El municipio apuesta por mostrar su patrimonio 'verde', que incluye algunos de los pinos más grandes del mundo, para evitar que se pierda
05.03.12 - 00:29 -
JOSÉ LUIS PIÑERO | MULA./ la Verdad
Solo hay que pasear por los parajes y campos del extenso municipio de Mula, 633 kilómetros cuadrados, para poder ver el tesoro natural que mantiene. Entre sus joyas particulares se encuentran árboles singulares, como algunos pinos carrascos, pinos piñoneros, plataneras, almendros, robles, encinas, tarays, olmos, madroños, latoneros, cipreses y enebros, los cuales son considerados como árboles monumentales debido a ciertos aspectos que presentan, como su edad, diámetro,...
Muchos de ellos se encuentran enfermos. Desgraciadamente hemos perdido algunos de ellos, como el desaparecido almendro de San Miguel, que tenía más de 400 años, o el Roble de las Lentejas (Casas Nuevas), el cual era milenario, el más longevo de la Región y el de mayor tronco, murió en 2005 por causas naturales. En este roble aún puede verse parte de su silueta, pero con precaución porque se caen las gigantescas ramas. Otros han sido intervenidos por la administración pública para frenar su deterioro, afortunadamente, pero hay que evitar su olvido.
Entre los árboles monumentales se encuentra el Pino de las Águilas. el pino carrasco el más antiguo y de mayor perímetro de tronco del mundo. Situado en el campo de Cagitán, tiene un perímetro de tronco de 6,3 metros (para abrazarlo se necesitan 6 personas con los brazos abiertos). Nació en torno a 1703, creciendo en plena Guerra de Sucesión de la Corona Española, cuando se instauró la Casa Borbón en España.
Su estado de conservación es malo, como nos ha constatado el estudiante de Biología Ángel Tomás Buitrago, quien indica que «presenta tumores, galerías de xilófagos, caída de rayos y ramas cortadas, aunque la administración le aplicó una limpieza y lo ha vallado, impidiendo pisar cerca de las raíces». Se cuenta que estaba prohibido disparar sobre el árbol, se tenía que disparar al aire para asustar a las rapaces y, una vez en vuelo, poder cazarlas. De ahí su nombre de Las Águilas.
Otro carrasco monumental es el Pino de la Celia, en Cagitán (carretera de Calasparra), con más de 20 metros de altura, 5,5 metros de perímetro de tronco, con unos 250 años de edad (durante el reinado de Carlos III, en plena Guerra de la Independencia Española) o el Pino del Puerto, cerca de Casas Nuevas, con 5,65 metros de perímetro de tronco y casi 18 de altura.
Otro árbol es el del Niño, un pino piñonero de 4,2 metros de perímetro de tronco y 15 de altura, situado en una propiedad privada, Villa Herrera, en el Niño de Mula. En esta pedanía también tenemos el latonero o almez de mayor perímetro de tronco de la región, 3,64 metros, el Almez del Niño, de unos 15 metros de altura.
Un gran ejemplo para observar la majestuosidad de los árboles monumentales es el Taray de las Ánimas, situado en Cagitán. Todos habéis visto los tarays en ramblas y ríos, pues ahora imaginad esos pequeños arbolitos con un tronco de 3,15 metros de perímetro y más de 5 metros de altura, que es lo que mide el Taray de las Ánimas. Es impresionante como han sobrevivido a las inclemencias del clima y, sobre todo, a nosotros.
Ángel Tomás Buitrago considera que «sería lo mejor para ellos que se realizaran rutas para verlos, dándolos a conocer y así la administración pública se obligaría a aplicar el saneamiento y preservación de estos monumentos vivos. Pues una vez dañados es casi imposible recuperarlos».
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