La adolescente que se lo llevó preguntó a sus amigos si tenía valor y finalmente decidió retornarlo por el revuelo que provocó el caso
10.04.10 - 00:56 -
ISABEL MATEO / La Verdad
La Semana de Pasión ha debido de servir para la reflexión y el arrepentimiento de la persona que sustrajo el broche de oro y esmeraldas de la Virgen Nuestra Señora de la Esperanza. El hurto se produjo entre los días 5 y 6 del pasado mes, en la iglesia Mayor de Santiago aprovechando que la talla había sido trasladada desde su camarín, a los pies del altar del Cristo de la Vida, con motivo de la preparación de la Semana Santa.
La joya, regalada en 2006 por el orfebre Eleuterio Aragón, apareció el miércoles por la tarde a los pies de la imagen, obra del escultor Ramón Cuenca. El broche fue encontrado por la presidenta de la talla, María Pla, quien manifestó desconocer la identidad de la persona que lo dejó allí, pero agradece «de corazón que haya aparecido», ya que tenía un valor sentimental al tratarse de un regalo del orfebre que realizo el trono con el que desfila la talla en la procesión de Martes Santo. «Me dio mucha alegría verlo de nuevo», añadió. A raíz del suceso, se debatió si la Virgen luciría de nuevo el broche en la iglesia, tomándose la decisión de ponérselo de nuevo, algo que ya hizo ayer por la tarde.
Una travesura adolescente
Según ha podido saber esta redacción, el hurto pudo deberse a la travesura de una menor de edad, que el sábado 6 de marzo por la mañana se encontraba en la iglesia acompañada de su hermana pequeña. La menor probablemente lo sustrajo sin conocer que se trataba de una joya, ya que fue preguntando por la tarde a un grupo de amigos «si era de oro o no» a lo que le contestaron «que creían que no».
Al conocer el revuelo que produjo la noticia y el alcance de lo sustraído, una de las adolescentes a la que se lo enseño supo que se trataba del broche que le había desaparecido a la Virgen y fue entonces a decirle que se trataba de una joya, y que lo devolviera inmediatamente. Al final la menor asustada de lo sucedido, decidió devolvérselo a la Virgen, esperando probablemente que pasara la Semana Santa para que la iglesia tuviera menos tránsito de feligreses, depositándolo en los pies de la talla.
10.04.10 - 00:56 -
ISABEL MATEO / La Verdad
La Semana de Pasión ha debido de servir para la reflexión y el arrepentimiento de la persona que sustrajo el broche de oro y esmeraldas de la Virgen Nuestra Señora de la Esperanza. El hurto se produjo entre los días 5 y 6 del pasado mes, en la iglesia Mayor de Santiago aprovechando que la talla había sido trasladada desde su camarín, a los pies del altar del Cristo de la Vida, con motivo de la preparación de la Semana Santa.
La joya, regalada en 2006 por el orfebre Eleuterio Aragón, apareció el miércoles por la tarde a los pies de la imagen, obra del escultor Ramón Cuenca. El broche fue encontrado por la presidenta de la talla, María Pla, quien manifestó desconocer la identidad de la persona que lo dejó allí, pero agradece «de corazón que haya aparecido», ya que tenía un valor sentimental al tratarse de un regalo del orfebre que realizo el trono con el que desfila la talla en la procesión de Martes Santo. «Me dio mucha alegría verlo de nuevo», añadió. A raíz del suceso, se debatió si la Virgen luciría de nuevo el broche en la iglesia, tomándose la decisión de ponérselo de nuevo, algo que ya hizo ayer por la tarde.
Una travesura adolescente
Según ha podido saber esta redacción, el hurto pudo deberse a la travesura de una menor de edad, que el sábado 6 de marzo por la mañana se encontraba en la iglesia acompañada de su hermana pequeña. La menor probablemente lo sustrajo sin conocer que se trataba de una joya, ya que fue preguntando por la tarde a un grupo de amigos «si era de oro o no» a lo que le contestaron «que creían que no».
Al conocer el revuelo que produjo la noticia y el alcance de lo sustraído, una de las adolescentes a la que se lo enseño supo que se trataba del broche que le había desaparecido a la Virgen y fue entonces a decirle que se trataba de una joya, y que lo devolviera inmediatamente. Al final la menor asustada de lo sucedido, decidió devolvérselo a la Virgen, esperando probablemente que pasara la Semana Santa para que la iglesia tuviera menos tránsito de feligreses, depositándolo en los pies de la talla.
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