El fiscal pide 42 años y diez meses de prisión para Miguel E.J., dueño de un gimnasio
La Opinión
DAVID CANELLADA El fiscal pide penas que suman 42 años y diez meses para Miguel E.J., un hombre de 64 años que tenía un gimnasio privado en el garaje de su vivienda en Águilas. En su escrito de calificación, el representante del ministerio público de haberse aprovechado de su condición de monitor deportivo -daba clases de lucha olímpica- para abusar de los menores. En concreto, Miguel está acusado de realizar tocamientos a cuatro menores con edades comprendidas entre los ocho y los doce años.
Los supuestos abusos se produjeron entre los meses de febrero y junio del año 2007, tiempo en el que Miguel mantuvo abierta su academia. Según el fiscal, las agresiones se producían una vez finalizadas las clases. Era entonces cuando Miguel se llevaba a los menores a las playas del Arroz y Chapa de la Galera de Águilas, donde se bañaban desnudos y donde, según el fiscal, el acusado enseñaba a los niños a masturbarse. Después, Miguel llevaba a los pequeños a una casa de campo ubicada en el paraje de Las Zurraderas. Allí, Miguel y los niños se acostaban desnudos en un colchón en el suelo y el acusado entregaba un euro al menor que tuviese una mayor erección. De acuerdo con el relato de la acusación pública, el monitor les tocaba los genitales mientras ellos le masturbaban. En varias ocasiones, además, les introdujo un dedo untado de crema en el ano.
En el juicio, que se celebra desde el lunes en la Audiencia Provincial, será clave el testimonio de los niños, ya que no hay pruebas de ADN ni restos de semen ni en los niños ni en sus ropas. Los cuatro menores, sin embargo, han tenido un complicado desarrollo psicosexual y de la personalidad, con comportamientos agresivos, nerviosos, miedo a dormir solos y con problemas de incontinencia.
La Opinión
DAVID CANELLADA El fiscal pide penas que suman 42 años y diez meses para Miguel E.J., un hombre de 64 años que tenía un gimnasio privado en el garaje de su vivienda en Águilas. En su escrito de calificación, el representante del ministerio público de haberse aprovechado de su condición de monitor deportivo -daba clases de lucha olímpica- para abusar de los menores. En concreto, Miguel está acusado de realizar tocamientos a cuatro menores con edades comprendidas entre los ocho y los doce años.
Los supuestos abusos se produjeron entre los meses de febrero y junio del año 2007, tiempo en el que Miguel mantuvo abierta su academia. Según el fiscal, las agresiones se producían una vez finalizadas las clases. Era entonces cuando Miguel se llevaba a los menores a las playas del Arroz y Chapa de la Galera de Águilas, donde se bañaban desnudos y donde, según el fiscal, el acusado enseñaba a los niños a masturbarse. Después, Miguel llevaba a los pequeños a una casa de campo ubicada en el paraje de Las Zurraderas. Allí, Miguel y los niños se acostaban desnudos en un colchón en el suelo y el acusado entregaba un euro al menor que tuviese una mayor erección. De acuerdo con el relato de la acusación pública, el monitor les tocaba los genitales mientras ellos le masturbaban. En varias ocasiones, además, les introdujo un dedo untado de crema en el ano.
En el juicio, que se celebra desde el lunes en la Audiencia Provincial, será clave el testimonio de los niños, ya que no hay pruebas de ADN ni restos de semen ni en los niños ni en sus ropas. Los cuatro menores, sin embargo, han tenido un complicado desarrollo psicosexual y de la personalidad, con comportamientos agresivos, nerviosos, miedo a dormir solos y con problemas de incontinencia.
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