
SOS Desaparecidos busca a 85 personas que un día dejaron sus hogares sin una explicación. A través de la web y las redes sociales, en cuatro años han ayudado a solucionar diez casos
ENRIQUE SOLER / La Opinión
A menudo vemos en televisión y leemos en prensa noticias relacionadas con la desaparición de una persona, que con el tiempo todo el mundo termina olvidando. Todos menos la familia que, angustiada, malvive el día a día sin llegar a encontrar en muchos casos respuesta, explicación alguna ni solución a su problema.
Fran Jiménez, técnico del 112, dedica su vida a ayudar a los demás. Primero decidió crear la página web www.sosdesaparecidos.es para que sirviera como canal de búsqueda a través de Internet de personas de las que no se sabía nada. Poco después llegó Joaquín Amills, el padre de Joaquín Fernández García, desaparecido hace 21 meses en Carboneras (Almería), un caso muy similar al de la joven sevillana Marta del Castillo. Amills vive con la angustia de no saber que ha sido del cadáver de su hijo mientras, según él, sus posibles asesinos están en libertad.
«Yo soy consciente de que cada día las posibilidades son menores, pero no por ello me rindo; cada día lucho más, con más coraje. Por mi hijo, por su inocencia y sensibilidad, debo luchar para que otros padres no sufran lo que tantos hemos sufrido porque ha terminado el tiempo de suplicar y de pedir arrodillados», explica el presidente de la asociación.
Desde hace unos meses se constituyeron en asociación, con sede en Caravaca, y hoy difunden a través de la web y de las distintas redes sociales como Facebook, Twitter y Tuenti de manera casi inmediata cualquier desaparición que se produce en España. Actualmente buscan a 85 personas de distintas nacionalidades en todo el mundo.
SOS Desaparecidos, además, esta enlazada con páginas similares en Europa y Estados Unidos y, según su fundador, la asociación tiene por objeto dar voz a los familiares de los desaparecidos, atender sus necesidades e intentar dar respuesta a las miles de preguntas que se les pasan por la cabeza en esos momentos tan duros.
Durante los cuatro años que la página está en funcionamiento han logrado encontrar a través de los canales de búsqueda a diez personas. «La alegría es inmensa, pero lo que más te satisface es el contacto con la familia», expresaba el promotor de la idea.
Según Fran Jiménez, la web no investiga los casos, sino que únicamente tiene una labor de difusión. Por eso, cuando encuentran alguna pista, contactan de manera inmediata con las fuerzas de seguridad.
Quieren una alerta Ámbar
Desde SOS Desaparecidos han pedido al ministerio del Interior que en España se cree un Código Ámbar similar al americano. Este tipo de alerta se puso en marcha en Estados Unidos a raíz de la desaparición de una menor y es un protocolo de difusión pública urgente. Según explica Jiménez, «a partir de ese momento, el Gobierno se dio cuenta de que si se movía muy rápido en la difusión de una desaparición, el cerco se cerraba de tal manera que la búsqueda daba sus frutos». Ellos ya han intentado que en España se instaure un sistema de alerta similar, «pero de momento no nos han hecho caso».
Cuando se activa un código Ámbar, que ellos tienen previsto para desapariciones de menores y personas enfermas que necesitan tratamiento médico, en tan solo tres días la foto de la persona se ha podido distribuir entre más de un millón de internautas, con lo que la posibilidad de encontrar a esas personas se multiplica.
Por el momento, la asociación la componen más de 14.000 cibervoluntarios y 500 personas asociadas de manera gratuita. «Se nos llena la boca al decir que el trabajo que realizamos es altruista: nosotros no cobramos por nada, únicamente queremos ayudar», dice Jiménez.

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