domingo, 5 de diciembre de 2010

MURCIA/ Fiscalía y las tres administraciones piden que el Cristo siga en el Castillo


El TSJ de Madrid da por concluido el procedimiento y podría tener lista la sentencia en el plazo de unas semanas 

05.12.10 - 03:25 -

Alea jacta est'. La suerte está echada. La Sala de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Superior de Justicia (TSJ) de Madrid ha declarado «concluso» el procedimiento iniciado hace unos meses por la Asociación Preminencia del Derecho, que reclama que el Cristo de Monteagudo sea desmontado y retirado de lo alto del castillo árabe, y ha abierto el trámite para «votación y fallo». Lo cual significa, en la práctica, que la resolución judicial por la que se decidirá la suerte de este monumento podría ser dictada en el plazo de unas semanas o, como mucho, en dos o tres meses, según confirman fuentes de este proceso. Una circunstancia que no conmoverá el corazón de piedra de la imponente estatua que desde hace medio siglo domina el paisaje de Murcia, pero que a buen seguro llevará la inquietud a los muchos murcianos que a principios de año tomaron parte en la que, sin duda, ha constituido la más amplia e intensa polémica ciudadana que se recuerda desde hace años.
La demanda judicial -antes se interpuso un recurso ante el Ministerio de Hacienda, como legal propietario de los restos árabes sobre los que se ubica el Cristo- fue formalmente presentada el pasado julio por la citada asociación, al frente de la cual están los abogados José Luis Mazón y Encarnación Martínez Segado. Estos basan su reivindicación en el artículo 16 de la Constitución Española, que declara la aconfesionalidad del Estado, y también en la denominada 'jurisprudencia Lautsi' del Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH), con sede en Estrasburgo, por la que se obligaba al Estado italiano a retirar los crucifijos de las aulas de los colegios públicos. La reclamación de los dos letrados murcianos provocó una tremenda controversia y la movilización de numerosos colectivos ciudadanos, que se conjuraron para tratar de evitar que la iniciativa pudiera prosperar.
Incluso el Ayuntamiento de Murcia aprobó el pasado 25 de febrero una moción, con los votos favorables de todos los concejales de PP y PSOE, mostrando su oposición a cualquier intento de desmontar la estatua e instando a la Comunidad Autónoma a incoar expediente para declararla Bien de Interés Cultural (BIC).
Al margen de las iniciativas políticas y ciudadanas, la causa abierta en el TSJ de Madrid, que es donde realmente se juega la suerte del monumento, ha acabado por tener seis partes personadas, además de la demandante Asociación Preminencia del Derecho. Se trata de la Fiscalía, la Abogacía del Estado (en representación del Ministerio de Hacienda), el Ayuntamiento de Murcia, la Comunidad Autónoma, la asociación Letrados por el Derecho y la Justicia (presidida por el abogado Marcos Baños Flores) y, por último, el letrado Diego de Ramón, quien actúa a título particular, «como permanente estudiante de Derecho y como católico» que presta a la causa «la inteligencia que me ha prestado Dios», y que asegura en su escrito de alegaciones no pretender «otro triunfo que la gloria del Creador (...), su resplandor, su tranquilidad, su paz y el amor hacia todos los que participamos en este pleito».
Todos contra uno, y uno...
Si a la anterior declaración de intenciones se añaden las no menos llamativas consideraciones que José Luis Mazón y Encarnación Martínez Segado vierten en su demanda -hablan de la «Murcia neocatólica y sus adheridos: los vergonzantes socialistas que por un puñado de votos venden sus principios laicos», o de la «batasuna católica que no condena las amenazas de muerte» que les fueron dirigidas a ambos letrados-, se entenderá que no se está ante un pleito común y corriente y que el clima de tensión que surgió hace unos meses, al conocerse la iniciativa legal, bien puede volver a reproducirse sin demasiado esfuerzo.
Una situación poco cómoda para los letrados Mazón y Martínez Segado, que no han hallado -tampoco lo esperaban- el apoyo a sus pretensiones por alguna de las otras partes personadas en el procedimiento. Así, Ministerio Fiscal, Abogacía del Estado, Comunidad Autónoma, Ayuntamiento de Murcia y los dos juristas reseñados coinciden en que el Sagrado Corazón de Jesús debe seguir sobre los restos del castillo árabe del siglo XI. Y, del mismo modo, coinciden en la mayor parte de los argumentos: la presencia de símbolos católicos en lugares públicos no atenta contra la Constitución Española ni supone una agresión contra otras confesiones religiosas; la 'sentencia Lautsi' no es de aplicación en este caso, ya que se circunscribe a los crucifijos de las aulas y a la influencia que éstos puedan tener sobre niños cuya personalidad todavía no está formada, y el Cristo tiene por sí mismo un valor histórico y cultural que debe ser respetado, entre otras razones.
A modo de resumen de los planteamientos puede reproducirse la cita con la que la Fiscalía acaba sus alegaciones: «El hecho de que exista una neutralidad del Estado en materia de libertad religiosa no significa que los poderes públicos hayan de desarrollar una especie de persecución del fenómeno religioso, o de cualquier manifestación del fenómeno religioso». Al contrario, para Mazón y Martínez Segado lo que está en juego «es el predominio de la razón sobre las creencias y los dogmas», así como la constatación «de si somos por fin o no un Estado moderno».
La solución a tanto interrogante, en breve plazo. 'Alea jacta est'.

HISTORIA DEL SÍMBOLO

Año 1919. Alfonso XIII consagra oficialmente el culto al Sagrado Corazón de Jesús.
7 de agosto de 1919. Festividad de San Cayetano, patrón de Monteagudo. Colocación de la primera piedra.
16 de septiembre de 1919. Se aprueba que el autor sea el escultor José Planes.
16 de diciembre de 1923. José Planes concluye el boceto en Madrid.
31 de octubre de 1926. Inauguración del monumento.
11 de septiembre de 1936. El Ayuntamiento aprueba la moción del Partido Socialista para demoler la estatua.
24 de noviembre de 1936. Se ejecuta la voladura del Cristo con dinamita.
28 de octubre de 1951. Inauguración de la actual imagen del Sagrado Corazón de Jesús, obra del escultor Nicolás Martínez Ramón. Se construyó gracias a una cuestación popular. Mide catorce metros de altura y representa un Cristo sobre el globo terráqueo.

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