Alicia Negre / La Verdad
La Audiencia considera que los otros cuatro acusados fueron sus cómplices y les impone 7 años y medio de cárcel
Condenan a Eduardo G.B. a 12 años y medio como autor material del crimen
Se ha hecho esperar, pero la Audiencia Provincial ya tiene claro quién mató a Óscar Orenes. La sentencia por la muerte de este joven vecino de Alcantarilla considera a Eduardo G.B. autor material del homicidio y lo condena a 12 años y medio de prisión. «Su decisivo protagonismo en la acción letal y gravemente lesiva no ofrece para el tribunal duda alguna». Este joven de 25 años, cumplirá, además, otros 7 años y medio entre rejas por tratar de matar al hermano de la víctima. Los otros cuatro acusados -su hermano Antonio G.B. y sus primos Antonio G.S.; Antonio G.F. y Juan G. F.- son considerados cómplices de ambos delitos y condenados a 11 años, tres meses y 15 días de cárcel.
La maraña de acusaciones en la que se convirtió el juicio por el crimen de Alcantarilla no ha impedido que la Sección Segunda de la Audiencia Provincial emita un veredicto. En él considera que existen pruebas suficiente para apuntar su dedo acusador hacia Eduardo G.B. «Se cuenta con las persistentes declaraciones inculpatorias de sus tres primos coacusados, que le ven ya en la calle limpiar una navaja, y le oyen proferir de viva voz' 'vámonos, vámonos que les he pinchado'».
Otra de las pruebas que esgrime el Tribunal es la declaración de un vigilante del local donde se produjo el crimen y que aseguró haber visto entrar a Eduardo G.B. antes de que la pelea se tornase mortal.
La Sala saca a colación, además, la declaración de un preso que compartió reclusión con los acusados y que aseguró que «Eduardo no lo ocultaba e iba difundiendo que lo había hecho y no se arrepentía».
Por otra parte, el Tribunal considera que, pese al retraso madurativo y la alteración de la conducta que presenta el principal acusado, éste era plenamente consciente de lo que hacía la noche del crimen y, por tanto, «totalmente imputable».
En su resolución, la Audiencia Provincial hace mención a un asunto que cobró gran protagonismo durante el juicio: la «aportación muy escasa a la causa» de la mayoría de testigos. Una situación que llevó al Ministerio Fiscal a preguntar, en múltiples ocasiones, si alguno de ellos había sido amenazado por el entorno de los acusados. «Transmitían sin dificultad la tensión apenas contenida de los deponentes, su visible quietud, su resistencia a comprometerse y un afán de situarse a la mayor distancia posible de los hechos», recoge la resolución judicial.
«Avasallador empuje»
Respecto a los otros cuatro acusados, el Tribunal sostiene que actuaron de cómplices de Eduardo G.B. para que éste cometiese el homicidio. En el transcurso de la pelea que acabó con la vida de Óscar Orenes, sostiene el magistrado, los cuatro acusados actuaron «favoreciendo y arropando con su avasallador empuje la conducta de quien aparece como agresor material, agresión de la que ya eran conscientes al observar las distintas secuencias que culminaron en la agresión mortal y gravemente lesiva». La suya fue, según la Sala, una «eficaz colaboración accesoria que, con dolo directo o eventual, cuenta ya con la voluntad de matar».
La Audiencia considera que los otros cuatro acusados fueron sus cómplices y les impone 7 años y medio de cárcel
Condenan a Eduardo G.B. a 12 años y medio como autor material del crimen
Se ha hecho esperar, pero la Audiencia Provincial ya tiene claro quién mató a Óscar Orenes. La sentencia por la muerte de este joven vecino de Alcantarilla considera a Eduardo G.B. autor material del homicidio y lo condena a 12 años y medio de prisión. «Su decisivo protagonismo en la acción letal y gravemente lesiva no ofrece para el tribunal duda alguna». Este joven de 25 años, cumplirá, además, otros 7 años y medio entre rejas por tratar de matar al hermano de la víctima. Los otros cuatro acusados -su hermano Antonio G.B. y sus primos Antonio G.S.; Antonio G.F. y Juan G. F.- son considerados cómplices de ambos delitos y condenados a 11 años, tres meses y 15 días de cárcel.
La maraña de acusaciones en la que se convirtió el juicio por el crimen de Alcantarilla no ha impedido que la Sección Segunda de la Audiencia Provincial emita un veredicto. En él considera que existen pruebas suficiente para apuntar su dedo acusador hacia Eduardo G.B. «Se cuenta con las persistentes declaraciones inculpatorias de sus tres primos coacusados, que le ven ya en la calle limpiar una navaja, y le oyen proferir de viva voz' 'vámonos, vámonos que les he pinchado'».
Otra de las pruebas que esgrime el Tribunal es la declaración de un vigilante del local donde se produjo el crimen y que aseguró haber visto entrar a Eduardo G.B. antes de que la pelea se tornase mortal.
La Sala saca a colación, además, la declaración de un preso que compartió reclusión con los acusados y que aseguró que «Eduardo no lo ocultaba e iba difundiendo que lo había hecho y no se arrepentía».
Por otra parte, el Tribunal considera que, pese al retraso madurativo y la alteración de la conducta que presenta el principal acusado, éste era plenamente consciente de lo que hacía la noche del crimen y, por tanto, «totalmente imputable».
En su resolución, la Audiencia Provincial hace mención a un asunto que cobró gran protagonismo durante el juicio: la «aportación muy escasa a la causa» de la mayoría de testigos. Una situación que llevó al Ministerio Fiscal a preguntar, en múltiples ocasiones, si alguno de ellos había sido amenazado por el entorno de los acusados. «Transmitían sin dificultad la tensión apenas contenida de los deponentes, su visible quietud, su resistencia a comprometerse y un afán de situarse a la mayor distancia posible de los hechos», recoge la resolución judicial.
«Avasallador empuje»
Respecto a los otros cuatro acusados, el Tribunal sostiene que actuaron de cómplices de Eduardo G.B. para que éste cometiese el homicidio. En el transcurso de la pelea que acabó con la vida de Óscar Orenes, sostiene el magistrado, los cuatro acusados actuaron «favoreciendo y arropando con su avasallador empuje la conducta de quien aparece como agresor material, agresión de la que ya eran conscientes al observar las distintas secuencias que culminaron en la agresión mortal y gravemente lesiva». La suya fue, según la Sala, una «eficaz colaboración accesoria que, con dolo directo o eventual, cuenta ya con la voluntad de matar».
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