Morente. Eurovillas VI
Residencial Nuevo
Principado
Hoy por hoy es de dominio público, notorio y constatable,
por lugareños y visitantes, el deterioro
que, desde el punto de vista urbanístico
residencial, viene experimentando el Paseo Río Nalón, por la tenacidad
municipal en afianzar su cambio de uso y
función, con el único propósito de hacerlo más rentable. Que genere más
beneficios. Quienes invirtieron en viviendas quedan al margen. El negocio es
restringido. Participan solo unos cuantos, vinculados a una actividad concreta
que se realiza sirviendo comidas en mitad de la calle. Así, como suena. Quienes
diariamente explotan seudo terrazas en las que todo cabe (las Normas están para
incumplirlas) no miran hacia arriba, hacia los residentes, que soportan ruidos,
humos, olores a cocina, bullicio callejero, golpes de mesas y sillas,…ni hacia
los lados, gente común que sale a pasear, arriba y abajo, una vuelta y otra
más, a lo largo de un PASEO. Por eso, después de tantos años ocupándolo casi en
su totalidad, expoliándolo de toda suerte de mobiliario público, especialmente
bancos, no estaban dispuestos a dar marcha atrás. En todo caso, ceder algo, un
poquito, pero no mucho. El Ayuntamiento ha dado con la fórmula ideal: “marcar” el espacio que no pueden invadir
los viandantes mediante representación grafica en el enlosado, en colores
rojo y azul, de una especie protegida en el Mar Menor: caballitos de mar. El
peatón que cruce esa línea, queda obligado a consumir. Otra más para el manual
de genialidades turísticas.
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