Los daños al mobiliario urbano se han multiplicado desde comienzos de año, sobre todo en el centro y en los fines de semana
01.11.10 - 00:52 -
Los vándalos se han cebado este año con los árboles de los parques y jardines. Unos 200 han sido destrozados en los últimos diez meses. De ellos, 128 han resultado dañados desde el pasado verano. Las cifras son alarmantes, ya que en algunas zonas como la calle Lope Gisbert, algunos de los ejemplares han tenido que ser repuestos hasta en tres ocasiones.
Los actos vandálicos no sólo han afectado a los árboles, ya que los 'amigos de lo ajeno' también han ocasionado numerosos daños en los sistemas de riego. En la mayoría de los casos el robo de programadores y válvulas de riego, llevan también consigo el 'arrancado' de tuberías, que han de ser repuestas con los consiguientes gastos de material y mano de obra. En lo que va de año se han sustraído de los parques y jardines un total de 29 válvulas de riego y programadores.
Pero aún hay más, ya que hasta 11 contenedores de basura han resultado quemados en lo que va de año, una cifra que está por encima de los resultados del ejercicio anterior, en que fueron 10 los recipientes deteriorados por el fuego. A ello, hay que sumar las papeleras destrozadas, sobre todo, los fines de semana. Estas se procuran fijar lo mejor posible a postes y farolas para evitar que sean arrancadas. En el caso de los contenedores, están siendo sujetados con cepos en algunas zonas para que no puedan ser trasladadas o lanzadas calle abajo.
Otros datos producto del vandalismo son los doce camiones de basura que han sufrido pedradas durante su recorrido habitual. Cristales rotos en organismos oficiales, como la Cámara de Comercio e Industria de Lorca, y pintadas en la fachada del Ayuntamiento, la sede del PSOE y del sindicato UGT, son también actuaciones ejecutadas en los últimos meses en la ciudad.
Las pintadas y grafitis también han llegado hasta plazas como la del Alcalde Fernando Chuecos, en las conocidas como 'Nuevas alamedas', los bloques de buzones de pedanías como la de Campillo, o la nueva zona de esparcimiento creada tras la supresión del paso a nivel de Santa Clara.
Los actos vandálicos suponen anualmente un importante montante económico. En el caso de los contenedores quemados, los costes superan los 21.000 euros. Los de jardinería, por la reposición de ejemplares, superan los 15.000 euros, a los que habría que sumar el coste de la mano de obra, que ejecutan los técnicos de la concejalía.
En ocasiones, algunos de los resultados de los actos vandálicos tienen que esperar bastantes meses para ser arreglados. Es el caso de las pintadas y grafitis que se ejecutan en las alamedas. «Tenemos que contar con más personal para poder acometer el repintado de bancos, muros, papeleras, farolas... Se contratan peones con los planes de Empleo, pero eso sucede en determinados momentos del año», explicó el concejal de Obras Públicas, Ángel Meca.
Renovación tardía
En algunas zonas, la renovación tarda algún tiempo, pero también por el propio interés de sus responsables. Ocurre en estos momentos en la calle Lope Gisbert. Allí, muchos de los ejemplares que resultaron destrozados, aún no han sido sustituido por otros.
«Va a tardar todavía algún tiempo. Nuestra intención es que los ciudadanos lo vean y que el que provocó ese daño de noche, bajo no sabemos qué influencia, pueda verlo de día, y quizás con un poco de suerte, su conciencia le impida volver a repetir este tipo de acciones», añade Meca.
El récord de daños provocados a la arboleda de una misma zona lo tiene la alameda Gimeno Castellar. Allí, antes del verano, en un mismo fin de semana fueron quebrados 22 moreras. Los ejemplares contaban ya con una altura importante, por lo que tuvieron que ser sustituidos, ya que era imposible que pudieran salir adelante.
Tras un fin de semana también aparecieron con pintadas toda la zona de nueva creación en la avenida de Santa Clara, donde ha sido suprimido hace algunos meses el paso a nivel. Allí, papeleras, farolas, bancos y hasta el muro del cauce del río Guadalentín, aparecieron con grafitis y pintadas.
Los daños llegaron hasta el cercano monasterio de Santa Ana y la Magdalena de Clarisas. El muro exterior del convento de clausura también fue objeto de las pintadas. En los últimos meses se ha intensificado la presencia policial en las zonas más afectadas por los actos vandálicos. A pesar de ello, se siguen produciendo, por lo que los responsables de Parques y Jardines y de Empresas Municipales, Ángel Meca y Melchor Morales, respectivamente, han solicitado la colaboración ciudadana.
«Con la ayuda de todos podemos evitar estas situaciones. Lo que les pedimos a los ciudadanos es que denuncien, que llamen a la policía y alerten sobre estas actuaciones», señala Melchor Morales. Su concejalía, la de Limpieza, ha tenido que retirar en el último año numerosas pintadas de edificios como el Ayuntamiento. «Los costes son muy elevados, ya que los edificios históricos son de piedra y no se puede dañar».
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