sábado, 30 de enero de 2010

MURCIA/ «Van a dejar el paisaje un poco feo»


30.01.10 - 00:34 -
RUTH HERNÁNDEZ MURCIA. / La Verdad
Los residentes creen que «la masificación y pérdida de encanto» resultarán muy negativas para la zona a desarrollar
Vecinos de Santo Ángel y Algezares rechazan el plan para levantar 1.300 casas al pie de La Fuensanta

Los vecinos de Santo Ángel y Algezares no han recibido muy bien la noticia, que ayer publicaba este periódico, sobre la aprobación de un plan parcial entre ambas pedanías, que permitirá la construcción de 1.300 viviendas, de las que 130 serán viviendas de protección oficial. La ubicación de este terreno, en la falda de la sierra de la Cresta del Gallo, brinda a los murcianos que viven a su alrededor un paisaje que, a veces, confunden con un cuadro.
'La Verdad' habló ayer con numerosos habitantes de las dos pedanías y el resultado fue unánime. «Lo que yo veo es un pelotazo», dice un vecino de Santo Ángel queprefiere no identificarse. «Van a masificar mucho esta zona verde. De aquí a nada el monte lo quitan de en medio», comenta Antonio José Navarro.
José Antonio Albero, vecino de Algezares, señala que este plan parcial va encima de una rambla. «Pretenden hacer edificios de cinco alturas, mas el bajo, sobre una rambla y aunque la entuben, no deja de ser una rambla. Además, estos pisos están pegados a nuestras casas», aseveró el vecino.
En e convento de las Carmelitas Descalzas de Murcia también dan su opinión. «Todas esas viviendas van a dejar el paisaje un poco feo. Si están todas las obras paradas, no sé qué van a construir. Ese terreno debería ser zona verde. Es un disparate», manifiesta una hermana del convento.
Sor María, madre superiora del convento de San Antonio, de la orden de la Inmaculada Concepción, ubicado en la pedanía de Algezares, también acepta hablar con esta Redacción.
«Todo este entorno merece respeto. No podemos destruir lo poco que queda en Murcia de espacio verde y y solo proteger la zona del santuario de La Fuensanta», declara. «Antes mirábamos por la ventana y veíamos trozos de la huerta cultivados. Ahora, miramos y sólo vemos torres y edificios».
«Podrían hacer un jardín botánico en esta zona con especies autóctonas de la Región. Teniéndo este espacio como está, en estos momentos, tampoco podemos disfrutarlo. Deberían crear un lugar cerrado y vigilado para que fuera asequible tanto a personas mayores como a familias y jóvenes», propone Sor María. «Si realmente construyeran casas bonitas y en planta baja y espacios ajardinados todavía se respetaría la naturaleza».
Pepe Malena es propietario de un restaurante que lleva por nombre su propio apellido. «Cuando abrí mi bar estaba solo aquí. Que hagan más casas y urbanizaciones no me beneficia. Una cosa es el negocio y otra es el entorno. Yo no hubiera consentido que hicieran ningún edificio. Solo dejaría las casas que llevan toda la vida en el monte», expresa el responsable.
«Por ejemplo -prosigue-, la casa de La Cierva está allí. Lo que hacen falta son jardines y parques, y que sigan plantando limoneros y naranjos. Ese mismo parque, el día de la romería serviría como punto de encuentro de todos los ciudadanos que quieran subir al Santuario».
«Más infraestructuras»
«Existen muchos lugares bastante más espaciosos para hacer todas estas viviendas. Tendrán que poner muchas más infraestructuras para hacer frente al incremento de población, aunque se podrían gastar ese dinero en dar otros sevicios, que son más necesarios en estos momentos», dice Felipe Guerrero, vecino de Algezares.
María Jesús Macanás vive en una acogedora casa con vistas a la ciudad y al monte. Un enclave único para ver pasar la vida al lado de sus seres queridos. «Los edificios de este plan parcial van pegados a mi terraza. Me parece muy mal porque me quitan totalmente la vista y toda la luz que recibe mi hogar», afirma Macanás.
«Un dúplex quita la visión del monte. Los únicos que podrán disfrutar del paisaje serán los que vivan en la última planta de los edificios que van a hacer dentro de unos años», comenta.
«Recalificaron todos los terrenos a cambio de hacer equipamientos colectivos, pero no han hecho nada. Sólo quitaron la tierra de la montaña y dejaron el solar vacío», señala, indignada. «No hay derecho a que nos priven de este paisaje. Tenemos esta casa muchísimos años. Nos han hecho una faena muy gorda».
Antonio Illán Ruiz, marido de María Jesús Macanás, va más allá todavía. Asegura que lo que ahora se pretende hacer en este lugar es «casi monstruoso. No estoy en contra del plan parcial, pero pienso que este terreno tendría otra función mejor». Nadie parece estar a favor.

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