La redada que la Policía realizó en un restaurante de Puente Tocinos se dirigía contra el 'clan de la Loles'
27.10.09 -
RICARDO FERNÁNDEZ MURCIA / La Verdad
27.10.09 -
RICARDO FERNÁNDEZ MURCIA / La Verdad
Hay amistades que te salvan y otras que te pierden. Lo ha aprendido en carne propia, a un elevado precio, un funcionario del centro penitenciario de Sangonera la Verde, a quien sus relaciones con miembros de un presunto clan de traficantes han conducido a acabar al otro lado de las rejas. De vigilar a los presos ha pasado, casi sin transición, a convertirse en uno de ellos.
La orden de prisión sin fianza contra el trabajador penitenciario fue dictada la semana pasada por el juez de guardia de Murcia, quien le imputa un supuesto delito de cohecho. Según distintas fuentes consultadas por La Verdad, el funcionario, de unos 40 años y cuya identidad no ha trascendido, mantendría una cierta amistad con personas relacionadas con un grupo histórico de traficantes de Murcia, conocido como el clan de la Loles, y habría ayudado a uno de sus integrantes mientras se encontraba encarcelado. En concreto, le habría hecho diversos favores como llevarle ropa y comida, saltándose los controles y el protocolo de la prisión, y le habría permitido realizar llamadas telefónicas al margen de las que le correspondían al interno.
Como muestra de reconocimiento por esas atenciones, los miembros del clan le habrían hecho diversos regalos al funcionario, al parecer no demasiado valiosos.
Pinchazos telefónicos
Las presuntas relaciones del trabajador penitenciario con los supuestos traficantes quedaron de manifiesto cuando agentes antidroga de la Jefatura Superior de Policía, que llevan años asestando golpes a ese clan, comenzaron a investigar a un grupo de sospechosos. Las intervenciones de sus teléfonos desvelaron que habían hecho algunos obsequios al funcionario, entre los que mencionaron un jamón, camisetas para sus hijos y otros presentes. También quedó de manifiesto que habían compartido algunas cenas y noches de copas.
De hecho, la detención del funcionario se produjo hace diez días, cuando un buen número de miembros del presunto clan de narcos se reunió en un conocido restaurante de Puente Tocinos. Los policías que les seguían el rastro tenían datos que apuntaban a que iban a celebrar la buena marcha del negocio y que allí, además, se iban a repartir cuantiosas gratificaciones, por lo que pensaron que iban a moverse importantes cantidades de dinero.
La redada, espectacular, movilizó a decenas de agentes -algunos con equipo de asalto- y causó conmoción entre los muchos clientes que se encontraban en el establecimiento en ese momento. Los policías no hallaron drogas ni grandes cantidades de dinero, como esperaban, pero hicieron una decena de detenciones.
Los arrestados, a quienes se le imputan delitos relacionados con el tráfico de drogas y también un delito de cohecho por los supuestos regalos al funcionario, fueron puestos horas después a disposición del juez de guardia, que ordenó el ingreso en prisión de ocho de ellos. El trabajador de prisiones se encuentra entre los encarcelados, imputado por cohecho.
La orden de prisión sin fianza contra el trabajador penitenciario fue dictada la semana pasada por el juez de guardia de Murcia, quien le imputa un supuesto delito de cohecho. Según distintas fuentes consultadas por La Verdad, el funcionario, de unos 40 años y cuya identidad no ha trascendido, mantendría una cierta amistad con personas relacionadas con un grupo histórico de traficantes de Murcia, conocido como el clan de la Loles, y habría ayudado a uno de sus integrantes mientras se encontraba encarcelado. En concreto, le habría hecho diversos favores como llevarle ropa y comida, saltándose los controles y el protocolo de la prisión, y le habría permitido realizar llamadas telefónicas al margen de las que le correspondían al interno.
Como muestra de reconocimiento por esas atenciones, los miembros del clan le habrían hecho diversos regalos al funcionario, al parecer no demasiado valiosos.
Pinchazos telefónicos
Las presuntas relaciones del trabajador penitenciario con los supuestos traficantes quedaron de manifiesto cuando agentes antidroga de la Jefatura Superior de Policía, que llevan años asestando golpes a ese clan, comenzaron a investigar a un grupo de sospechosos. Las intervenciones de sus teléfonos desvelaron que habían hecho algunos obsequios al funcionario, entre los que mencionaron un jamón, camisetas para sus hijos y otros presentes. También quedó de manifiesto que habían compartido algunas cenas y noches de copas.
De hecho, la detención del funcionario se produjo hace diez días, cuando un buen número de miembros del presunto clan de narcos se reunió en un conocido restaurante de Puente Tocinos. Los policías que les seguían el rastro tenían datos que apuntaban a que iban a celebrar la buena marcha del negocio y que allí, además, se iban a repartir cuantiosas gratificaciones, por lo que pensaron que iban a moverse importantes cantidades de dinero.
La redada, espectacular, movilizó a decenas de agentes -algunos con equipo de asalto- y causó conmoción entre los muchos clientes que se encontraban en el establecimiento en ese momento. Los policías no hallaron drogas ni grandes cantidades de dinero, como esperaban, pero hicieron una decena de detenciones.
Los arrestados, a quienes se le imputan delitos relacionados con el tráfico de drogas y también un delito de cohecho por los supuestos regalos al funcionario, fueron puestos horas después a disposición del juez de guardia, que ordenó el ingreso en prisión de ocho de ellos. El trabajador de prisiones se encuentra entre los encarcelados, imputado por cohecho.
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