A las 32 familias que han perdido su casa se suman las que han tenido que ser desalojadas de los inmuebles colindantes
14.06.11 - 01:14 -
Ayer le tocó hacer la fotografía más difícil, la que nunca querría haber hecho, la que preferiría no haber tenido que incluir en el álbum familiar junto con aquellas otras que hace 22 años ilustraron momentos de felicidad, muy diferentes a los de desolación que ha vivido desde el pasado 11 de mayo, al igual que el resto de sus vecinos de la urbanización Mundo Nuevo. Pero tuvo que acoplar el objetivo y disparar para firmar las fotografías que hoy, como cada día, muestran en este diario otra de las muchas consecuencias de los terremotos.
Y disparó, bien temprano y justo en el momento en que la máquina levantaba su largo brazo destructor para comenzar la demolición del que durante la última década ha sido su edificio y el de otras 33 familias, que se suman a las que ya se han quedado sin casa en La Viña, en Santa Clara y en la Virgen de las Huertas.
«Peligro derrumbe» fue la frase que escribieron los primeros técnicos que acudieron a ver el inmueble horas después de que se produjeran los seísmos del pasado 11 de mayo. La fachada lateral, junto a un parque infantil, tuvo que ser acordonada y la vía del tren, colindante al residencial, quedó inmediatamente cerrada al tráfico ferroviario por motivos de seguridad. Los trenes de cercanías que cubren la línea Murcia-Águilas no han vuelto a transitar desde entonces. Tras la demolición se reabrirá la línea.
Las últimas semanas han sido un ir y venir de técnicos para revisar una y otra vez la estructura ante la petición de algunos afectados que barajaban la posibilidad de salvarla. Sin embargo, los pilares estaban «seriamente dañados» y su recuperación se hacía imposible. Finalmente la demolición se anunció para el pasado viernes, pero tuvo que ser aplazada por problemas en la maquinaria especializada que tenía que abatirlo. Ayer, a las ocho de la mañana, la máquina comenzaba a ejecutar la sentencia de una manera controlada para evitar el desplome del inmueble.
Algunos operarios de los servicios de emergencias tuvieron que subir previamente a rescatar las bombonas de butano que aún permanecían en algunas casas. De esta forma pretendían evitar las explosiones que sí se han registrado en la demolición de algún otro bloque de viviendas de la ciudad. Los propietarios afectados han conseguido recoger en los últimos días la mayor parte de sus pertenencias a través de las ventanas, con camiones de mudanzas dotados con brazos articulados y acompañados por personal especializado.
Muchos de ellos quisieron ayer despedir al que ha sido su hogar y presenciaron la demolición que se prorrogará durante tres o cuatro días más. Otros prefirieron no acudir para tratar de despistar a la nostalgia, a la tristeza de ver convertida en escombros parte de una vida.
Reconstrucción
Los que hasta el 11 de mayo eran los moradores de esta fase del residencial Mundo Nuevo se encuentran ahora realojados en segundas residencias, en la playa o en el campo; en casas de familiares, y algunos ya han conseguido alquilar una vivienda temporal en la que residir mientras duren los trabajos de reconstrucción de su edificio. Unos trabajos para los que ya han solicitado las oportunas ayudas establecidas en el Real Decreto del Gobierno y que ascienden a 106.000 euros por vivienda.
A las familias de Mundo Nuevo que se han quedado sin casa se suman las que han tenido que ser desalojadas de los edificios próximos por motivos de seguridad. También en la misma zona ha pasado de verde a rojo un inmueble al que se le ha detectado aluminosis, por lo que los propietarios que ya habían retornado, tras la primera valoración positiva de los técnicos, ahora han tenido que abandonar de nuevo sus hogares y buscar realojamiento.
Mientras las máquinas se afanan en acabar con el edificio dañado, unos metros más allá se mantiene aún en pie el instituto Francisco Ros Giner que, con toda seguridad, correrá la misma suerte que su 'vecino'. Para él las fotografías serán en otro momento porque la orden de demolición aún no esta clara. Seguramente el mismo que firma la imagen que acompaña a este texto será el que capte entonces el futuro del centro educativo. Pero eso será entonces. Por ahora, su cámara, enfoca directamente a lo que la tragedia ha convertido en su pasado.
DOS CIFRAS
26
edificios han sido ya demolidos en toda la ciudad. Se encontraban en Herrerías, Panadería, Vendimia, Carretera de Granada, Santa Clara y Virgen de las Huertas.
2,5
millones de euros es el coste al que ascienden las demoliciones realizadas hasta el momento.
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