El de Granada salió a hombros junto a El Cordobés y El Cid puso verdad
FRANCISCO OJADOS CIEZA/ la Verdad
FRANCISCO OJADOS CIEZA/ la Verdad
La flojedad del encierro de José Luis Marca, triunfador el año pasado en esta plaza al indultar Sebastián Castella un toro de esta vacada, dio al traste con la tarde de toros, salvándose el último, ya que, si tuvieron nobleza excepto el sobrero lidiado en quinto lugar, sus limitadas fuerzas conllevaron que la corrida careciera de emoción, condimento indispensable para que una corrida de toros sea precisamente eso y no se quede en un sucedáneo, el del monopuyazo y la fea costumbre del bipar de banderilla por toro.
Abrió plaza un habitual por estos lares, Manuel Díaz El Cordobés, que mantiene intacta su conexión con el público menos exigente. Al primero de la tarde lo saludó de capa al hilo de las tablas, sobre los pies. El paso del bicorne por el caballo quedó un picotazo, al comprobar el diestro lo limitado de fuerzas de su oponente. No brindó Manuel su faena, ni esta ni la del cuarto de la tarde. Inició su trasteo muleteril con suavidad, por alto, para intentar afianzar al burel, que se fue por los suelos en cuanto el de Arganda bajó la mano. Pronto apostó por el repertorio popular con molinetes, pases de rodillas y desplantes a toro parado para coger la izquierda con el astado ya sin ningún recorrido. En paralelo a los toriles entró a matar en la suerte contraria. Pinchó antes de una casi entera desprendida, teniendo que descabellar. Curiosamente algunos pidieron la oreja y después del arrastre hubo silencio.
Cortó dos orejas del cuarto, lo que le valió la salida por la puerta grande, un toro muy flojo como sus hermanos, de una infinita bondad pero sin emoción ninguna. Toro para torear a placer por su nobleza y con el que se relajó El Cordobés con muleta en la diestra, sufriendo algún desarme con la zurda. Lo más valorado por el público fueron dos saltos de la rana celebrados con algarabía y una estocada defectuosa pero efectiva.
El Cid se presentaba en Cieza por lo que brindó desde los medios su primer toro a la afición. Este toro, además de la poca fuerza, dio una voltereta completa al salir del caballo dando con su columna en la arena, lo que acabó de mermarlo. Lo intentó mantener el pie El Cid en su faena de muleta e incluso trazó algunos muletazos diestros muy largos y templados, pero las series tuvieron que ser cortas, dos o tres y el de pecho, debido a que a la mínima exigencia el de Marca daba con su anatomía en los suelos. Le sacó lo que tenía al astado el Cid que se justificó con este ejemplar. Pero lo más importante de su actuación llegó ante el sobrero. El quinto titular se inutilizó para la lidia al irrumpir en el ruedo por un brutal golpe en la tronera de la puerta de chiqueras. Tras una laboriosa devolución, sin cabestros, saltó al ruedo el sobrero, sin cuello y apretado de carnes. Ante él desarrolló El Cid el mejor toreo de capa de la tarde, estirándose a la verónica y firmando una media de categoría.
Raza de figura
Las embestidas de salida del toro de Marca fueron un espejismo y en la muleta pronto comenzó a quedarse corto y a derrotar. Muy incómodo el astado, El Cid sacó raza de figura, puso garra, dio tiempo entre tanda y tanda y aguantó que el toro le midiera como para hacerle un traje. Sacó series muy interesantes, de mérito y tuvo la dignidad de incluso coger la izquierda. Sudada la faena de El Cid, que empañó al pinchar antes de una estocada muy trasera.
El Fandi puso su concepto de toreo espectáculo. El granadino es un torero honrado, que tiene la virtud de que le valgan casi todos los toros. Banderilleó a los dos, incluso al que cerró plaza le colocó cuatro pares de rehiletes a solicitud del respetable, con su difícil facilidad. A los sones de Nerva, ¡que bien suena la banda de Cieza!, tiró del toro por ambos pitones y aprovechó sus pocas fuerzas. El último, con más movilidad y fortaleza, fue el mejor de una baja corrida de Marca.
Lo saludó de larga cambiada David, que en la muleta puso entrega, toreó con ambas manos, y tiró de repertorio, matando de casi entera efectiva. Cortó cuatro orejas y fue el triunfador de un tarde que acabó con la salida en hombros de El Cordobés, El Fandi y la desvergüenza de que también lo hiciera el mayoral de José Luis Marca.
Abrió plaza un habitual por estos lares, Manuel Díaz El Cordobés, que mantiene intacta su conexión con el público menos exigente. Al primero de la tarde lo saludó de capa al hilo de las tablas, sobre los pies. El paso del bicorne por el caballo quedó un picotazo, al comprobar el diestro lo limitado de fuerzas de su oponente. No brindó Manuel su faena, ni esta ni la del cuarto de la tarde. Inició su trasteo muleteril con suavidad, por alto, para intentar afianzar al burel, que se fue por los suelos en cuanto el de Arganda bajó la mano. Pronto apostó por el repertorio popular con molinetes, pases de rodillas y desplantes a toro parado para coger la izquierda con el astado ya sin ningún recorrido. En paralelo a los toriles entró a matar en la suerte contraria. Pinchó antes de una casi entera desprendida, teniendo que descabellar. Curiosamente algunos pidieron la oreja y después del arrastre hubo silencio.
Cortó dos orejas del cuarto, lo que le valió la salida por la puerta grande, un toro muy flojo como sus hermanos, de una infinita bondad pero sin emoción ninguna. Toro para torear a placer por su nobleza y con el que se relajó El Cordobés con muleta en la diestra, sufriendo algún desarme con la zurda. Lo más valorado por el público fueron dos saltos de la rana celebrados con algarabía y una estocada defectuosa pero efectiva.
El Cid se presentaba en Cieza por lo que brindó desde los medios su primer toro a la afición. Este toro, además de la poca fuerza, dio una voltereta completa al salir del caballo dando con su columna en la arena, lo que acabó de mermarlo. Lo intentó mantener el pie El Cid en su faena de muleta e incluso trazó algunos muletazos diestros muy largos y templados, pero las series tuvieron que ser cortas, dos o tres y el de pecho, debido a que a la mínima exigencia el de Marca daba con su anatomía en los suelos. Le sacó lo que tenía al astado el Cid que se justificó con este ejemplar. Pero lo más importante de su actuación llegó ante el sobrero. El quinto titular se inutilizó para la lidia al irrumpir en el ruedo por un brutal golpe en la tronera de la puerta de chiqueras. Tras una laboriosa devolución, sin cabestros, saltó al ruedo el sobrero, sin cuello y apretado de carnes. Ante él desarrolló El Cid el mejor toreo de capa de la tarde, estirándose a la verónica y firmando una media de categoría.
Raza de figura
Las embestidas de salida del toro de Marca fueron un espejismo y en la muleta pronto comenzó a quedarse corto y a derrotar. Muy incómodo el astado, El Cid sacó raza de figura, puso garra, dio tiempo entre tanda y tanda y aguantó que el toro le midiera como para hacerle un traje. Sacó series muy interesantes, de mérito y tuvo la dignidad de incluso coger la izquierda. Sudada la faena de El Cid, que empañó al pinchar antes de una estocada muy trasera.
El Fandi puso su concepto de toreo espectáculo. El granadino es un torero honrado, que tiene la virtud de que le valgan casi todos los toros. Banderilleó a los dos, incluso al que cerró plaza le colocó cuatro pares de rehiletes a solicitud del respetable, con su difícil facilidad. A los sones de Nerva, ¡que bien suena la banda de Cieza!, tiró del toro por ambos pitones y aprovechó sus pocas fuerzas. El último, con más movilidad y fortaleza, fue el mejor de una baja corrida de Marca.
Lo saludó de larga cambiada David, que en la muleta puso entrega, toreó con ambas manos, y tiró de repertorio, matando de casi entera efectiva. Cortó cuatro orejas y fue el triunfador de un tarde que acabó con la salida en hombros de El Cordobés, El Fandi y la desvergüenza de que también lo hiciera el mayoral de José Luis Marca.
EL FESTEJO
Cieza: Corrida de toros de feria, en el día del patrón San Bartolomé. Menos de media entrada.
Ganadería: Se lidiaron toros de José Luis Marca, presentados a modo, cómodos por delante y escasos de fuerzas, salvándose el último.
Manuel Díaz El Cordobés: De tabaco y oro, casi entera desprendida y descabello (silencio tras petición minoritaria) y entera trasera desprendida (dos orejas).
Manuel Jesús El Cid: De lila y oro, pinchazo, media caída y descabello (ovación con saludos), y pinchazo, estocada muy trasera y descabello (oreja).
David Fandila El Fandi: De turquesa y oro, entera desprendida fulminante (dos orejas), y trasera tendida (dos orejas).
Observaciones: El público obligó a saludar a la terna tras el paseíllo. El Cordobés y El Fandi salieron en hombros, junto al mayoral de Marca.
David Fandila 'El Fandi' cortó cuatro orejas; El Cordobés, dos y El Cid, una
El granadino colocó cuatro pares de rehiletes que le pidió el público
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