«En septiembre, tras la feria, volveremos a la carga para reivindicar nuestros derechos», dicen los comerciantesD. LEGUINA MURCIA/ La Verdad
Los comerciantes de San Esteban finiquitaron la permanencia en este jardín para, finalmente y en el plazo marcado por el Ayuntamiento, hacer la mudanza y volar al Malecón. La concejal Fuentes advirtió que la dead-line expiraba a las dos de la tarde de ayer, y para esa hora apenas quedaban unos cuantos desmontando las últimas piezas de sus expositores. El día de la despedida de la ubicación de estos artesanos en los últimos veinte años fue un puro trasiego de idas y venidas, de desmontajes y embalajes, de abrazos y caras de cabreo.
«Esto no es más que un desalojo, seguiremos luchando por otro lugar alternativo», dijo Manuel Bielsa, presidente de los vendedores. El único clavo ardiendo al que se agarraban era el dictamen judicial que les otorgara la suspensión cautelar del traslado, pero la voz del juez no se escuchó a tiempo y al grupo le toca emigrar.
«El ayuntamiento se ha cargado el mercado; el traslado es impositivo y todos sabemos que el Malecón no es lugar para ganarse la vida», comentó Bielsa. José Mariano, hermano de Manuel, declaró que «esto es un auténtico atropello; hemos solicitado cientos de entrevistas con la concejal Fuentes pero nunca nos contestó; mientras, ha estado utilizando los medios de comunicación para decir lo que le ha venido en gana; todo son mentiras: nunca ha aceptado un cara a cara. Los puestos del Malecón están en condiciones insalubres y la zona no es comercial porque no hay tránsito de personas».
La artesana Rocío Díaz, por su parte, no veía con tan malos ojos el cambio de emplazamiento: «El Malecón puede ser un lugar guapo si nos lo sabemos montar con pequeñas actividades como conciertos o sesiones de timbales, un buen reclamo para los clientes. No obstante, el diálogo con el Ayuntamiento ha sido nulo y las cosas se pueden hacer de otra manera. El mercadillo de San Esteban es una tradición en Murcia y creo que hay sitio para todos».
«Nos están exterminando. La concejal Fuentes se mofa del juez y del defensor del Pueblo. Estamos ante un problema político, pero vamos a ir hasta el final», avisaba Manuel Pastor. Adil Alboudi, magrebí, comentaba que «el Malecón es una zona peligrosa, frecuentada por ladrones y borrachos, lo que fomentará el miedo entre los compradores. Las casetas, por otro lado, no son tan seguras: nos exponemos a posibles robos».
«Nuestro futuro está en el aire. La colocación que nos han otorgado dentro del Malecón es la peor de todo el rencito. No hay nada de movimiento y veo muy complicado el sustento de nuestras vidas con la artesanía. Nos han destrozado y ahora parece que nos quieren seguir pateando», dijo María Antonia Contreras.
Según Manuel Bielsa, la actividad de los artesanos en el Malecón va a ser mínima en el mes de agosto: «En septiembre, después de la feria, volveremos a la carga para reividicar nuestros derechos».
«Esto no es más que un desalojo, seguiremos luchando por otro lugar alternativo», dijo Manuel Bielsa, presidente de los vendedores. El único clavo ardiendo al que se agarraban era el dictamen judicial que les otorgara la suspensión cautelar del traslado, pero la voz del juez no se escuchó a tiempo y al grupo le toca emigrar.
«El ayuntamiento se ha cargado el mercado; el traslado es impositivo y todos sabemos que el Malecón no es lugar para ganarse la vida», comentó Bielsa. José Mariano, hermano de Manuel, declaró que «esto es un auténtico atropello; hemos solicitado cientos de entrevistas con la concejal Fuentes pero nunca nos contestó; mientras, ha estado utilizando los medios de comunicación para decir lo que le ha venido en gana; todo son mentiras: nunca ha aceptado un cara a cara. Los puestos del Malecón están en condiciones insalubres y la zona no es comercial porque no hay tránsito de personas».
La artesana Rocío Díaz, por su parte, no veía con tan malos ojos el cambio de emplazamiento: «El Malecón puede ser un lugar guapo si nos lo sabemos montar con pequeñas actividades como conciertos o sesiones de timbales, un buen reclamo para los clientes. No obstante, el diálogo con el Ayuntamiento ha sido nulo y las cosas se pueden hacer de otra manera. El mercadillo de San Esteban es una tradición en Murcia y creo que hay sitio para todos».
«Nos están exterminando. La concejal Fuentes se mofa del juez y del defensor del Pueblo. Estamos ante un problema político, pero vamos a ir hasta el final», avisaba Manuel Pastor. Adil Alboudi, magrebí, comentaba que «el Malecón es una zona peligrosa, frecuentada por ladrones y borrachos, lo que fomentará el miedo entre los compradores. Las casetas, por otro lado, no son tan seguras: nos exponemos a posibles robos».
«Nuestro futuro está en el aire. La colocación que nos han otorgado dentro del Malecón es la peor de todo el rencito. No hay nada de movimiento y veo muy complicado el sustento de nuestras vidas con la artesanía. Nos han destrozado y ahora parece que nos quieren seguir pateando», dijo María Antonia Contreras.
Según Manuel Bielsa, la actividad de los artesanos en el Malecón va a ser mínima en el mes de agosto: «En septiembre, después de la feria, volveremos a la carga para reividicar nuestros derechos».
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