domingo, 7 de marzo de 2010

LORCA/ Una mezquita almohade al borde del camino


07.03.10 - 01:12 -
ANTONIO SORIANO / La Verdad
El año 1999 fue descubierta la mezquita del cortijo del Centeno, con motivo de las excavaciones que se llevaron a cabo en el entorno del embalse de Puentes, a consecuencia de la construcción de la nueva presa. Situada en un pequeño meandro que forma el río Vélez antes de confluir con el embalse, el acceso más cercano es por la carretera de La Parroquia.
El edificio, según la arqueóloga Ana Pujante que se encargó de los trabajos de excavación y restauración, aunque no es ostentoso, es una muestra muy didáctica de lo que es una mezquita, con un valor cultural e histórico relevante para Lorca. Se encuentra en un espléndido paraje natural, destacado también por ser considerado como uno de los mayores bosques de tarayal de Europa y reserva de numerosas especies animales.
La mezquita rural conserva el trazado de su planta completo y perfectamente identificables los elementos que caracterizan a este tipo de edificios religiosos, siendo uno de los escasos ejemplos que no han sufrido transformaciones posteriores, manteniendo fosilizada su planta, desde el periodo islámico. La actual apariencia de la mezquita, como un edificio aislado, no es la real ya que estaba rodeada de una alquería que contaba también con un cementerio musulmán.
Los expertos estiman que esta mezquita debió estar incluida en el territorio administrativo del castillo de Puentes, cuyos restos son visibles a poco más de un kilómetro.
La mezquita tiene una planta de tendencia rectangular con su eje mayor ordenado de sureste a noroeste. Las dimensiones exteriores son 13,90 metros por 10,80. Está configurada en tres espacios diferenciados: el oratorio dividido en tres naves, destacando el muro de la 'quibla' al sureste, y en el lado opuesto un sector sobre elevado; una dependencia contigua al muro de la 'quibla' que pudo hacer diversas funciones; y un minarete, en el ángulo norte.
El oratorio está formado por tres naves. Su desarrollo en altura configura una serie de arcos, parte de los cuáles se hallaron desplomados durante la excavación. A este oratorio se podía acceder por dos puertas, una en el muro de la 'quibla' y otra en el lado norte junto al minarete. Ambas presentan una morfología en recodo, con un tabique que reservaba la intimidad interior, propia de la arquitectura andalusí.
El elemento más característico de las mezquitas es el 'mihrab', localizado en la nave central, justo en el centro del muro de la 'quibla'. Tiene planta semicircular hacia el oratorio y rebasa el espesor del muro en forma de hexágono. Si nos situamos frente al 'mihrab', a su derecha aparece otro nicho también realizado en el muro de la 'quibla', que tiene planta rectangular, denominado 'almimbar' o 'mimbar'. Estaba destinado a alojar el púlpito en el que se subía el imán para pronunciar el sermón del viernes, y es una de las características de las mezquitas aljamas.
Las mezquita del Centeno destaca por este detalle del 'almimbar', constituyendo un ejemplo de este tipo de edificio religioso en ámbitos rurales. En el fondo, junto al minarete y próximo a la puerta de entrada principal, se sitúa el oratorio femenino formado por un espacio sobreelevado.
El alminar o minarete es la torre de las mezquitas, coronado por una galería desde la cual convoca el 'moecín' a los fieles en las horas de oración. El de la mezquita del Centeno, situado en el ángulo norte, tiene planta cuadrada y sólo se ha conservado la base, y los primeros peldaños de la escalera. Los almohades, que fueron grandes constructores de alminares, utilizaron este elemento de la mezquita como símbolo de la presencia y triunfo del Islam.
Tras el muro de la 'quibla' existe una dependencia que comunica con el oratorio a la que se puede acceder también desde exterior del edificio. Durante las excavaciones se localizaron el arco y las jambas que formaban el vano, que restaurados se encuentran expuestos en el Museo Arqueológico.
Esta dependencia, indican los expertos, se puede interpretar como la «mezquita de los muertos», incorporando en un ángulo un rebanco, que pudo servir para llevar a cabo el ritual del lavado del difunto. En época almorávide es cuando se incorporan estos espacios en las mezquitas aljamas.

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