Los bañistas evitan la zona del club náutico, donde las aguas se estancan y reinan las algas y la basura
La Verdad
En la segunda etapa del recorrido por la ribera sur del Mar Menor, la redactora y el fotógrafo de La Verdad visitan Los Nietos. Situada a unos cinco kilómetros de Los Urrutias en dirección hacia La Manga, esta pequeña población cartagenera deja como primera estampa al visitante la de un barco encallado junto al club náutico. Basta hacer la primera pregunta para saber que lleva ahí más de un año y que, a pesar de las peticiones ciudadanas para que lo retiren, las autoridades competentes han hecho oídos sordos. Es sólo un ejemplo, pero un ejemplo simbólico de la sensación de falta de atención a este paraje de la laguna salada que muestran muchos vecinos y turistas.
Un grupo de niños juega alrededor de la embarcación como si del barco de Chanquete se tratara, pero no falta quien advierta que corren el riesgo de, en un descuido, cortarse con alguna pieza.
El mayor problema de esta playa es, sin embargo, el estancamiento del agua. La alteración de las corrientes marinas entre el espigón que en el año 1984 se creó para retener la arena en la playa y el recodo que hace el club náutico se une a factores como el viento de Levante, que prácticamente lleva soplando un mes seguido.
Se ha creado una laguna dentro de la laguna, por lo que el agua apenas se renueva y queda inmovilizada en apenas unos metros de la zona establecida para el baño. Se crea una pasta compacta y maloliente.
El hedor que desprende ese lodazal de basura y algas lleva de cabeza a los bañistas. La ribera sur es víctima del fenómeno de la eutrofización: el crecimiento exagerado de las algas y el resto de la vegetación acuática por la acumulación de nutrientes filtrados desde los campos de cultivo.
La familia de Miguel Soler veranea en Los Nietos más de treinta años. Son de La Unión, y cada temporada estival se trasladan a este pueblo costero. «Los políticos no se acuerdan de Los Nietos, cada año va a peor. La calidad del agua no es la misma que hace unos años. Y en cuanto al pueblo, ahora parece que están poniendo farolas nuevas en el paseo, pero han puesto sólo cinco, las otras son las antiguas», comenta Miguel.
Chapuzarse entre petróleo
El comentario generalizado que se puede oír es el estado lamentable de la playa por culpa del estancamiento de las aguas. Pero hay un problema añadido: los restos de combustible y aceite de las embarcaciones.
«Nos bañamos entre petróleo, porque los dueños de los barcos tiran el aceite y la gasolina que les sobra al mar», comenta Amparo García. Es una práctica ilegal que va ligada a la proliferación de embarcaciones a motor (amarradas en los puertos o fondeadas en el agua) en la laguna salada.
La marea va a depositar en esta zona de la playa todos los desechos del mar. Pero nadie se preocupa de limpiar la zona a fondo para acondicionar la playa. Los veraneantes se bañan a escasos metros de los barcos amarrados en el club náutico y tienen que soportar todos los vertidos y el galipote que desprenden los numerosos barcos amarrados allí.
Este paisaje en pleno centro de Los Nietos daña la imagen de turistas y veraneantes que incluso teniendo su vivienda en esta zona del Mar Menor, prefieren desplazarse hasta Mar de Cristal o La Manga. Los comerciantes y hosteleros también sufren en primera persona las consecuencias del deterioro de su playa.
El gerente de un restaurante, quien prefiere no dar su nombre, se siente muy apenado por la decadencia de su pueblo. En Los Nietos habitan alrededor de 1.200 personas fuera de la temporada de verano, pero en julio y agosto la población alcanza los 12.000 vecinos. «Cada año viene menos gente a esta playa. No estamos preparados para recibir turismo, nos faltan muchos servicios y sobre todo cuidar la playa más», reflexiona.
Los comerciantes se quejan de la mala gestión que realizan los responsables de costas, una competencia compartida por la Comunidad Autónoma y el Ministerio de Medio Ambiente. Ya en el 2005, un informe de la Secretaría General para el Territorio y la Biodiversidad del Ministerio de Medio Ambiente señaló ahora que «los problemas de erosión de playas» se centraban en Los Nietos como consecuencia de la ocupación del dominio público con edificaciones y un paseo marítimo por delante.
Otro problema era la existencia del puerto deportivo, «que actúa como sumidero». El informe, que achaca los problemas de suciedad de las aguas a la proliferación de espigones en el mar, concluye que «es necesario replantear la situación y elaborar un nuevo plan de actuación».
El entonces concejal de Barrios y Diputaciones de Cartagena, Enrique Pérez Abellán, lamentó la falta de «agilidad» del Ministerio.
«Nosotros hacemos lo que podemos e insistimos a Madrid para que solucione el problema, ya que es la demarcación de Costas quien debe hacerlo. Es urgente», dijo Pérez Abellán. Los vecinos, como los de Los Urrutias en el caso del dragado del puerto, aún esperan.
En la segunda etapa del recorrido por la ribera sur del Mar Menor, la redactora y el fotógrafo de La Verdad visitan Los Nietos. Situada a unos cinco kilómetros de Los Urrutias en dirección hacia La Manga, esta pequeña población cartagenera deja como primera estampa al visitante la de un barco encallado junto al club náutico. Basta hacer la primera pregunta para saber que lleva ahí más de un año y que, a pesar de las peticiones ciudadanas para que lo retiren, las autoridades competentes han hecho oídos sordos. Es sólo un ejemplo, pero un ejemplo simbólico de la sensación de falta de atención a este paraje de la laguna salada que muestran muchos vecinos y turistas.
Un grupo de niños juega alrededor de la embarcación como si del barco de Chanquete se tratara, pero no falta quien advierta que corren el riesgo de, en un descuido, cortarse con alguna pieza.
El mayor problema de esta playa es, sin embargo, el estancamiento del agua. La alteración de las corrientes marinas entre el espigón que en el año 1984 se creó para retener la arena en la playa y el recodo que hace el club náutico se une a factores como el viento de Levante, que prácticamente lleva soplando un mes seguido.
Se ha creado una laguna dentro de la laguna, por lo que el agua apenas se renueva y queda inmovilizada en apenas unos metros de la zona establecida para el baño. Se crea una pasta compacta y maloliente.
El hedor que desprende ese lodazal de basura y algas lleva de cabeza a los bañistas. La ribera sur es víctima del fenómeno de la eutrofización: el crecimiento exagerado de las algas y el resto de la vegetación acuática por la acumulación de nutrientes filtrados desde los campos de cultivo.
La familia de Miguel Soler veranea en Los Nietos más de treinta años. Son de La Unión, y cada temporada estival se trasladan a este pueblo costero. «Los políticos no se acuerdan de Los Nietos, cada año va a peor. La calidad del agua no es la misma que hace unos años. Y en cuanto al pueblo, ahora parece que están poniendo farolas nuevas en el paseo, pero han puesto sólo cinco, las otras son las antiguas», comenta Miguel.
Chapuzarse entre petróleo
El comentario generalizado que se puede oír es el estado lamentable de la playa por culpa del estancamiento de las aguas. Pero hay un problema añadido: los restos de combustible y aceite de las embarcaciones.
«Nos bañamos entre petróleo, porque los dueños de los barcos tiran el aceite y la gasolina que les sobra al mar», comenta Amparo García. Es una práctica ilegal que va ligada a la proliferación de embarcaciones a motor (amarradas en los puertos o fondeadas en el agua) en la laguna salada.
La marea va a depositar en esta zona de la playa todos los desechos del mar. Pero nadie se preocupa de limpiar la zona a fondo para acondicionar la playa. Los veraneantes se bañan a escasos metros de los barcos amarrados en el club náutico y tienen que soportar todos los vertidos y el galipote que desprenden los numerosos barcos amarrados allí.
Este paisaje en pleno centro de Los Nietos daña la imagen de turistas y veraneantes que incluso teniendo su vivienda en esta zona del Mar Menor, prefieren desplazarse hasta Mar de Cristal o La Manga. Los comerciantes y hosteleros también sufren en primera persona las consecuencias del deterioro de su playa.
El gerente de un restaurante, quien prefiere no dar su nombre, se siente muy apenado por la decadencia de su pueblo. En Los Nietos habitan alrededor de 1.200 personas fuera de la temporada de verano, pero en julio y agosto la población alcanza los 12.000 vecinos. «Cada año viene menos gente a esta playa. No estamos preparados para recibir turismo, nos faltan muchos servicios y sobre todo cuidar la playa más», reflexiona.
Los comerciantes se quejan de la mala gestión que realizan los responsables de costas, una competencia compartida por la Comunidad Autónoma y el Ministerio de Medio Ambiente. Ya en el 2005, un informe de la Secretaría General para el Territorio y la Biodiversidad del Ministerio de Medio Ambiente señaló ahora que «los problemas de erosión de playas» se centraban en Los Nietos como consecuencia de la ocupación del dominio público con edificaciones y un paseo marítimo por delante.
Otro problema era la existencia del puerto deportivo, «que actúa como sumidero». El informe, que achaca los problemas de suciedad de las aguas a la proliferación de espigones en el mar, concluye que «es necesario replantear la situación y elaborar un nuevo plan de actuación».
El entonces concejal de Barrios y Diputaciones de Cartagena, Enrique Pérez Abellán, lamentó la falta de «agilidad» del Ministerio.
«Nosotros hacemos lo que podemos e insistimos a Madrid para que solucione el problema, ya que es la demarcación de Costas quien debe hacerlo. Es urgente», dijo Pérez Abellán. Los vecinos, como los de Los Urrutias en el caso del dragado del puerto, aún esperan.
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