Saca un empate tras sobreponerse a la expulsión de Oriol en un duelo sin brillo Emilio adelantó al equipo grana, que suma tres jornadas sin perder, aunque apenas atacó
JOSÉ OTÓN.-/ la Verdad
El Real Murcia demostró ayer en Las Palmas que sabe en qué guerra está inmerso. Sacó los dientes cuando se enfrentó a su rival en igualdad de condiciones, se repuso a la expulsión de Oriol y maniató el vendaval amarillo cuando parecía que estaba destinado a morir cerca de Alberto tras el empate a uno. Porque se repuso a una expulsión rigurosa y obligó a su rival a jugar al pelotazo. Además, vio debutar al Ruso, que consiguió expulsar a un rival con un caño y sirvió para dar tranquilidad a su equipo cuando peor estaba y sumar la tercera jornada sin perder. Eso sí, en ataque nada de nada.
Los primeros minutos del choque estuvieron marcados por el viento y la falta de un dominador claro, de un equipo que quisiera el balón. Lo primero destacable fue la dura entrada sobre Pedro de Pignol que le costó la amarilla al exmurcianista. Lo peligroso era la reacción del extremo grana. De hecho, mientras que el alicantino era atendido en la banda, el técnico grana le advirtió. Aun así y de vuelta al terreno de juego, Pedro le metió el codo y rozó la amarilla.
Futbolísticamente el partido no pintaba bien. Tras quince minutos había barullo, pero poco fútbol. Ninguno de los dos equipos sabía bien qué hacer con el balón. Hasta que apareció Viera para romper la cintura a Oriol y Jorge y propiciar la primera gran ocasión del partido que desbarató Alberto sacando una mano prodigiosa. Ése era el peligro de Las Palmas: el desborde y la velocidad. El Real Murcia empezaba a perder peligrosamente el centro del campo y el equipo canario seguía llegando con peligro, esta vez con un disparo de Ruyman que volvió a sacar Alberto Cifuentes.
Pero el Real Murcia también despertaba con un mano a mano de Borja con Barbosa que el delantero grana no supo resolver con su pierna derecha. El equipo de Iñaki Alonso pedía a gritos más fiabilidad defensiva para evitar situaciones como la que provocó la falta de contundencia a la hora de sacar el balón de Richi y Jorge en una jugada. Eso acabó con una falta que volvió a sacar Alberto con otra mano providencial. El meta grana, en el minuto treinta de la primera mitad, ya era el héroe del partido y eso era muy peligroso para los intereses de un Real Murcia que reculaba.
Las Palmas era el dueño de las mejores ocasiones. El Real Murcia demandaba a Richi y a Emilio Sánchez pero encontró a Pedro, que provocó una falta en el vértice derecho del área de Barbosa. Justo cuando parecía que Emilio Sánchez iba a colocar el esférico en el centro del área, lo colocó en el palo próximo del portero de Las Palmas, engañando a todos y haciendo el 0-1. El equipo grana no había sido mejor, pero sí más inteligente. En los últimos minutos de la primera parte el equipo canario embistió al Real Murcia una y otra vez, sobre todo con el balón al larguero que envió Javi Guerrero.
Juan Manuel Rodríguez, el entrenador de Las Palmas, no esperó a que se reanudara el choque en la segunda mitad para meter dos cambios buscando más presencia ofensiva. Quiroga y Artiles entraban por Suárez y David González, dos jugadores del centro del campo. Las Palmas enseñaba los dientes y toda su artillería. De hecho y con el Murcia siendo mejor, llegó una jugada que marcó el resto del encuentro. Viera encontraba a Vitolo dentro del área y éste le ganaba la espalda a un Oriol que cometió el error de agarrar al delantero. Aunque Vitolo había agarrado primero a Oriol, el colegió decretó penalti. Lo peor fue la tarjeta roja que se llevó el defensor grana, a todas luces desmedida. Primero porque era una jugada dudosa, y segundo porque no era una ocasión tan manifiesta de gol y el delantero canario no miraba a la portería.
El penalti lo transformaba Vitolo. Los grana quisieron más pero se quedaron sin fuerzas, aunque agarraron un empate y tres jornadas consecutivas sumando puntos y buenas vibraciones.
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