Las instalaciones se inauguraron hace dos meses y medio, pero no se han abierto porque aún están en fase de pruebas, según Prisiones
21.06.10 - 00:52 - A. NEGRE / MURCIA/ La Verdad
El Centro de Inserción Social Guillermo Miranda contó con una inauguración por todo lo alto. La secretaria general de Instituciones Penitenciarias, Mercedes Gallizo; el delegado del Gobierno, Rafael González Tovar, y el presidente de la Sociedad Estatal de Infraestructuras y Equipamientos Penitenciarios (SIEP), Ángel Martínez, se dieron cita en un acto cargado de expectativas. El nombre bien lo merecía. Sin embargo, dos meses y medio después de esa inauguración, las puertas del centro siguen cerradas, lo que ha despertado las quejas en ciertos colectivos.
Instituciones Penitenciarias explica esta situación en los trabajos para comprobar que las instalaciones funcionan adecuadamente. En estos meses, Prisiones ha nombrado ya al director de este centro, Enrique Boronat, que trabajaba como psicólogo en el Centro Penitenciario de Murcia. Tanto Boronat como su equipo han estado, según explican fuentes de Prisiones, testando la seguridad de estas instalaciones. Está previsto, asimismo, que los primeros funcionarios comiencen a llegar al centro a partir de hoy mismo.
De forma progresiva
Otras fuentes penitenciarias, sin embargo, han explicado a 'La Verdad' que este centro sigue cerrado por un problema con la compañía eléctrica. Sea como fuere, Instituciones Penitencias asegura que los presos comenzarán a entrar en el centro a principios del próximo mes de julio. «Lo harán, como suele ser habitual, de forma progresiva», explican estas fuentes.
Esta nueva infraestructura albergará a unos 300 internos que se encuentran en un proceso avanzado de reinserción o que cumplen su pena en régimen abierto. No todos los penados que hagan uso de estas instalaciones deberán pasar la noche bajo su techo. Uno de sus edificios está destinado a la impartición de cursos para el cumplimiento de las penas en beneficio de la comunidad (TBC), especialmente frecuentes en delitos de seguridad vial y delitos leves de violencia de género. Estas condenas sufren un cierto atasco que se pretende aliviar una vez que entre en marcha el centro.
Las instalaciones del Guillermo Miranda -que reciben su nombre del difunto ex director de la prisión de Sangonera La Verde- cuentan, además, con una sala de informática, un gimnasio, una biblioteca, una lavandería o un comedor, entre sus muchas dependencias. Además, el centro, que se construyó de acuerdo a las normas de la arquitectura sostenible, dispone de un taller productivo en el que, se prevé, que los presos puedan desarrollar trabajos para algunas empresas y ganar así un pequeño sueldo. Esta faena les permite cotizar a la Seguridad Social.
Estas instalaciones», que han costado más de seis millones de euros son, según explicó Mercedes Gallizo, secretaria general de Instituciones Penitenciarias, «una apuesta por la confianza en el ser humano por encima de los errores que haya cometido».
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