La Verdad
Muchos militantes y cargos del PSRM-PSOE seguían ayer enarcando las cejas y poniendo los ojos como platos con la sola mención del nombre de Miguel Navarro. Unos continúan sin dar crédito a su detención e imputación, otros empiezan a reconocer que algo debió de hacer mal. Hay incluso quien hace tiempo que ya lo había condenado; son los que ahora afirman: «Se veía venir».
En el grupo del PSRM más próximo al ex alcalde lorquino crecía ayer, junto a la consternación que ha generado el caso, un sentimiento de malestar por el rápido anuncio de la apertura del expediente de expulsión por parte de la ejecutiva regional socialista que dirige Pedro Saura.
Algunos de los que así piensan forman parte de la dirección de la agrupación socialista de Lorca, una delegación que, con su secretario general a la cabeza, Diego Ferra, se reunión ayer en Murcia con la dirección regional del PSRM-PSOE para analizar el escándalo y su repercusión en el partido del municipio.
«Lo han tratado de forma cruel», indicaba uno de los dirigentes socialistas que mantiene buenas relaciones con Navarro. La ejecutiva socialista difundió el comunicado anunciando la apertura del expediente de expulsión al mediodía del martes, pocas horas después de la detención, cuando el ex alcalde aún no había prestado declaración ante el juez y, por consiguiente, se desconocía qué resolución iba a adoptar el juez al respecto.
«Fastidiado y tranquilo»
El secretario de Coordinación de la dirección socialista, Francisco Oñate, explicó ayer que la respuesta es la misma que se ha dado en similares ocasiones, y que «el modo de actuación y la doctrina es la que dicta la ejecutiva federal para estos casos». Oñate reiteró «el respeto de la dirección socialista a la actuación de la Justicia y a la presunción de inocencia de Miguel Navarro», al tiempo que expresó su deseo de que «los hechos se esclarezcan lo antes posible».
El secretario de Coordinación volvió a poner de manifiesto «la diferente forma de actuar del PP y el PSOE en situaciones como la actual, lo que supone que existan varios cargos públicos del PP imputados por diferentes delitos sin que su partido haya adoptado ninguna medida disciplinaria contra ellos».
Entre los socialistas que siguen apreciando y defendiendo a Miguel Navarro predomina la incredulidad. «Puede que cometiera algún error o que alguno de sus concejales abusara de su confianza, pero no me cabe en la cabeza que Miguel Navarro haya puesto el cazo o metido la mano en la caja. Eso es increíble», comentaba uno de sus viejos amigos.
El ex alcalde recibió ayer muchas muestras de apoyo a través del teléfono. Un relevante miembro del partido que consiguió hablar con él explicó que «se encuentra bien; fastidiado, pero tranquilo».
Durante su declaración en los juzgados de Lorca, el juez le interrogó por varias facturas de comidas y cenas abonadas con fondos públicos, pero que tuvieron lugar durante fines de semana. Navarro explicó esta coincidencia afirmando que él trabajaba de alcalde los siete días de la semana, incluidos sábados y domingos.
Entre los enemigos de Navarro, más de uno ayer recurrió al tópico comentario de «ya lo decía yo». Sin embargo, lo que algunos preveían era que le salpicara algún asunto urbanístico, dada la firme apuesta que hizo por este sector durante su alcaldía, no que le detuvieran por las facturas de unas comidas.
Muchos militantes y cargos del PSRM-PSOE seguían ayer enarcando las cejas y poniendo los ojos como platos con la sola mención del nombre de Miguel Navarro. Unos continúan sin dar crédito a su detención e imputación, otros empiezan a reconocer que algo debió de hacer mal. Hay incluso quien hace tiempo que ya lo había condenado; son los que ahora afirman: «Se veía venir».
En el grupo del PSRM más próximo al ex alcalde lorquino crecía ayer, junto a la consternación que ha generado el caso, un sentimiento de malestar por el rápido anuncio de la apertura del expediente de expulsión por parte de la ejecutiva regional socialista que dirige Pedro Saura.
Algunos de los que así piensan forman parte de la dirección de la agrupación socialista de Lorca, una delegación que, con su secretario general a la cabeza, Diego Ferra, se reunión ayer en Murcia con la dirección regional del PSRM-PSOE para analizar el escándalo y su repercusión en el partido del municipio.
«Lo han tratado de forma cruel», indicaba uno de los dirigentes socialistas que mantiene buenas relaciones con Navarro. La ejecutiva socialista difundió el comunicado anunciando la apertura del expediente de expulsión al mediodía del martes, pocas horas después de la detención, cuando el ex alcalde aún no había prestado declaración ante el juez y, por consiguiente, se desconocía qué resolución iba a adoptar el juez al respecto.
«Fastidiado y tranquilo»
El secretario de Coordinación de la dirección socialista, Francisco Oñate, explicó ayer que la respuesta es la misma que se ha dado en similares ocasiones, y que «el modo de actuación y la doctrina es la que dicta la ejecutiva federal para estos casos». Oñate reiteró «el respeto de la dirección socialista a la actuación de la Justicia y a la presunción de inocencia de Miguel Navarro», al tiempo que expresó su deseo de que «los hechos se esclarezcan lo antes posible».
El secretario de Coordinación volvió a poner de manifiesto «la diferente forma de actuar del PP y el PSOE en situaciones como la actual, lo que supone que existan varios cargos públicos del PP imputados por diferentes delitos sin que su partido haya adoptado ninguna medida disciplinaria contra ellos».
Entre los socialistas que siguen apreciando y defendiendo a Miguel Navarro predomina la incredulidad. «Puede que cometiera algún error o que alguno de sus concejales abusara de su confianza, pero no me cabe en la cabeza que Miguel Navarro haya puesto el cazo o metido la mano en la caja. Eso es increíble», comentaba uno de sus viejos amigos.
El ex alcalde recibió ayer muchas muestras de apoyo a través del teléfono. Un relevante miembro del partido que consiguió hablar con él explicó que «se encuentra bien; fastidiado, pero tranquilo».
Durante su declaración en los juzgados de Lorca, el juez le interrogó por varias facturas de comidas y cenas abonadas con fondos públicos, pero que tuvieron lugar durante fines de semana. Navarro explicó esta coincidencia afirmando que él trabajaba de alcalde los siete días de la semana, incluidos sábados y domingos.
Entre los enemigos de Navarro, más de uno ayer recurrió al tópico comentario de «ya lo decía yo». Sin embargo, lo que algunos preveían era que le salpicara algún asunto urbanístico, dada la firme apuesta que hizo por este sector durante su alcaldía, no que le detuvieran por las facturas de unas comidas.
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