Que en la finca Los Canasteros, situada junto a la carretera de Mazarrón, se celebraban peleas de gallos con mucho dinero de por medio, era en Sangonera la Verde un secreto a voces. Los laberínticos carriles de la huerta que rodean esta vivienda han sido «desde hace cuatro o cinco años» un ir y venir de coches de alta gama llegados incluso desde fuera de la Región, cuentan algunos vecinos de la pedanía. Lo atestiguan los Audi y BMW que permanecían ayer por la mañana en el lugar, huérfanos de sus ocupantes, que fueron detenidos el sábado por la noche en un gran operativo policial.
Más de un centenar de agentes de la Policía Nacional irrumpieron en el reñidero justo cuando se iba a celebrar una de estas sanguinolentas peleas. Se encontraron, según explican fuentes cercanas a la investigación, con entre 40.000 y 50.000 euros en apuestas y 200 gallos que fueron recogidos por el servicio de Zoonosis del Ayuntamiento de Murcia. Arrestaron a 130 personas.
Los detenidos prestaron declaración a lo largo de la madrugada y fueron puestos en libertad ayer por la mañana. Todos menos cuatro: el matrimonio dueño de la vivienda, el encargado del reñidero y uno de los asistentes a la pelea, que tenía en su poder una pistola tipo 'star' sin licencia para ello. Se le acusa de tenencia ilícita de armas.
Algunos de los detenidos volvieron ayer por la mañana a Los Canasteros a por sus vehículos, y recibieron a este periódico de manera poco amistosa. De hecho, dos coches siguieron a los redactores hasta que abandonaron el lugar.
Los vecinos, por su parte, aseguran que no sabían nada de lo que ocurría en el interior de la casa. «Veíamos que venía mucha gente, pero nunca hemos tenido problemas con ellos. No hacían ruido ni provocaban molestias», explicaba el propietario de un terreno cercano. Otros van más allá: «Son muy buena gente. Lo que hiciesen allí con los gallos no es nuestro problema».
«Todos lo sabían»
Pero los comentarios en los bares y cafeterías más alejados del lugar, en la carretera de Mazarrón, eran muy distintos. La espectacular operación policial protagonizó el aperitivo del domingo. «Todo el mundo sabía que allí había peleas de gallos. Venía gente de toda España a apostar muchísimo dinero. Llegaban incluso desde Sevilla y Barcelona», comentaba un jugador de dominó en plena partida.
Los Canasteros funcionaba no sólo como reñidero. También era una especie de bar, puesto que quienes llegaban a la vivienda comían e incluso se hospedaban allí.
«Por esta zona, las peleas de gallos han sido habituales, igual que hace años se pusieron de moda las peleas de perros», contaban tres amigos en la barra de una cafetería cercana.
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