Inocentes y demonios recorren la ciudad en un ambiente festivo y recaudan 3.501 euros, destinados a las familias que atiende Cáritas
Por leer periódicos, por andar por la aceras, por llevar tacones, por estar enviando un whatsapp, por no saber que son los Inocentes… Cualquier excusa era buena para ser multado ayer en Caravaca de la Cruz. La capital del Noroeste murciano celebraba la Fiesta de los Inocentes.
A primera hora de la mañana, las personas que dan vida a esta fiesta, se reunieron en la plaza del Arco para tomar fuerzas, se desplazaron a la parroquia de El Salvador para caracterizarse e iniciar el Alarde de Inocentes, que partió desde el templo para recorrer la calle Mayor y la Gran Vía, camino del Ayuntamiento. A la llegada del cortejo a la Casa Consistorial fueron recibidos por el alcalde, Domingo Aranda, que por un día, iba a ceder el bastón de mando del municipio.
El corresponsal de 'La Verdad' en Caravaca de la Cruz, nuestro compañero Juan Fernández Robles fue el elegido en esta ocasión para ser investido como Alcalde de Inocentes. En su discurso de investidura ya anunció que no dudaba en que al final de la jornada devolvería a Aranda el bastón y le restituiría las responsabilidades de gobierno, «¡bueno está el patio para seguir más de las horas previstas!». Entre bromas, anécdotas y alguna seria reflexión, solicitó que Aranda le cediese el poder «para hacer una buena obra». Robles anunció que la recaudación se dedicará íntegramente a las familias que atiende Cáritas en las tres parroquias.
La primera decisión del 'nuevo alcalde' fue nombrar como Inocente al médico Juan José Avilés de Torres. Tras la proclamación del nombramiento por parte del pregonero, se procedió al cierre de las alcancías y la comitiva se desplazó hacia la iglesia de El Salvador, donde tuvo lugar el 'Pleito' entre Inocentes y Demonios. Al intentar salir del templo, la 'endemoniada' -un grupo de demonios, encabezados por el mismísimo Lucifer, encarnado por Juan Antonio Marín, de Telecaravaca- intentó impedir que el alcalde, acompañado por sus alguacilillos y un grupo de 'obispillos', saliese a la calle para recaudar fondos.
Tras una intensa batalla dialéctica, contaminada por humo de vivos colores, los demonios accedieron poniendo como condición que los 'roñosos' quedasen a su merced para 'agasajarlos' con una sonora cencerrada y con el maloliente tufo de sus bengalas hasta que accedieran a pagar la 'multa' impuesta por la autoridad. Y así, las calles se llenaron de alegría y solidaridad al paso de la comitiva que iba 'multando' a los viandantes por cualquier motivo.
«Por ser guapa», «por leer el periódico en el bar», «por hacer fotos», «por llevar al niño sobre los hombros», «por llevarlo en carricoche», «por…» nadie se zafó de la divertida multa, y quien intentaba escaparse era rodeado por los demonios que le ofrecían una sonara cencerrada, aderezada con ensordecedores gritos que acababa por convencer a todo el que rehusaba a colaborar.
La recaudación, que fue de 3.501,87 euros, se entregará dentro de unos días a los responsables de Cáritas. El punto final de la fiesta se produjo con la Quema del Herodes en la plaza Nueva. Quienes asistieron lanzaron el justificante de la multa a las llamas para que 'desaparezcan' los males que les pudiesen aquejar y quedar a disposición de volver a ser multados por una buena causa el próximo año.
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