sábado, 2 de enero de 2010

Molina de Segura: Ángel se queda en la parada

La Verdad
- La plataforma elevadora «está siempre averiada y no hacen caso de las reclamaciones».
- Un vecino discapacitado denuncia el mal funcionamiento de la rampa del autobús público.

Ángel García Jiménez está harto de quedarse en tierra o de tener que esperar dos horas para tomar un autobús que le lleve desde Molina a Murcia porque las plataformas elevadoras de sillas de ruedas para personas con discapacidad física «no funcionan en infinidad de ocasiones, por no decir casi nunca», explica este vecino afectado. El hombre, que realiza con frecuencia este recorrido, depende del transporte urbano para desplazarse hasta la capital, y en las últimas ocasiones en que lo ha intentado se ha visto obligado a coger un taxi.
Impotente ante la falta de respuesta, el vecino afectado ha informado de su problema a la empresa Latbus, a la Dirección General de Consumo de la Comunidad y al propio Ayuntamiento, al que pide que, como arrendador del servicio, realice las revisiones oportunas para comprobar que las rampas y todos los servicios al público funcionan correctamente.
Ángel, que tiene una pierna amputada, también se ha dirigido al colectivo de discapacitados físicos, ya que este problema, asegura, lo vienen sufriendo desde hace tiempo todas las personas con minusvalía, no sólo él.
Cuando protesta, los conductores de los vehículos y la propia empresa de autobuses le responden que las plataformas que llevan incorporados los vehículos interurbanos de la compañía concesionaria de autobús «son elementos muy sensibles y que se estropean con mucha asiduidad». El discapacitado ha tenido, incluso, que escuchar que el problema sólo afecta «a una minoría».
La gota que colmó el vaso de los dos años que Angel García viene sufriendo estos «desmanes» con el servicio de transporte público se produjo el pasado domingo, 27 de diciembre, cuando tuvo que tomar un taxi tanto en el viaje de ida como en el de vuelta a Murcia, a las 16.30 y 21.30 horas, porque las rampas elevadoras para las sillas de minusválidos de los dos autobuses que trató de utilizar para viajar estaban averiadas.
El hombre asegura que fue el propio conductor del vehículo quien le aconsejó «que tomara un taxi y luego le pasara la factura a Latbus», asegura.
Sin solución
El vecino de Molina de Segura siguió las instrucciones del chófer del autobús, pero los resultados no fueron los esperados. Cuando llevó a las oficinas de la compañía de autobuses la factura de los dos servicios de taxi, que adjuntó a la copia de la reclamación remitida a las instituciones citadas, le dijeron que no podían abonársela. «Y lo que es más grave: no aportaron ninguna solución para este colectivo», añade.
Este periódico ha intentado ponerse en contacto con la empresa Latbus, pero no ha recibido respuesta hasta la fecha.

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