Chicles, contenedores a rebosar, colillas y orines afean las calles a plena luz del día para disgusto del visitante
MIRIAM MARTÍNEZ CARTAGENA / la Verdad
MIRIAM MARTÍNEZ CARTAGENA / la Verdad
Basura, colillas, escombros, latas, desperdicios orgánicos, orines y hasta heces de perros afean a plena luz del día algunas de las calles más turísticas del casco histórico, para sorpresa de los turistas y disgusto de vecinos y comerciantes. Además, la escasa señalización de monumentos y centros de Puerto de Culturas lleva a la confusión a los visitantes. El Ayuntamiento destaca su esfuerzo por mantener limpias las calles, pide civismo y anuncia que mejorará las indicaciones.
Las quejas por la mala imagen del entorno del Teatro Romano, la zona de la tienda de artesanía de la Región en la calle Honda o la subida a la Muralla persisten.
«Falta mucha limpieza y atención a unas calles tan principales. Damos una imagen mala», comentaba a media tarde el albañil José Muñoz, asomado al Museo el Teatro Romano mientras se tomaba un descanso en su curro. «Nos hemos dado una vuelta por varias calles y hemos visto suciedad. Sober todo, nos encontramos muchas colillas en el suelo. En Irlanda no hay tantas como aquí», aseguró Pauline O'toole, quien visitaba la ciudad por primera vez.
En la esquina de la calle Escorial con Medieras, muchos días los contenedores rebosan de basura desde mediados de mañana. El malo olor espanta a muchos, lo que perjudica a los comerciantes.
Varios relataron sus problemas con la suciedad y con las obras de los últimos meses, pero prefirieron no dar sus nombres por temor a represalias municipales. Ningún problema para hablar tuvo, sin embargo, Fátima Salas, dependienta de una perfumería en la calle San Miguel, junto a la iglesia de Santa María de Gracia. Sólo viéndola fregar el frente del comercio bastaba para hacerse una idea de su descontento. «Como no pasan a limpiar esta calle nunca, tengo que ocuparme yo misma. El servicio deja mucho que desear», se quejó.
Ejemplos de la falta de cuidado del pavimento hay en las callejuelas que desembocan Doctor Tapia Martínez o la calle de la Parra, donde está la Cofradía California.
La precaria señalización es otra de las deficiencias de la zona. No es difícil ver a los turistas deambular confusos por el centro tratando de encontrar alguno de los hitos que el Ayuntamiento destaca en los planos de la ciudad.
En la calle Jara, cerca de la Cuesta de la Baronesa, hay un cartel que indica cómo llegar a la Casa de Clares, la Casa Portela, la iglesia de Santa María, el Molinete y el Gran Hotel. Pero es el único en muchos metros a la redonda. Y, además, lleva al error: según la flecha, hay que girar a la derecha para llegar a la Muralla Bizantina, cuando en realidad primero hay que seguir recto y luego girar dos veces a la derecha.
Tres turnos de limpieza
El concejal de Turismo del Ayuntamiento, Javier Herrero, achacó la suciedad a momentos ocasionales del día por la afluencia de visitantes. «Ocurre de forma irremediable. Por ello, tenemos a las brigadas de limpieza en tres turnos al día cuidando de que las calles queden limpias».
El edil anunció que la señalización será renovada. «Se cambiarán todos los carteles de Puerto de Culturas, se pondrá el horario de los centros y se adaptarán los planos a la actualidad», señaló.
Las quejas por la mala imagen del entorno del Teatro Romano, la zona de la tienda de artesanía de la Región en la calle Honda o la subida a la Muralla persisten.
«Falta mucha limpieza y atención a unas calles tan principales. Damos una imagen mala», comentaba a media tarde el albañil José Muñoz, asomado al Museo el Teatro Romano mientras se tomaba un descanso en su curro. «Nos hemos dado una vuelta por varias calles y hemos visto suciedad. Sober todo, nos encontramos muchas colillas en el suelo. En Irlanda no hay tantas como aquí», aseguró Pauline O'toole, quien visitaba la ciudad por primera vez.
En la esquina de la calle Escorial con Medieras, muchos días los contenedores rebosan de basura desde mediados de mañana. El malo olor espanta a muchos, lo que perjudica a los comerciantes.
Varios relataron sus problemas con la suciedad y con las obras de los últimos meses, pero prefirieron no dar sus nombres por temor a represalias municipales. Ningún problema para hablar tuvo, sin embargo, Fátima Salas, dependienta de una perfumería en la calle San Miguel, junto a la iglesia de Santa María de Gracia. Sólo viéndola fregar el frente del comercio bastaba para hacerse una idea de su descontento. «Como no pasan a limpiar esta calle nunca, tengo que ocuparme yo misma. El servicio deja mucho que desear», se quejó.
Ejemplos de la falta de cuidado del pavimento hay en las callejuelas que desembocan Doctor Tapia Martínez o la calle de la Parra, donde está la Cofradía California.
La precaria señalización es otra de las deficiencias de la zona. No es difícil ver a los turistas deambular confusos por el centro tratando de encontrar alguno de los hitos que el Ayuntamiento destaca en los planos de la ciudad.
En la calle Jara, cerca de la Cuesta de la Baronesa, hay un cartel que indica cómo llegar a la Casa de Clares, la Casa Portela, la iglesia de Santa María, el Molinete y el Gran Hotel. Pero es el único en muchos metros a la redonda. Y, además, lleva al error: según la flecha, hay que girar a la derecha para llegar a la Muralla Bizantina, cuando en realidad primero hay que seguir recto y luego girar dos veces a la derecha.
Tres turnos de limpieza
El concejal de Turismo del Ayuntamiento, Javier Herrero, achacó la suciedad a momentos ocasionales del día por la afluencia de visitantes. «Ocurre de forma irremediable. Por ello, tenemos a las brigadas de limpieza en tres turnos al día cuidando de que las calles queden limpias».
El edil anunció que la señalización será renovada. «Se cambiarán todos los carteles de Puerto de Culturas, se pondrá el horario de los centros y se adaptarán los planos a la actualidad», señaló.
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