ayuntamiento limpió una vez este solar el año pasado y sacó ocho camiones de basura llenos, pero nunca ha multado a los vecinos que provocan esta situación, por lo que a los pocos meses el lugar estaba otra vez en las mismas condiciones, lleno de basura, desperdicios e incluso muebles rotos. Sin embargo, desde el Ayuntamiento aseguran que tienen prevista una nueva limpieza del solar y que se trataría de la decimotercera vez que el consistorio actúa en este lugar.
De una u otra forma, los vecinos esperan que los causantes de esta situación también sean castigados. «Ratas, moscas... Aquí hay de todo. Tenemos que tener las ventanas cerradas para que no entre el mal olor», denuncia Dominga Moreno, vecina de una de las casas colindantes, invadida por las ratas debido a la cercanía de este 'vertedero'. «Tengo todos los ratones en el techo del cuarto de baño, ¿por qué tengo que aguantarlo?», pregunta irritada.
La zona afectada es amplia y está compuesta por varias calles cercanas a la iglesia de San Cristóbal, por lo que el tránsito de niños es habitual e incluso viven dos bebés en una de las casas colindantes. «Aquí siempre hay movimiento de zagales», afirma Antonia Borgoñoz. Su propio hijo no tiene más remedio que jugar en la calle rodeado de basura y, en ocasiones, de ratas, pero «ha nacido aquí y tiene que vivir su día a día».
«Todos se lavan las manos»
La situación ha superado a los vecinos, que no saben qué hacer para que la basura desaparezca y no entienden cómo a los responsables no les importa vivir en estas condiciones. «Queremos que esto acabe y hemos hablado con el Ayuntamiento, pero al final todos se lavan las manos y nosotros seguimos igual», aseguran.
De hecho, este comportamiento «incívico», que normalmente sería sancionado, no ha sido castigado en este caso ni por el Ayuntamiento ni por la Policía Local, según denuncia el edil de IU-Verdes, Pedro Sosa. Sin embargo, la ordenanza municipal de 'Protección de la convivencia ciudadana y prevención de conductas antisociales', que está en vigor desde el año 2010, incluye un cuadro sancionador con multas que oscilan entre los 30 y los 3.000 euros para casos de irresponsabilidad vecinal como el de esta familia.
El Ayuntamiento, por su parte, recuerda que «la limpieza de los solares privados es responsabilidad única y exclusiva de sus propietarios», por lo que asegura que se pasará la factura de esta limpieza a los propietarios del solar en cuestión. Aun así, realizará la intervención subsidiaria prevista porque «los vecinos no merecen cargar con las consecuencias de comportamientos incivilizados».

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