domingo, 5 de diciembre de 2010

Molina busca recuperar su huella industrial

El municipio apuesta por el turismo y las nuevas infraestructuras ante el declive de la actividad agrícola 

05.12.10 - 03:21 - 


Molina de Segura vive su particular encrucijada de cara a su futuro económico: necesita recuperar su huella industrial para no convertirse en una ciudad dormitorio debido, entre otras razones, a su proximidad con la capital, circunstancia que influye decisivamente en determinados sectores, sobre todo en el tejido comercial por la creciente implantación de grandes superficies contra las que difícilmente pueden competir los pequeños y medianos establecimientos.
Representantes de ámbitos políticos y empresariales rechazan de pleno esta posibilidad porque «Molina disfruta de una personalidad definida que le permite ser distinguida por su propia actividad», según afirma el empresario y presidente del Consejo Económico y Social, Juan Vicente Dávalos. A su juicio, el desarrollo cultural experimentado en los últimos años, le permite ejercer gran influencia en el desarrollo económico, social y cultural de la Región, «para la que ya es un referente».
El presidente de Asociación de Empresarios de Molina-Vega Media (Asemol), Diego Nicolás, cree que el municipio tiene suficiente masa empresarial y una diversificación importante. No obstante, el representante de esta asociación advierte que para evitar ser una ciudad dormitorio «que se nos consulte porque somos los que generamos empleo».
Frente a esta posición, el candidato socialista a la alcaldía, Antonio Gomariz, considera que el municipio sí «corre el peligro de convertirse en una ciudad dormitorio o en una ciudad dormida». Aduce que Molina perdió su «marca conservera» y hoy cuesta identificar su «marca emprendedora» en un ámbito regional y estatal competitivo. Desde su punto de vista, las transformaciones sociales y territoriales de las últimas décadas, mayoritariamente de iniciativa privada, «han difuminado la huella industrial agroalimentaria y la huella de los servicios públicos de proximidad, de atención a las personas, de las que Molina fue pionera».
Pese a que existen grandes firmas en sectores como las golosinas, artes gráficas, metalurgia, entre otras, no hay un enclave económico o tecnológico que marque el desarrollo local. El modelo Molina es el de una industria diversificada.
El sector servicios abarca en torno al 60 % de la actividad económica, pero no cuenta con condiciones especiales para hablar de una actividad concreta que marque la diferencia. Además, la crisis está azotando especialmente a este sector, que aglutina al 57% de los 5.992 parados con que se cerró noviembre.
El portavoz socialista cuestiona el modelo. Gomariz argumenta que la localidad ha pasado en los últimos años «de una marca de ciudad basada en el ladrillo, a una de ciencia, a otra de sanidad, a otra de cultura, a una de educación... Y en estos improvisados viajes se ha olvidado de quién es, de sus capacidades y de sus potencialidades».
La industria y el PIB
El alcalde, Eduardo Contreras, matiza estas consideraciones. Defiende un modelo basado en un desarrollo industrial «pujante». Recuerda que el Producto Interior Bruto (PIB) está asociado a la industria. «Consolidar primero la industria y ello dará lugar a una ciudad de servicios», indica. Pone el ejemplo del hospital de Molina, que además de ofrecer asistencia sanitaria, aporta trabajo directo e indirecto. Esta idea, que califica de «efecto retorno», la traslada a otros sectores que, aparentemente, no crean trabajo como el medio ambiente y la cultura, pero desde su punto de vista sí generan empleo estable.
Por esta razón Contreras hace una defensa a ultranza de determinados proyectos e infraestructuras que se han puesto en marcha en el municipio o están pendientes de hacerlo, como el teatro, la segunda biblioteca, los colegios, el conservatorio, los corredores ecológicos, los museos y, por supuesto, el enclave de la muralla árabe, que abrirá sus puertas en 2011.
«El verdadero desarrollo empresarial de futuro para Molina pasa por la potenciación de las empresas productivas, que son las que generan riqueza y puestos de trabajo estables», afirma Dávalos. Aduce que el tejido industrial es de carácter familiar, por lo que hay que profundizar en la cultura empresarial de la familia empresaria, «a fin de garantizar el desarrollo y continuidad de nuestras empresas».
Además de reclamar incentivos fiscales, sobre todo en tiempos de crisis, el presidente del CES defiende a Molina como «un pueblo donde abunda el espíritu emprendedor». Aclara que el empresariado precisa que, por parte de la administración local y la ciudadanía, «se le preste la máxima colaboración, evitando trabas y simplificando los trámites administrativos».
En este sentido, el presidente de Asemol indica que las administraciones deberían tener en cuenta a los empresarios a la hora de diseñar sus planes y políticas activas de empleo porque, a su juicio, el dinero que se está invirtiendo en formación no está dando los resultados apetecidos. «Los empresarios tendríamos que decir algo en relación con el destino de esas subvenciones», señala. ¿Por qué? «Porque los empresarios conocen dónde está la demanda, ya que son los que crean empleo».
Izquierda Unida plantea que es necesario aprovechar las oportunidades que se presentan, como la Ley de Dependencia, que puede ser una fuente de empleo estable. Su portavoz municipal, Chema Moreno, indica que otra de las propuestas son las fuentes de energía renovables, creando un parque polígono industrial dedicado a empresas del sector. La ayuda al cooperativismo social, la agricultura ecológica y la lucha contra el fracaso escolar son, a su juicio, las principales contribuciones que pueden solucionar este problema.
Una estrategia para recuperar su «huella» pasa por la I+D+i y la sociedad de la información, la lucha contra la exclusión social, la sostenibilidad o el capital humano. «Hagamos las cosas con estas bases y confiando en sectores como el agroalimentario, la vivienda y rehabilitación urbanas o los servicios de proximidad», plantea el socialista.
Según el alcalde, para el Ayuntamiento constituye un objetivo central la apuesta política por las personas y su potencial transformador de la sociedad en el ámbito local. Para ello, el Consistorio ha establecido como estrategia básica la inversión sostenida y creciente en la variable esencial del desarrollo sostenible: el Capital Humano, en base al cual se ha puesto en marcha un plan estratégico para el periodo 2010-2015.
Comercio «parado»
Mientras la agricultura es el sector que menos se ha resentido por la crisis y tiene una balanza comercial «más o menos positiva», según el alcalde, el tejido comercial del municipio está «parado» porque la gente no tiene poder adquisitivo, según corrobora la presidenta de la asociación Centro Comercial Abierto, Juana Carbonell. La representante de los comerciantes incide en varios aspectos claves para garantizar el futuro de este sector, como son la especialización de los establecimientos y el apoyo a las iniciativas de los jóvenes emprendedores.
El alcalde lanza una propuesta concreta. «Si apostamos por un desarrollo industrial para mejorar la aportación al PIB, hay que dar facilidades», señala. Por ello ha adelantado que convocará a los representantes de Asemol y de la CROEM, junto a los funcionarios, a unas jornadas que tratarán de buscar mecanismos para agilizar los trámites para abrir una empresa. «Si en vez de tardar siete meses, se tarda menos tiempo, mejor para todos».

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