la VerdadHace apenas un mes que Serafina Vicente celebraba junto a su familia sus bodas de oro como religiosa misionera; pero su corazón ya no resistía con la fortaleza que siempre la caracterizó, y falleció el pasado martes 14 de julio.
Serafina, natural de la Ribera de Molina, fue una de las religiosas de las misiones españolas en Ruanda y Burundi que obtuvieron, en 1994, el premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades en su décimocuarta edición. Ese mismo año, La Verdad reconocía en Los Mejores su labor humanitaria, desarrollada en un país sometido a una guerra fraticida. Las religiosas mantuvieron informada a la opinión pública a través del teléfono de las matanzas que se estaban realizando en Kigali, y en su propia misión, mientras atendían a los heridos y ponían en riesgo su propia vida.
Serafina formaba parte de una gran familia. Ella como otros cuatro hermanos decidieron, siendo muy jóvenes, dedicar su vida a las misiones. Realizó estudios de enfermería para poder ser más concreta en su servicio a los demás; siendo enfermera se preparó para ir a Ruanda, en donde estuvo 14 años como responsable del Centro de Salud de Maternidad. Después se trasladó a Zaire donde continuó trabajando dejando tras de sí un testimonio de alegría y de «saber escuchar».
Sus familiares la recuerdan siempre cercana. «En la distancia, desde las Cuevas de Bacor, a Ruanda y el Congo, siempre la hemos sentido muy próxima a nosotros. Su generosidad nos ha hecho sentirnos orgullosos de ser de su familia», comentaron en el funeral. Pero su familia ha sido mucho más numerosa, ya que hacía sentirse familia a quien estaba a su lado. En sus últimos días comentó que la muerte era como cruzar un río subida a una barca. Serafina ya ha cruzado el río.
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