La Verdad
A pesar de que las Fiestas de Sodales Íbero-Romanos de Fortuna sólo alcanzan la edad de una adolescente, catorce años con sus correspondientes ediciones, el Grandioso Desfile Íbero-Romano ha vuelto a demostrar que la juventud de estas fiestas, se compensa con la pasión que le imprimen los grupos de sodales. Tanto es así, que ya ha sido declarada de interés turístico regional y galardonada con el distintivo de calidad Aenor.
Como invitados de honor y abriendo el gran desfile, que ayer recorrió las calles de Fortuna, destacaron los abanderados de Cartagineses y Romanos, junto a la Asociación Española de Fiestas y Recreaciones Históricas, que se ocupó de escoltar al festero del año, Horst Neuhoff. Éste es un vecino de Fortuna, de nacionalidad alemán, que ejemplifica el carácter abierto de la propia fiesta.
Los aproximadamente setecientos figurantes y miembros de los nueve grupos Sodales aparecieron por la avenida Juan Carlos I bajo la sombra de un caballo de Troya de seis metros de altura llegado desde San Vicente del Raspeig, en Alicante, para hacer realidad la leyenda que Homero relata en la Iliada.
La crisis económica se ha colado en este viaje en el tiempo y frente al recorte de 15.000 euros en el presupuesto festero, la Federación ha tirado de imaginación para convertir a los tipos más musculosos de Fortuna en gladiadores secundados por bellas bailarinas y tragafuegos.
A pesar de que las Fiestas de Sodales Íbero-Romanos de Fortuna sólo alcanzan la edad de una adolescente, catorce años con sus correspondientes ediciones, el Grandioso Desfile Íbero-Romano ha vuelto a demostrar que la juventud de estas fiestas, se compensa con la pasión que le imprimen los grupos de sodales. Tanto es así, que ya ha sido declarada de interés turístico regional y galardonada con el distintivo de calidad Aenor.
Como invitados de honor y abriendo el gran desfile, que ayer recorrió las calles de Fortuna, destacaron los abanderados de Cartagineses y Romanos, junto a la Asociación Española de Fiestas y Recreaciones Históricas, que se ocupó de escoltar al festero del año, Horst Neuhoff. Éste es un vecino de Fortuna, de nacionalidad alemán, que ejemplifica el carácter abierto de la propia fiesta.
Los aproximadamente setecientos figurantes y miembros de los nueve grupos Sodales aparecieron por la avenida Juan Carlos I bajo la sombra de un caballo de Troya de seis metros de altura llegado desde San Vicente del Raspeig, en Alicante, para hacer realidad la leyenda que Homero relata en la Iliada.
La crisis económica se ha colado en este viaje en el tiempo y frente al recorte de 15.000 euros en el presupuesto festero, la Federación ha tirado de imaginación para convertir a los tipos más musculosos de Fortuna en gladiadores secundados por bellas bailarinas y tragafuegos.
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