Informa: Juan Romero Díaz
El ilustre investigador Rodríguez Marin, recorriendo archivos parroquiales en Esquivias halló dos apellidos Ricote que habían fallecido los que llevaban tan sin dejar rastro, muchos años antes de que Cervantes contrajera numpcias con Catalina de Salazar (1.584) en dicho pueblo, que pronto abandonó y apenas conoció. Astrana Marín, en una exhaustiva búsqueda en los libros parroquiales de Esquivias, no halló partida alguna de bautismo o matrimonio en que Cervantes figurase como testigo o compadre. Es poco probable que tuviese noticias de esos dos Ricote y no concuerda con su ingenio poner su apellido como recuerdo a su destacado e impenetrable personaje.
Por el contrario, cuando escribió la segunda parte del Quijote, que es cuando sale a la luz Ricote, ocurrió un acontecimiento de resonancia nacional: la expulsión de los últimos moriscos que quedaban en España, los del Valle de Ricote. A pesar de ser conversos y de oponerse al bando de destierro la Orden de Santiago, la Inquisición y los “cristianos viejos”, Felipe II los envió al príncipe Filiberto de Saboya, general de la Mar, y en unión del Conde de Salazar se consumó la expulsión. Ricote quedó como un símbolo, además de ser el último bastión árabe. Y tal decisión tuvo la réplica cervantina en el patronímico Ricote que era a todas luces, el toponímico Valle de Ricote.
Fuente: Joaquín García Fernández. Fiestas de San Sebastian en Ricote. Diario La Verdad de Murcia. Viernes 17-1-1986.
Efemérides: IV Centenario expulsión moriscos Valle de Ricote, decreto real Felipe III, 19-X-1613 - 2013
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